El astrofísico británico Stephen Hawking murió hace un año y dejó a sus colegas con preguntas sobre el Universo que tal vez él pudo responder; sin embargo, la vida continuó y las teorías que se pausaron por su ausencia, como la Radiación de Hawking, se seguirán desarrollando, pero siempre con el inglés como inspiración.
En su libro Breve historia del tiempo: del Big Bang hasta los agujeros negros (1988), Hawking reveló que había agradecido ser amante de la física teórica, ya que su estado de salud le impedía realizar otro tipo de actividades que no abarcaran sólo pensar hasta su máxima capacidad.
A los 21 años, el inglés fue diagnosticado con Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), haciendo que su médico le advirtiera que tendría sólo un par de años de vida. Sin embargo, él siguió haciendo lo que mejor sabía, estudiar, una actividad muy común en su casa, así lo afirmó él mismo en Breve historia de mi vida (2003).
Pero el par de años que se supone sólo tenía de vida pasaron y el físico siguió creciendo de manera profesional, aunque con algunas complicaciones motrices que no le impidieron desarrollar hipótesis sobre los agujeros negros, la relatividad y el Universo en general, estudios que aún están vigentes.
Saúl Ramos Sánchez, investigador titular del Instituto de Física de la UNAM, confiesa que un año es aún poco tiempo para poder confirmar que en el campo de la física o la ciencia en general ha cambiado algo desde que Stephen Hawking murió. “Las investigaciones como en las que él trabajaba requieren de muchos años de análisis y estudio para que puedan tener un avance rescatable”.
En entrevista, el académico declara que aunque la pérdida de Hawking sí fue dolorosa para la comunidad científica, no se está hablando de alguien como Albert Einstein o Isaac Newton, dos estudiosos que el propio Stephen analizó para completar sus investigaciones, como la Teoría de la Relatividad General.
“Con su tono, su lenguaje y su forma de ser, nos transmitió algo que muchas personas estamos deseosas de entender, como lo que la ciencia nos podía ofrecer, de dónde venimos y a dónde vamos”, agrega Ramos.
Además, comenta que las bromas que el inglés hacía se llegaban a enfocar incluso en su estado de salud y en algunas de las cosas que podía hacer antes. Ramos Sánchez detalla que una de las contribuciones que Hawking le dejó al mundo, además del aspecto científico, fue lo social, lo cual representaba como un héroe, siendo ejemplo de que nada es imposible. “La gente lo veía y decía ‘yo también puedo’”.
En ese sentido, Ávila-Reese indica que en el aspecto humano, con su enfermedad, Hawking demostró que lo intelectual está sobre lo material, sobre las limitaciones que la vida puede llegar a presentar ante la gente.
“Muchas personas que están con enfermedad terminal, tiran la toalla, lo que él hizo, y sigue haciendo a pesar de su muerte, fue dar un ejemplo de vida. Luego de detectársele ELA, Hawking siguió trabajando, tuvo una vida personal con quien fuera su esposa, tuvo hijos, y sobrepasó el lapso que tenía de vida”, agrega Alfredo Sandoval, doctor en Física de la Universidad Iberoamericana.
¿Otro Hawking?
La vida científica no volverá a encontrar a otro físico como lo fue Stephen Hawking, así lo confirma el doctor Sandoval, argumentando que aunque sí hay grandes investigadores que se han dedicado a estudiar las mismas áreas que el inglés, no ha habido otra persona con las mismas circunstancias.
Saúl Ramos Sánchez, por su parte, señala que otra de las cualidades que hacía diferente a Hawking y que no es tan común encontrar en otras personas, es su don por preguntar. A Stephen, según el investigador de la UNAM, le gustaba formularse preguntas en forma de apuesta, esperando que eso lo llevara a iniciar una investigación específica.
El investigador asegura que Hawking logró desarrollar el estudio de los agujeros negros gracias a la ciencia básica: preguntar por y para todo. “Este tipo de cuestionamientos son la guía de la humanidad”, admite Ramos.
Para los académicos, Stephen Hawking pasó a la historia como un héroe de la ciencia, gracias a la Radiación de Hawking (que es la comprobación matemática de que a pesar de que creemos que los agujeros son negros, en realidad emiten luz) y la comunicación que podía llegar a tener con sus seguidores, los cuales abarcaban desde colegas expertos en física hasta gente sólo lectora de la ciencia.