Urge alzar la voz para detener la violencia

Jilani Jahangir, el hijo de la activista humanitaria Asma Jahangir, asegura que los crímenes de género deben salir a la luz pública para que el Estado tome acciones en contra de los culpables y además se detenga la injusticia que aqueja a México y al resto del mundo
Hidalgo Neira Hidalgo Neira Publicado el
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[kaltura-widget uiconfid=”39952882″ entryid=”0_y7s9jely” responsive=”true” hoveringControls=”false” width=”100%” height=”75%” /] Los feminicidios que aquejan a México son parte de la crisis de violencia extrema que se está sufriendo, llegando incluso a ser una discusión al interior de la ONU, ya que en julio pasado el organismo internacional pidió al país tipificar este crimen contra las mujeres a través del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés).

Solamente en el primer semestre del 2018 se registraron 402 feminicidios en todo el territorio nacional, así lo indicó el reporte Información delictiva y de emergencias con perspectiva de género, que emitió el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

Ante esta impactante estadística y la constante impunidad contra los homicidios de género, es necesario seguir alzando la voz, manteniendo los reclamos al gobierno para que la inconformidad esté latente ante los poderes del Estado.

“Creo que hay una responsabilidad del Estado y de las personas al traer esta gran injusticia a luz y mostrarla al resto de la gente (…) creo que la mentalidad de las personas tiene que cambiar y la mejor manera de hacerlo es a través del diálogo”, comenta Jilani Jahangir, en entrevista para Reporte Índigo.

Jilani es hijo de Asma Jahangir, una mujer que fue defensora de derechos humanos en Paquistán durante gran parte de su vida. La también abogada falleció el 11 de febrero de 2018, a la edad de 66 años.

Su hijo, de 32 años, estuvo en México para recibir un reconocimiento póstumo a su madre por parte del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), debido a su labor humanitaria en defensa de las minorías en su país natal.

“En Paquistán tenemos un problema masivo de asesinatos, no estoy seguro de si ustedes lo saben, pero por ejemplo, si una mujer decide casarse sin el permiso de sus padres, o si ellos no están felices por ello, o no quieren que se case y ella decide ir en contra de su voluntad y hacerlo, la matan y este es un problema rampante”
Jilani JahangirActivista

Evolución y equidad del #MeToo

El caso de Harvey Weinstein desató al fin una oleada masiva de reclamos a favor de la igualdad de género, además de detener las extorsiones sexuales en distintos niveles culturales en el mundo, hace un año y con ese suceso despuntó #MeToo en redes sociales.

Después de ese despertar, el movimiento debe crecer hacia la inclusión de las mujeres y darles una verdadera participación ecuánime en todos los sectores sociales, al menos ese avance es el que vislumbra Jahangir.

“Ciertamente tiene que evolucionar y creo que el siguiente paso debería ser realmente el apoyar a las mujeres, en el sentido de que tenemos que darnos cuenta de que ellas tienen un conjunto de prioridades y en muchos casos tienen que balancear su vida familiar con su trabajo, y si nosotros como hombres no las apoyamos con eso, estamos fallando como sociedad”, explica el defensor de derechos humanos.

El paquistaní argumenta que es momento de que los hombres dejen de comportarse como victimarios, y también se hagan responsables de auxiliar a las mujeres con las tareas que deberían de ser de una familia en conjunto.

“Olvidamos que el trabajo más grande es hecho por las mujeres cuando cuidan de la familia, y cuando se nos dice a los hombres que nos hagamos cargo de nuestros hijos, es que nos damos cuenta lo difícil que es. No es un trabajo de medio tiempo, es un trabajo de tiempo completo, nos tenemos que dar cuenta de eso y por eso tenemos que apoyarlo”, añade Jahangir.

El libre discurso, en opacidad

Actualmente la libertad de expresión ha tomado distintos matices por cómo se percibe la realidad en redes sociales, en las noticias y en la cotidianidad, respecto de si esto es efectivo en Paquistán, Jahangir dice que aún hay trabajo por hacer.

“Es una zona muy gris en nuestro país, desafortunadamente hay muchas voces que permanecen en silencio, a pesar de que tal vez deberían de hablar y algunas de las razones por las que permanecen calladas es por las amenazas que enfrentan”, agrega.

Asma Jahangir fue, hasta su muerte, una relatora especial de los derechos humanos en Irán, y antes de eso fue la presidenta del Colegio de Abogados del Tribunal Supremo de Pakistán, su opinión tuvo repercusión en distintos niveles gubernamentales, llegando a estar en prisión por manifestarse en contra de los regímenes autoritarios paquistaníes

“De alguna manera ella hizo tanto trabajo por la marginación, había una voz interior diciéndole que mirara hacia delante y que hiciera lo que quisiera, porque nada iba a pasarle, porque los rezos de las personas estaban con ella, por eso continuó haciéndolo y realmente espero que haya gente en nuestro país, en México y globalmente, que continúen diciendo lo que piensan, lo que es importante y que se hagan valer sus principios sobre las injusticias”, puntualiza.

El encuentro con México

Asma Jahangir pisó suelo mexicano en el verano de 1999, cuando estuvo en Chiapas, en calidad de Relatora Especial de Ejecuciones Sumarias para constatar las denuncias de violaciones a los derechos humanos en el estado sureño.

En el informe que preparó para la ONU, Jahangir externó una preocupación por la violencia ocurrida en Guerrero, pero sobre todo por las matanzas impunes en Acteal y El Bosque, Chiapas, porque además los defensores de derechos humanos trabajaban con poca protección y en un clima de violencia.

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