Una hamburguesa in vitro

Catalogada como la más cara del mundo –su producción costó casi 300 mil dólares– la primera hamburguesa creada en un laboratorio fue presentada en Londres, este lunes.

Por ahora su precio no es rentable para que se comercialice a nivel masivo. Además no incluye ni papás, ni refresco como se bromeó en redes sociales, pero esta hamburguesa podría convertirse en el líder de la comida rápida en los próximos 10 años.

María Alesandra Pámanes María Alesandra Pámanes Publicado el
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20 mil
hebras de carne in vitro se utilizaron para una hamburguesa de 140 gramos
https://www.youtube.com/watch?v=qSktLMDPGqg

Catalogada como la más cara del mundo –su producción costó casi 300 mil dólares– la primera hamburguesa creada en un laboratorio fue presentada en Londres, este lunes.

Por ahora su precio no es rentable para que se comercialice a nivel masivo. Además no incluye ni papás, ni refresco como se bromeó en redes sociales, pero esta hamburguesa podría convertirse en el líder de la comida rápida en los próximos 10 años.

La carne in vitro fue creada a partir de células madre de tejido vacuno y así como se prepara la carne para una hamburguesa tradicional se le agregaron ingredientes, pero a esta mezcla se le combinó huevo deshidratado, sal, jugo de remolacha roja, azafrán y pan molido.

Mark Post y su equipo de científicos de la Universidad de Maastricht, en Holanda, fueron los encargados en crear la carne a partir de las células madre de tejido muscular de vacas orgánicas. El proyecto está respaldado por cinco años de investigación.

“Nuestra hamburguesa está hecha de células de músculos tomadas de una vaca. Nosotros no las hemos alterado de ninguna forma”, comentó Mark Post.

Post y su equipo esperan que este invento científico y culinario sea de gran ayuda para combatir la crisis alimentaria y el cambio climático.

Detrás de este proyecto, está Serguei Brin, cofundador del Google, quien dijo haber financiado este experimento dada su preocupación por el bienestar de los animales.

Medida sustentable emergente

Esta hamburguesa no solo reduce el sufrimiento animal, sino que podría contribuir al impacto ambiental de la ganadería, ya que la “carne del futuro” –como la describieron durante su presentación– disminuiría las emisiones de gases de efecto invernadero en el planeta.

Actualmente, el sector ganadero genera 20 por ciento más de emisiones de gases de efecto invernadero que la industria de transporte, a nivel mundial. De hecho, es una de las industrias más contaminantes en el mundo.

Además, se trata de una carne hecha con proteína, a la que se le considera más segura, saludable y magra que la tradicional, debido a que no contiene grasa.

Para los defensores de los animales esto también se traduce en una alternativa prolífera, pues se podría llevar una dieta carnívora, sin sacrificar miles de vacas.

Y qué decir de la energía y el agua que se podrían ahorrar a nivel global, de acuerdo la Fundación para la Educación del Agua, para obtener un kilo de carne de res se necesitan casi 21,000 litros de agua. Sin contar el resto de ingredientes que lleva una hamburguesa.

Para producir un kilo de tomate, por ejemplo, se requieren casi 160 litros de agua.

Mark Post y los entusiastas de este proyecto confían en que el costo de elaboración de esta hamburguesa se reduzca conforme se produzca a nivel industrial y se venda en los supermercados.

Pero para que eso suceda, esta carne “de probeta” tiene que pasar por los controles reguladores de los alimentos y se declare que es apta para ser consumida por humanos.

Se estima que esta carne llegue a los supermercados –y se comercialice a nivel masivo– en los próximos 10 a 15 años.

Esta alternativa de producción de carne se suma a la creación de carne sintética que, según un estudio del 2011 –llevado a cabo por la Universidad de Oxford–, para producirse solamente requiere del 1 por ciento de la tierra y cuatro por ciento del agua que utiliza la ganadería actualmente.

Carne para abastecer al mundo

La demanda de carne en el mundo se duplicará para el año 2050, según las estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Siendo esto una consecuencia de la clase media emergente en China y otros países en desarrollo.

Amar Toor de The Verge estipuló que la demanda de carne a nivel mundial “se ha ido incrementando dramáticamente en paralelo con los niveles de población”.

Hace 50 años, el consumo de carne oscilaba las 70 millones de toneladas. Tan solo hasta el 2007, el consumo alcanzó los 268 millones de toneladas.

La ONU informó que se espera que la población mundial alcance una cifra de 9.6 mil millones de personas para el año 2050. Esto pondrá presión adicional “sobre los suministros –y recursos– de alimentos a nivel mundial, particularmente en la (producción de) carne”, subrayó Toor.

Por lo que tratar de abastecer a la creciente población del mundo con los métodos tradicionales de agricultura, “será cada vez más difícil debido al cambio climático, la urbanización y los suministros de agua limitados”, enfatizó Amar Toor.

Los paladares quieren grasa

Esta carne creada en el laboratorio tiene una muy buena consistencia y su textura es suave, pero, pese a que se le agregaron condimentos, su sabor no es igual que la tradicional, esto por la falta de grasa.

Los dos degustadores voluntarios fueron Hanni Ruetzler, nutricionista austriaca y el periodista estadounidense Josh Schonwald.

Ambos le quitaron el pan y los tomates a la hamburguesa para enfocarse en el sabor de la carne in vitro.

Hanni Ruetzler dijo que esta carne se parece mucho a la carne normal, “tiene un sabor intenso, cercano a la carne, no tiene jugo, le falta sal y pimienta”.

“No tiene grasa, es magra, pero se come como una hamburguesa convencional”, dijo Josh Schonwald.

Sin embargo, Stig Omholt, director de Biotecnología de la Universidad de Ciencias de la Vida de Noruega, dijo que “el sabor es el problema menos importante porque puede controlarse permitiendo que algunas de las células se desarrollen como células grasas”.

Un factor que se puede arreglar, pues Post y su equipo buscan agregarle grasa, pero también de una manera científica, orgánica y más saludable que la convencional.

Di no al McDonald’s, ¿sí al laboratorio? 

La hamburguesa in vitro también podría golpear los mercados de comida rápida. Sobre todo si se toma en cuenta que McDonald’s, cadena de restaurantes de comida rápida líder en el mundo, acaba de perder una demanda ante la campaña del Chef Jamie Oliver, uno de los más influyentes en el Reino Unido, la cual logró que se cambiara la receta con la que preparan sus hamburguesas. 

Oliver publicó la evidencia de que la grasa de la carne de sus famosas hamburguesas se lava con hidróxido de amonio. 

“Esa carne no era apta para consumo humano. Estamos hablando de carnes que hubieran sido vendidas como alimento para perros y después de este proceso se les sirve a seres humanos. Aparte de la calidad de la carne, el hidróxido de amonio es dañino para la salud”, dijo.

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