Vivieron felices para siempre… y sin hijos

En la década de los 60, la tendencia social en gran parte de las ciudades de Europa se inclinaba hacia tener pareja (con o sin unión matrimonial), pero abstenerse de tener descendencia. Algo que se ha revertido en los últimos 15 años.

A partir de los 80, en México se originó lo que ahora es un fenómeno social muy parecido al de aquella época en Europa. Durante esa década comenzó la llamada Generación DINK (Double Income No Kids), que en español se traduce como “Doble Ingreso No Hijos”.

165
Mil pesos se gasta un dink en películas, cenas y bares
Los dinks abundan en México, postergan (o eliminan) la paternidad en su vida y tienden a gastar más de lo que tienen
http://youtu.be/Qq4QlrfTbuA

En la década de los 60, la tendencia social en gran parte de las ciudades de Europa se inclinaba hacia tener pareja (con o sin unión matrimonial), pero abstenerse de tener descendencia. Algo que se ha revertido en los últimos 15 años.

A partir de los 80, en México se originó lo que ahora es un fenómeno social muy parecido al de aquella época en Europa. Durante esa década comenzó la llamada Generación DINK (Double Income No Kids), que en español se traduce como “Doble Ingreso No Hijos”.

Los dinkys (también conocidos como dinks) son parejas que deciden postergar la paternidad de forma indefinida. Incluso algunas de ellas renuncian por completo a tener hijos.

De acuerdo a una publicación reciente en Reuters, en México los dinks han tenido un impacto crucial en el mercado de productos considerados un lujo.

Gran parte de la población dink en el país se concentra en la clase media, media alta y alta, pero esto no excluye otros niveles socioeconómicos. Y su rango de edad oscila entre los 25 y los 39 años.

Este tipo de pareja se caracteriza porque ambos trabajan y comparten roles que antes estaban destinados para hombres o mujeres. Por lo general viven en zonas urbanas y llevan un ritmo de vida acelerado, pues conforman un segmento de la población de mercados demandantes.

Desde el 2005, se ha duplicado la población dink en el país, lo que ha sido un apoyo a las ventas de productos de tecnología, decoración del hogar, así como la industria textil.  

Y hasta el 2012, el 3.4 de los hogares mexicanos eran de dinks. Tal vez suene a una minoría (un poco más de un millón de personas), pero lo cierto es que el nivel de sus gastos es tal que sí impacta a todo el país.

De la Riva Group, empresa que se dedica a la investigación estratégica apuntó en un estudio que esta generación “modificará a mediano plazo la estructura de la población mundial”.

La consultora Bain & Company estima que el mercado de los lujos en México registre un aumento de 12 por ciento este año. Y estipula que, comparado con otros segmentos del mercado, ese incremento es considerable, pues estos apenas y aumentaron 3.7 por ciento en el 2012.

Y es que los dinkys se gastan casi 165 mil pesos anuales en cenas, bares y películas. Haz la cuenta y verás que sí es una inversión considerable para ser de mera diversión.

Postergando y gastando

Aunque se dice que los dinks postergan la paternidad y que algunos ni siquiera la consideran y la eliminan de sus proyectos de vida, estas parejas también postergan los planes a largo plazo y no prevén su futuro, pues no tienen en quién pensar cuando falten (a excepción de su pareja).

Sin embargo, no todos los dinks descartan tener hijos. Pero casi todos los integrantes de esta generación pospone esa etapa. 

Tienen prioridades centradas en ellos mismos y utilizan sus inversiones en viajes, el smartphone, tablet y/o el dispositivo tecnológico del momento, así como en la bebida más cara o la de moda.

Euromonitor indicó que las ventas del vino, las prendas y accesorios de diseñador (entre otros productos lujosos) alcanzaron los 3.88 millones de pesos en México, según los datos registrados hasta el 2012.

Pero no todo es color de rosa para los dinkys. No tienen que “compartir” sus ingresos con uno o más hijos, pero sí con su pareja y aunque se podría creer que ahorran y tienen más dinero, realmente no es así.

Está comprobado que dado el ritmo y estilo de vida que llevan, los dinks gastan más dinero del que tienen. Curiosamente, formar una familia y planificar gastos para la misma, en ocasiones es un beneficio económicamente hablando.

Al gastar más de lo que tienen, no ahorrar lo suficiente y vivir con pensamientos y planes al día (o al corto y mediano plazo), sin pensar en terceros, este tipo de parejas pueden no ser duraderas, pues se presentan problemas y situaciones en las que el “felices para siempre” (con o sin matrimonio), se convierte en un “hasta que el dinero los separe”.

¿Producto de las  mujeres y la tecnología?

Ante sociedades como la mexicana, este tipo de parejas suele ser señalado, envidiado y estigmatizado.  El origen de esta tendencia (fenómeno) social que se dio en Europa hace algunos años y en países como México crece cada vez más, está relacionado a las mujeres y al constante avance de la tecnología.

Por increíble que parezca, el hecho de que hasta 1960 el promedio de mujeres con carrera terminada era de 0.5 por ciento y hasta el 2010 esa cifra se elevó hasta 16 por ciento, sí influye en la cada vez más grande Generación DINK.

Otra muestra de que esta tendencia va rumbo a su apogeo es la disminución de la tasa de natalidad en el país.  Para visualizarlo, hasta 1976, la tasa de natalidad era de 5.7 bebés por mujer. Mientras que este año el promedio es de 2.2.

Por ello, hay quienes creen que el aumento de la población femenina en el sector académico y laboral es de gran influencia para que los dinks abunden en México.

La tecnología es otro factor clave. En casi todos los segmentos de la población la mayoría tiene un smartphone, busca cambiarlo por la versión más nueva, compra una tablet y gusta de tener una buena computadora o laptop.

Sin contar la cantidad de dinero que destinan a aplicaciones para los teléfonos inteligentes y demás gadgets.

Cines, cenas y bares todo el año

La Generación DINK en México ha impactado en el mercado de los productos lujosos en el país. Las ventas de los dispositivos tecnológicos, el vino, las prendas y accesorios de diseñador y otros productos se han ido a la alza en los últimos años. Entre las actividades que prefieren este tipo de parejas están viajar, salir a cenar o a tomar una copa en un bar, así como acudir al cine con regularidad.  De hecho, estudios demuestran que gastan casi 165 mil pesos al año en este tipo de entretenimiento.

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