Vampire Weekend: Himnos generacionales
Vampire Weekend tiene su trono en Nueva York. Tras la pausa de LCD Soundsystem y la fatiga al interior de The Strokes, este cuarteto se ha ganado su actual estatus como la banda reinante en esa ciudad.
Sus dominios se perciben desde la imponente portada de su tercer disco, el excelentemente titulado "Modern vampires of the city" (MVOTC), en el cual la banda le da sonido a una ciudad y sus preocupaciones vistas desde las alturas.
Esteban Castrohttp://indigo-video.s3.amazonaws.com/piensa/piensa-20130516-mty-02.mp4
Vampire Weekend tiene su trono en Nueva York. Tras la pausa de LCD Soundsystem y la fatiga al interior de The Strokes, este cuarteto se ha ganado su actual estatus como la banda reinante en esa ciudad.
Sus dominios se perciben desde la imponente portada de su tercer disco, el excelentemente titulado “Modern vampires of the city” (MVOTC), en el cual la banda le da sonido a una ciudad y sus preocupaciones vistas desde las alturas.
“Diane young”, el delirio rockabilly que es el primer sencillo del disco, deconstruye la intensa mentalidad de #YOLO y la enfrenta con sus consecuencias inmediatas, ayudado por un discrecional uso de autotune en el coro.
La canción se enfoca de inmediato en los grandes temas del álbum: el fin de la juventud, las dudas espirituales y la toma de conciencia de que el tiempo de todo el mundo en este planeta es finito. No es casualidad que la acelerada dicción de Ezra Koenig, al decir el título de la canción, lo haga sonar más como dying young (morir joven).
Menciones sobre el paso del tiempo y sus efectos aparecen con una discreta furia en casi cada tema a través de las cerebrales letras de Koenig.
El gran logro del disco es envolver estos reflexivos temas en excelentes sonidos –generados por la producción de Ariel Rechtshaid y del multiinstrumentista de la banda, Rostam Batmanglij–, los cuales hacen que meditar sobre las letras sea una experiencia mucho más agradable.
“Modern vampires of the city” es “el gran álbum norteamericano” que The Killers ha tratado de grabar durante toda su carrera y nunca ha logrado a cabalidad. La diferencia es que mientras Brandon Flowers sigue mentalizado en que la idea de Norteamérica es la de las carreteras interminables y los himnos de la clase trabajadora a la Springsteen, Ezra Koenig se ha dado cuenta de que esas visiones tienen 30 años y que las nociones detrás de ese concepto se han vuelto más urbanas, enfocadas en la experiencia personal y mucho más multiculturales. En una sola palabra, más millennial.
El multiculturalismo de su sonido –el cual es más evidente en “Step”, un track que mezcla clavicordios con un coro sacado de una canción de rap– tiene como explicación más básica que la banda es en sí misma un claro melting pot neoyorquino. Un universo de influencias incluso en los orígenes de los miembros del grupo.
Aunado a esto, la visión de un mundo globalizado de la generación millennial, a la cual pertenecen los miembros de la banda, permite que dentro de un mismo disco puedan convivir un par de frases en francés, una historia sobre la Franja de Gaza y que se pueda hacer referencia con la misma confianza a la historia helénica que a tracks de The Rolling Stones.
La pieza central de MVOTC es “Ya hey”. El título cumple la doble función de hacer referencia al himno de Outkast de 2003 al revertir sus componentes y permitir de manera velada usar el nombre del dios de los israelitas (Yaweh) en el título de una canción.
El minimalista track, con su continuo ascenso rítmico que puede llevarte a que, sin darte cuenta, tengas los brazos levantados (o incluso el corazón siguiendo el ritmo hasta un clímax cimentado por un etéreo coro celestial en el fondo), está destinado a convertirse en el himno de la banda.
“Ya hey” está lejos de ser una alabanza divina, es más bien un resignado cuestionamiento sobre la existencia de un dios con cada vez menos seguidores y las dudas personales entre querer creer y no poder hacerlo. Es por eso que es apropiado que la experiencia religiosa más cercana para el protagonista de la canción se dé en el lugar donde la mayoría de los jóvenes millennials van a peregrinar cada año: un festival musical.
“Modern vampires of the city” tiene todo para ser uno de los mejores discos del año. No todas las bandas tienen la ambición de siquiera intentar crear el soundtrack de una generación. Vampire Weekend lo logra y hace que parezca fácil extraer del zeitgeist himnos generacionales.
Notas
(1) “If I can make it there, You know, I’m gonna make it just about anywhere”. Sinatra, F. (1977).
(2) Para los que no tienen menos de 30 años, “You only live once”.
(3) Breve Top 3 de letras sobre el irremediable paso del tiempo en MVOTC: “There’s a headstone right in front of you, and everyone I know” (Don’t lie), “Wisdom’s a gift, but you’d trade it for youth” (Step) y “Live my life in self-defense, you know I love the past cause I hate suspense” (Diane young).