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Wim Wenders: cineasta incansable

Vive al margen de los grandes estudios cinematográficos, es alabado por la crítica, seguido por los amantes del cine independiente, respetado por sus colegas del medio y artistas internacionales. Pero en el fondo solo es Ernst “Wim” Wenders, un alemán de Dusseldorf que aprendió a hacer cine.

Iba a ser médico pero prefirió cambiar a filosofía dejando truncos sus estudios universitarios en 1965 en su ciudad natal, aunque después de todo se mudó a París donde cambió nuevamente de vocación: intentó volverse pintor.

Vive al margen de los grandes estudios cinematográficos, es alabado por la crítica, seguido por los amantes del cine independiente, respetado por sus colegas del medio y artistas internacionales. Pero en el fondo solo es Ernst “Wim” Wenders, un alemán de Dusseldorf que aprendió a hacer cine.

Iba a ser médico pero prefirió cambiar a filosofía dejando truncos sus estudios universitarios en 1965 en su ciudad natal, aunque después de todo se mudó a París donde cambió nuevamente de vocación: intentó volverse pintor.

El joven Wim encontró mayor pasión artística en los filmes, pero al aplicar a la escuela nacional francesa de cine no fue admitido, por lo que volvió a Alemania a trabajar para la casa productora United Artist.

En 1967 su carrera en el cine se abrió paso al lograr entrar en la Universidad de televisión y cine en Munich, a la par fue crítico de cine para distintos diarios y revistas alemanas.

Al lanzar su ópera prima en 1971 filmada en 16mm “Summer in the city”, logró el respeto de sus contemporáneos que también iban en ascenso: directores como Rainer Werner Fassbinder y Werner Herzog del llamado “nuevo cine alemán” eran parte del movimiento.

Probando suerte en Hollywood

La película que lo lanzaría al panorama internacional sería la adaptación de la novela “El juego de Ripley” de la escritora estadounidense Patricia Highsmith, este filme de 1977 lo colaría a la nominación de la Palma de Oro en Cannes.

Francis Ford Coppola vio el talento de Wenders y lo invitó a realizar su primer película en suelo estadounidense, “Hammett” (1982) no tuvo el éxito que se esperaba, pero dos años después su segunda oportunidad “Paris, Texas” le dio reconocimiento absoluto por la que ganaría en Cannes el Premio FIPRESCI, el Premio del Jurado Ecuménico y la Palma de Oro, además del BAFTA a Mejor Dirección.

Este éxito solo calentó motores para la cinta cumbre del cineasta alemán que filmaría en 1986 de vuelta en Berlín: “Las alas del deseo” se rodó casi enteramente en blanco y negro, y en 1998 tendría su versión estadounidense “Un ángel enamorado” protagonizada por Nicolas Cage y Meg Ryan. Fue tal el éxito del filme de Wenders que en 1993 lanzó la secuela titulada “¡Tan lejos tan cerca!” que ganó el Gran Premio del Jurado en Cannes.

Wenders y las nuevas tecnologías

Su siguiente película después de la vanguardia sembrada por “Las alas del deseo” sería un filme de ciencia ficción post-apocalíptico futurista: “Hasta el fin del mundo” llegó a las pantallas en 1991, pero fue un fracaso monumental.

La cinta fue un proyecto ambicioso para su época, ya que Wenders tardó una década en levantar el proyecto en pié, filmó en 15 ciudades en siete países distintos de cuatro continentes, su primer corte duraba más de ocho horas.

Originalmente se planeó filmar en 70mm pero no se logró el propósito, sin embargo esto lo orilló al tradicional 35mm y experimentar con una tecnología todavía en prueba para una generación futura: El video de Alta Definición (HD, en inglés).

Como la cinta se ambientó en el año 1999, Sony contribuyó con prototipos experimentales de sus productos aunado a que dejaron a Wenders grabar algunas secuencias en HD con cámaras que se encontraban en fase de desarrollo y prueba.

Wenders volvió al campo de la exploración con el documental “Pina”, del 2011, basado en la bailarina contemporánea Pina Bausch y que fue filmado utilizando la tecnología 3D en Alta Definición. El cineasta estuvo a punto de desistir del proyecto después de que la bailarina falleciera repentinamente, pero encontró apoyo en la compañía de ballet dirigida por Bausch y continuó el documental que le valió la nominación a Mejor Documental de los Premios Oscar del 2012.

El acercamiento musical

El director alemán ha tenido afinidad musical a lo largo de su carrera, colaborando en la realización de videoclips para grupos como Talking Heads y U2.

La relación con Paul “Bono” Hewson ha sido estrecha y fructífera, pues en el 2000 el cantante irlandés produjo, escribió y compuso la música de la película de Wenders “The Million Dollar Hotel”. A pesar de haber contado con los talentos de Mel Gibson y Milla Jovovich, fue un fracaso en taquilla, pero ganó el Oso de Plata en el Festival de Cine de Berlín.

Un año antes Wenders estrenó el documental “Buena Vista Social Club” que reflejó todo el espíritu de la música cubana. Este filme atrajo la atención del público internacional hacia los géneros musicales del Caribe, marcando un legado a la posteridad con las nuevas generaciones a que se siguieran propiciando los ritmos de la isla bajo el sello homónimo del título de la película.

‘Todo saldrá bien’ en 2015

ND Mantarraya y Cinépolis Distribución se dieron a la labor titánica de estrenar en México el 30 de abril “La sal de la tierra”, documental que trata de la vida del fotógrafo brasileño de denuncia social Sebastião Salgado. Wenders codirige este filme al lado de Juliano Ribeiro Salgado, hijo del fotógrafo con reconocimiento internacional.

El cineasta alemán ya tiene aparte preparada una nueva ficción, “Todo saldrá bien”, que es una cinta protagonizada por James Franco y con las actuaciones de Charlotte Gainsbourg, Rachel McAdams, entre otros. El filme se estrenó en el Festival de Cine de Berlín este año y todavía tiene pendiente su fecha de estreno en México. 

Artista de la lente

Aparte de seguir sus andanzas en la cámara de cine, Wenders es un ávido fotógrafo desde la década de 1980. El cineasta se especializa en retratar paisajes manejando temáticas nostálgicas, acerca de la memoria y el tiempo. Ha expuesto en Londres, São Paulo, Roma, Copenhague, Nueva York, Zúrich, entre otras ciudades.

Las cinco cintas imprescindibles de Wenders:

> “Alicia en las ciudades” (1974)
> “Paris, Texas” (1984)
> “Las alas del deseo” (1987)
> “Hasta el fin del mundo” (1991)
> “Buena Vista Social Club” (1999)

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