Dormir lo suficiente es primordial para rendir durante el día y llevar una vida saludable. La ciencia apunta que un adulto promedio debe dormir entre siete y nueve horas diariamente, pero si el estilo de vida lo permite, trasnochar podría traer consigo múltiples beneficios para la salud física y mental.
Y la clave está en que si la persona se desvela, deberá levantarse tarde.
Una persona que suele madrugar (y dormirse temprano), puede no tener las mismas ventajas que una trasnochadora.
A las personas que duermen poco se le llama short sleepers, y los expertos todavía no se pueden explicar por qué necesitan menos horas de sueño y descanso, pero rinden lo mismo que quienes duermen por más tiempo y sin interrupciones.
“Al que madruga Dios lo ayuda”, pero al que trasnocha también. Un experto de la Escuela de Economía y Ciencias Políticas de Londres, Satoshi Kanazawa, dice que las personas trasnochadoras pueden tener un coeficiente intelectual más alto. “Los niños más inteligentes tienen más probabilidad de convertirse en adultos nocturnos que se van tarde a la cama y se despiertan tarde entre semana y durante el fin de semana”.
Esto se puede deber a que “las actividades rutinarias nocturnas probablemente no fueron frecuentes en el ambiente de nuestros ancestros y, por tanto, son noveles desde el punto de vista evolutivo”, dice Kanazawa.
Por su parte, científicos de la Universidad Católica del Sagrado Corazón de Milán, en Italia, señalan que las personas “nocturnas” tienden a ser más creativas, ya que resuelven problemas con soluciones originales, en comparación con las personas que suelen ser más activas en la mañana.