Ella se sabía inquieta desde pequeña, su hambre por expresarse fue alentada por su madre, quien le regaló un cuaderno. Lo único que podía hacer era volcar sus pensamientos en letras, plasmando ideas que desde un inicio serían transgresoras.
Ávida lectora desde la infancia, no se detuvo hasta llegar a la universidad donde se graduó en Artes con acentuación en Lengua Inglesa y justo un año antes de terminar sus estudios ganó el “Prix de Paris”, concurso de ensayo para la revista Vogue y a partir de ese momento su carrera comenzó a ascender.
Esta y muchas más anécdotas son las que comparte Joan Didion de viva voz en el documental “Joan Didion: el centro cede”, el cual es dirigido y producido por su sobrino Griffin Dunne. Actualmente este testimonial se encuentra disponible en Netflix.
“Ella promociona cosas de sus propios libros, pero a ella no le agrada ser interrogada por periodos muy largos de tiempo, por eso no le interesaba en primera instancia que un documental se hiciera de ella”, describe Dunne en entrevista para Reporte Indigo sobre lo que su tía pensaba de aparecer a cuadro.
La película tuvo su exhibición en el Festival de Cine de Nueva York y el inicio de su producción se remonta al 2014, cuando sus realizadores abrieron una campaña de fondeo en Kickstarter.com donde se lograron reunir 221 mil dólares de 3 mil 565 personas.
La intimidad que tiene Didion con su sobrino tras la lente es única, ya que la escritora habla de la vida que llevó al lado de su esposo el novelista John Gregory Dunne, además habla de cómo es que la mujer se involucró en coberturas como la guerrilla de El Salvador y su visión acerca de la comunidad cubana exiliada en Miami, Florida.
Didion al descubierto
El acervo fotográfico familiar es un recurso importante que se destaca en la película con duración de 94 minutos, además de que hablan frente a la lente personajes como Harrison Ford y amigos cercanos a Didion.
Dunne describe que entrevistó a la autora a lo largo de un solo día, pero aún así tuvo que recurrir a material de archivo de cuando ella era joven y conversó con otros periodistas.
“No quería traerla y entrevistarla más y más y más, ella no es ese tipo de persona, además ya es mayor, así que lo que hice fue regresar a su casa y grabarla en su departamento en su normalidad y de todo eso fueron aproximadamente ocho días”, recuerda.
La escritora no estaba encantada con la idea de que se hiciera un documental de su vida, pero al final le gustó el resultado del filme.
“Le di la opción de enseñarle un primer corte, que duraba tres horas, nunca los muestro a nadie normalmente pero quería darle la opción de que me dijera lo que quisiera, si lo odiaba o algo más, pero no pasó eso, ella se sintió complacida y emocionada de ver material de ella que nunca había visto”, comenta.
“Su dolor fue primero una experiencia solitaria en la que ella escribió para entender, así que escribió dos libros para saber que vivió, para entender el absoluto absurdo periodo de eventos que le pasaron”
Lidiando con la pérdida
La calma domina a la frágil mujer de 82 años de edad que cuida su tinte y maquillaje en las grabaciones hechas por Dunne, inclusive cuando Didion se abre por completo para hablar del fallecimiento de su esposo y su hija, quienes murieron en 2003 y 2005 respectivamente. Según su sobrino, la mujer nunca lloró a cuadro porque lidió con eso de manera privada.
“Su dolor fue primero una experiencia solitaria en la que ella escribió para entender –ella dice que siempre escribe para saber qué quiere decir– así que escribió dos libros para saber que vivió, para entender el absoluto absurdo periodo de eventos que le pasaron”, revela Dunne.
La autora publicó “The Year of Magical Thinking” en 2005 y sirvió como catarsis para el duelo de su marido, además de que el mismo año que falleció el también periodista, su hija enfermó.
Para su hija Quintana Roo Dunne preparó otro libro “Blue nights” el cual llegó a los anaqueles en 2011, en donde se debate acerca de la paternidad, ya que Quintana fue adoptada y cómo es que le sienta el envejecimiento.
En 2013 recibió de manos de Barack Obama la Medalla Nacional de las Artes, el más alto honor concedido a los ciudadanos estadounidenses que practican este rubro a lo largo de su vida.
A la escritora no le agradaba la idea de que se hiciera un documental de su vida, pero le gustó el resultado final de la producción a cargo de su sobrino Griffin Dunne
Editando los momentos familiares
El también productor dice que tiene suficiente material para haber realizado una miniserie, pero no se arrepiente de haber hecho un corte más reducido, teniendo que sacrificar horas de anécdotas personales.
“No sabía si era un documental solo de Joan o de John y Joan, digo era agradable hablar de mis padres, de mi hermana, de todos nosotros, de hablar de la gente que amamos, había muchas memorias, me gustaba, era genial escucharlo pero creo que no entraba en la cinta”, explica.
Gusto por Latinoamérica
Dunne se confiesa lector de autores latinoamericanos, especialmente de Roberto Bolaño, Carlos Fuentes y Octavio Paz, además de que recientemente estuvo en Colombia visitando el museo de Gabriel García Márquez.
“Mi madre es de Nogales (Sonora) y me encantan los escritores latinoamericanos y mexicanos, hay muy buena literatura. Nada me entusiasma más que los escritores en su país puedan apreciar este documental”, se sincera el cineasta.
Levantando el documental
Conseguir el financiamiento de la película no fue tarea fácil. La campaña en Kickstarter pasó por distintas etapas en las que ofrecieron artículos coleccionables para los potenciales aportadores, desde afiches especiales, bolsas conmemorativas, playeras y más.
La suma que los realizadores esperaban recaudar era de 80 mil dólares, pero a lo largo de un mes superaron la cifra por 141 mil 135 dólares.
