Sochi y la comunidad LGBT
En junio del año pasado, el parlamento de Rusia aprobó una ley que prohibiría, a nivel nacional, la distribución de “propagando de relaciones sexuales no tradicionales”, en lo que fue la culminación de una ola de discriminación hacia la comunidad de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales (LGBT) que había inundado la nación desde hace varios años y ha incrementado desde la promulgación de la nueva regla.
Ana Paulina ValenciaEn junio del año pasado, el parlamento de Rusia aprobó una ley que prohibiría, a nivel nacional, la distribución de “propagando de relaciones sexuales no tradicionales”, en lo que fue la culminación de una ola de discriminación hacia la comunidad de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales (LGBT) que había inundado la nación desde hace varios años y ha incrementado desde la promulgación de la nueva regla.
Por ello, activistas por los Derechos Humanos están preocupados por la forma en que las autoridades rusas buscarán garantizar el ejercicio de esta ley durante los Olímpicos de invierno en Sochi, que espera atraer a cerca de un millón de asistentes.
Algunos de los defensores de los derechos LGBT, ven la ceremonia de inauguración como una oportunidad de llamar la atención hacia el problema de la discriminación, pero podrían encontrarse en una situación de peligro.
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, mencionó en una entrevista el mes pasado que no existe peligro para las “personas con esta orientación no tradicional”, pero pidió que se mantuvieran alejado de los niños, sugiriendo que liga la homosexualidad a conductas como la pedofilia.
“Pueden sentirse relajados y calmados, pero dejen a los niños solos, por favor”, expresó.
Los comentarios del gobierno no han ayudado a aminorar las preocupaciones.
“Al ignorar la retórica homofóbica llena de odio y violencia, las autoridades rusas mandan el peligroso mensaje de que no hay nada malo en atacar a personas homosexuales”, manifestó en un comunicado Tanya Cooper, que es investigadora sobre Derechos Humanos, “y lo hacen precisamente cuando el mundo está a punto de llegar a su puerta”.
Uno de los grandes problemas es la ambigüedad de la ley, que no define claramente qué es considerado propaganda. Chris Murphy, senador del Subcomité de Asuntos Europeos, explicó a ESPN que “los rusos han desdibujado las líneas que definen qué comportamiento se puede ver como criminal, y no podemos determinar con certeza qué conductas serán consideradas ilegales”.
Aunque expertos opinan que “no habrá un gran apetito por aplicar esta ley” con los ojos del mundo sobre ellos, esto resulta preocupante para los defensores de la comunidad LGBT.
“Creo que el verdadero peligro es que Rusia ponga un show las próximas semanas”, declaró a Buzzfeed Michael Cole-Schwarts, director de comunicación de Human Rights Campaign y cuando termine la comunidad LGBT que se quede en Rusia permanezca en peligro y el mundo no tenga la oportunidad de conocer la realidad”.