Una joya asiática de terror que marcará un antes y un después en tu vida

Kyung Chul arrojó el cuerpo descuartizado de una mujer al drenaje. Con algo menos que un parpadeo, su rostro parecía cambiar. Lo había disfrutado. Entonces sonrió. El terror había comenzado…para él.

Akmareul Boattda (I saw the devil), del cineasta Kim Ji-woon, fue censurada por el gobierno de Corea a causa de las abundantes escenas de violencia salpicadas de sangre. No obstante, tras su estreno la crítica la consideró una verdadera joya. Un antes y un después en el cine de terror asiático.

Con I saw the devil, traducida para Latinoamérica como Yo vi al diablo, Ji-woon materializa en la pantalla el deseo de venganza de varias personas que han perdido a un familiar como consecuencia de un asesinato a manos de un sádico y sanguinario depredador sexual.

¿DE QUÉ TRATA?:

La línea entre el bien y el mal comienza a desaparecer cuando un agente de la policía inicia la persecución del asesino en serie que mató brutalmente a su prometida embarazada.

LO BUENO: TERROR Y ELEGANCIA DE TODAS SUS PARTES

La crítica coreana escogió a I saw the devil como un precedente del cine de terror de aquel país. Decidieron otorgarle dicho reconocimiento como forma de agradecimiento de la elegancia que dicho filme rebosa en todas sus partes.

Desde la dirección hasta la fotografía, pasando por el guion y las actuaciones hasta llegar a los detalles que le otorgan una fuerza impresionante como lo son su banda sonora, iluminación, efectos especiales y cinematografía.

I saw the devil es un ejercicio de dirección casi pulcro. La historia corre velozmente y con cohesión, mientras que los elementos que conforman la producción están colocados con un cuidado que exhibe mucha elegancia.

El cineasta Kim Ji-woon realiza una película de terror bastante distinta de la tendencia. Descarta los clichés y se decanta por introducir subgéneros en varias de las secuencias que conforman la narrativa.

Gran parte de lo anterior se debe a la fotografía de su colega de confianza Lee Mo-Gae, quien a sus 48 años tiene una amplia experiencia en el cine. Y en esta cinta, en particular, incorpora el rojo, azul y amarillo en sus tonalidades más intensas para colorear secuencias de terror y suspenso.

Mientras que la iluminación es, en su mayoría, cálida y pocas veces se opta por dejarla a un lado. La elegancia también se nota en los planos que Kim Ji-woon y Lee Mo-Gae componen. Varios de estos tienen simetría, proporción y profundidad.

La cinematografía engrosa aún más la elegancia, pues los movimientos de cámara que se plantean son lineales y con propósito. Casi ninguno de estos desplazamientos, por el contrario, es sucio e inestable.

Pero nada de lo anterior destacaría en una película de terror si la historia no es buena. Y en I saw the devil el guion es fresco. La trama nos apropia y nos contagia del deseo de venganza de este agente de la policía que perdió a su esposa por culpa de un asesino.

Lo interesante de la historia es que además de ser emotiva y llena de suspenso, en esencia tiene mucho terror. Y ello se puede sentir en los efectos especiales que aportan una estética exacerbadamente sádica, pero nada cómica.

Ciertamente algunos recordarán a Quentin Tarantino en varias escenas; no obstante, Kim Ji-woon no se inclina por lo ridículo de la violencia, sino por lo gore de la misma. A mayor sangre, mayor violencia. A mayor suspenso, mayor terror.

LO MALO: DEBILITAMIENTO HACIA EL FINAL

Pero más allá de la elegancia que el largometraje surcoreano tiene en todas sus partes, la duración le juega en contra. Y es que el alargue de la historia se siente demasiado forzado y provoca que la tensión que la película imprime al espectador se debilite hacia su parte final.

RECOMENDACIÓN: 4.7 ESTRELLAS DE 5 (INDISPENSABLE PARA LOS CINÉFILOS)

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