La colocación de ventiladores gigantes para paliar los altos niveles de contaminación que no ceden en la Ciudad de México es una alternativa que se ha estudiado mucho, afirmó la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, en Palacio Nacional.
Sin embargo, añadió, para reducir la contaminación se tienen que atender problemáticas derivadas del uso de vehículos, industria y, recientemente, los incendios forestales… “Ahí es donde hay que ir para reducir emisiones”, sostuvo.
La idea se propuso cuando Alejandro Encinas era jefe de Gobierno de la capital (2005-2006) y en aquel entonces no se consideró viable.
En realidad, la idea nació del ingeniero Heberto Castillo, cuando durante su campaña para senador, por el Distrito Federal, realizó una serie de señalamientos destinados a preservar la ecología en la capital.
Entre las propuestas del ingeniero se encontraban los ventiladores ecológicos, que se construirían, según detalló el propio Castillo en una columna en el semanario Proceso, “con base en los principios que rigen la formación de torbellinos, remolinos, tornados y huracanes: una columna de aire caliente sumada a un movimiento de aire rotando alrededor de ella”.
“Hicimos entonces, Nicolás Grijalva y yo, un prototipo pequeño, elemental, de cartón. Una hornilla de estufa de gas en el piso calentaba el aire y al salir éste hacia arriba, por pesar menos que el aire frío que lo circundaba, hacía correr viento horizontal entre las seis paredes que incidían en el círculo donde se hallaba la hornilla. Ese pequeño ventilador elemental funcionaba”, detallaba en su colaboración.
Según el ingeniero, la construcción de los ventiladores gigantes para limpiar el aire fue considerado factible por el entonces Instituto de Ingeniería de la UNAM.
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