Muchas personas aún creen que el ácido fólico es exclusivo para las mujeres, pero esa ideas no puede estar más equivocada.
La ingesta de esa vitamina no sirve sólo para que las mujeres embarazadas tengan menos riesgos de que sus bebés nazcan con alguna enfermedad, de hecho, la importancia del ácido fólico empieza desde que hombres y mujeres tienen contemplado traer un hijo al mundo.
Las mujeres, a pesar de ser las que durante nueves meses viven el proceso de gestación, no son las únicas que necesitan tomar una pastilla de esa vitamina para estar listas. Los hombres, si quieres asegurarse de tener espermatozoides sanos y fuertes, también deberían tomar ácido fólico.
La ingesta de ácido fólico por parte de los hombres cuando la pareja busca un embarazo es importante, ya que se ha descubierto que ayuda a mejorar la movilidad y morfología de los espermatozoides, señaló el instituto especializado en fertilidad Ivinsemer.
El director médico de Ivinsemer, Mario Sergio Cristo Aguirre, también recomendó que el varón consuma suplementos vitamínicos y aumente sus cantidades de legumbres, porque es donde se encuentra de forma natural el ácido fólico.
La producción de espermatozoides es cada 72 días, según el especialista, pero el cansancio, el estrés y una mala dieta, pueden provocar producirlos débiles o deformes, y en estos casos el ácido fólico ayuda a mejorar su calidad.
El director médico de Invisemer destacó que la población debe conocer que la mala alimentación interfiere en la capacidad reproductiva de la pareja y ocasiona problemas de tipo metabólico como la diabetes y resistencia a la insulina.
Mencionó que cuando la pareja logra un embarazo de forma natural, o a través de técnicas de reproducción asistida, es importante cuidar el peso.
Añadió que un rango normal de aumento de peso es de ocho a 12 kilogramos en la mujer, el cual podrá bajar nuevamente después del parto.
Si la ganancia de peso es mayor, se considera sobrepeso y las consecuencias son varias, como la alteración de la circulación materno-infantil, intercambio de nutrientes a nivel de placenta, donde el médico debe monitorear a la madre y al bebé para decidir si es necesaria una cesárea, así como el riesgo de diabetes gestacional.
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