Hay niños que al ver publicidad en la televisión –o en las redes sociales– caen en las trampas de la mercadotecnia y se “dejan llevar” con sus peticiones y cartas navideñas.
Mientras que otros no solamente viven en situación de hambre y/o pobreza extrema, sino que la Navidad pasa como cualquier temporada o día del año: sobreviviendo.
Tampoco se trata de privar a los pequeños de recibir obsequios en esta época del año, sino de enseñarles la empatía, la solidaridad y la importancia de valorar lo que se tiene, así como la grandeza de compartir.
De acuerdo a expertos en psicología de Guía Infantil, hacerles demasiados regalos es contraproducente porque los sobreestimula, provocando que ellos pierdan la atención en todos los obsequios (es clásico que un niño se enfoque en un solo juguete de todos los que recibe e inclusive se entretenga hasta con el empaque del mismo).
El excesivo estímulo positivo y de efecto placebo hace que su capacidad de asombro disminuya y que pierda la tolerancia a la frustración, pues se acostumbra a tener lo que quiera, cuando quiera.
El exceso de premios, obsequios y caprichos dan lugar al Síndrome del Niño Hiperregalado, que también puede causar que tengan menos imaginación y que no se conformen con lo que tienen.
En esta época resaltan las actitudes y prácticas de los narcisistas, quienes se lucen y obsequian artículos de edición limitada o difíciles de conseguir, con tal de hacer notar como “únicos”.
“Es como si, al regalar, los narcisistas intentaran que los que le rodean fueran tan especiales como se consideran ellos”, según Aiden Gregg, experto de la Universidad Southampton, en Reino Unido.
Además, los especialistas señalan que el 80 por ciento de los infantes recibe 10 veces más regalos que los que realmente necesitan.
Felices los cuatro
La mejor opción para que los niños entiendan y valoren el significado de los obsequios es la llamada “Regla de los Cuatro Regalos”, que como su nombre lo dice recomienda que se les proporcionen solamente cuatro regalos: algo que deseen con gran ilusión, algo que realmente necesiten, algo cultural (música, arte o lectura) y, finalmente, algo que les sea útil (por lo general ropa o calzado).