Si eres un asiduo corredor que no tiene problemas en adoptar nuevas tecnologías, seguramente apoyas tu rutina cardiovascular con el monitoreo GPS que ofrecen apps como Nike Running o MapMyRun.
Al final de cada sesión, estas aplicaciones nos ofrecen un resumen estadístico con el número de kilómetros recorridos, las calorías quemadas y un desglose del tiempo total. Esa información es almacenada y comparada con nuestras propias marcas, lo que nos permite saber qué áreas mejorar para la próxima.
Sin darnos cuenta, todos los días alimentamos a numerosas bases de datos con información aparentemente intrascendente como los kilómetros que corremos, las veces que escuchamos una canción o las búsquedas que hacemos en Google.
La recopilación y análisis de esa información vale mucho dinero y se ha convertido en una especie de nuevo tipo de moneda de la era digital. A gran escala, a ese complejo e ingente conjunto de datos se le conoce como Big Data y representa un área de creciente oportunidad para la publicidad, el comercio y la mejora de experiencias de usuario.
Por algo Facebook confirmó hace un par de días la construcción de un nuevo centro de datos en Altoona, Iowa, para poder procesar de manera más eficiente el tráfico y la cantidad de información que generan sus más de mil millones de usuarios. El proyecto tiene un valor inicial de 300 millones de dólares.
Y aunque la visualización de datos a nivel personal puede ser una excusa más para alimentar el ego digital (“¿cuántos seguidores gané y perdí hoy?”, “¿cuántos Likes me genera subir esta foto?”, etcétera), hay quienes creen que la medición de nuestras actividades nos podrían ayudar a tomar mejores decisiones para elevar nuestro nivel de vida.
‘Yo Cuantificado’
Gracias a la ubicuidad de gadgets y apps capaces de monitorear todo tipo de actividades, podemos recolectar datos sobre cada aspecto de nuestro estilo de vida con exactitud: la comida que consumimos, la calidad del aire que nos rodea, nuestro estado de ánimo, los niveles de oxígeno en la sangre, nuestro rendimiento físico y mental, entre otras cosas.
Bajo estos conceptos nació “Yo Cuantificado” (o “Quantified Self”, en inglés), un movimiento que fomenta el monitoreo de estas actividades a través del uso de complejos sensores como electroencefalógrafos (EEG), electrocardiógrafos (ECG), la tecnología usable (o “wearable technology”, en inglés) y apps disponibles para smartphones y tablets.
El término fue acuñado en 2007 por Gary Wolf y Kevin Kelly, editores de la revista Wired. Hoy “Yo Cuantificado” se ha convertido en una entusiasta comunidad de más de 17 mil participantes de 31 países que monitorean y comparten sus experiencias para llevar una vida mejor.
“Me ha sido útil para medir mi sueño, humor y peso. Hoy en día también mido mi función cerebral mediante una prueba de tiempo de reacción”, dice Seth Roberts, uno de los precursores más importantes de este movimiento, en una breve entrevista publicada en Business Insider.
También está el caso de Leslie Ziegler, quien hace unas semanas presentó la plática “Año Cuantificable: 365 días de monitorear todo”, sobre su experiencia de darle seguimiento diario a los aspectos de su salud.
Ziegler está convencida de que si todos tuviéramos el hábito de llevar un seguimiento de nuestros indicadores de salud, se abriría una nueva era de la prevención médica.
Mejores trabajadores
Después de una pesada jornada laboral lo último que queremos saber es sobre el trabajo… pero hay empresas que, por el contrario, están igual o más interesadas por saber qué sucede en la vida de sus trabajadores, fuera de la oficina.
Ese el caso de Citizen, una empresa de Portland que está implementando un programa voluntario de monitoreo de actividades postoficina.
“El objetivo final es enseñarle a los empleados cómo pueden mejorar su trabajo mediante la mejora de sus hábitos personales”. Para ello, la empresa analiza los datos que recopila un servidor central con informaicón que incluye qué tanto se ejercitan sus trabajadores, su dieta y hasta sus hábitos de sueño.
Lo que busca la empresa es determinar –o no– si sus trabajadores más sanos son los más felíces y productivos. Datos personales al servicio de métricas empresariales.
Para agregarle una connotación más futurista, este programa lleva por título “Proceso de Evolución del Organismo”.
Monitorea tu nivel de alcohol
Además de llevar un registro de los hábitos de ejercicio, dieta y sueño, dentro del movimiento del “Yo Cuantificado” también han surgido aparatos como BACTrack, una app y gadget que registra tus hábitos de consumo de alcohol. Si estás preocupado –o tu familia y amigos lo están– porque nunca recuerdas qué tanto tomaste, BACTrack te permite llevar un registro puntual de lo que tomas. Quizá para algunos la idea resulte ridícula, pero hay quienes están dispuestos a pagar 149.99 dólares por tener un aparato que haga las veces de antialcohólica portátil, ya que BACTrack también muestra el nivel de alcohol que llevas en la sangre.
Cuantificado al extremo
Chris Dancy es la personificación del monitoreo en extremo: lleva conectados al cuerpo al menos tres sensores que registran su actividad durante todo el día (a veces llega a portar hasta cinco aparatos). Con esto, Dancy se mide el pulso, sus hábitos de sueño y la temperatura de su piel. Además, cuenta con sensores en su inodoro para correlacionar sus hábitos de baño con sus patrones de sueño. Su obsesión es tal, que lleva un meticuloso y exagerado registro de todas sus actividades diarias en una sesión de Google Calendar. Dancy está convencido de que todo trabajador que aspire a ser más eficiente deberá llevar un estilo de vida similar, con un monitoreo acucioso de sus actividades para identificar dónde mejorar.