‘Yeezuschrist Superstar’
"Yeezus”, como la religión, no es para todos.
La distorsión electro que abre el disco en “On sight” parece estar diseñada con un doble propósito: Tanto una barrera de entrada para los no-convencidos, como un recordatorio para los fans de que Kanye West está determinado a innovar su sonido una vez más. La canción esconde en un sample coral la sorpresiva manera en la que el rapero ha intentado operar en su exitosa carrera: “He’ll give us what we need / It may not Be what we want”.
Esteban Castrohttp://indigo-video.s3.amazonaws.com/piensa/piensa-20130624-mty-02.mp4
“Yeezus”, como la religión, no es para todos.
La distorsión electro que abre el disco en “On sight” parece estar diseñada con un doble propósito: Tanto una barrera de entrada para los no-convencidos, como un recordatorio para los fans de que Kanye West está determinado a innovar su sonido una vez más. La canción esconde en un sample coral la sorpresiva manera en la que el rapero ha intentado operar en su exitosa carrera: “He’ll give us what we need / It may not Be what we want”.
Pese a todos los méritos del nuevo disco de West– el cuál, según expectativas, debutará en el número uno en 31 países– es improbable que este álbum sea apetecible para quienes aún no están convencidos de su talento.
Eso es una pena, porque el rapero estadounidense no solo es el mejor espectáculo de la cultura pop, es también el único artista con la ambición suficiente para intentar crear la mejor música posible.
Esa meta idílica hace que pese a todas las burlas de las que es objeto por su vida privada y su predisposición a las declaraciones grandilocuentes, West tiene el respeto de colaboradores que no le deben nada. Desde Rick Rubin –el genio barbudo detrás de Beastie Boys y el renacimiento de Johnny Cash en los noventa, y quien funge como el productor ejecutivo del disco– a Daft Punk– que coprodujeron cuatro tracks en el álbum.
Uno de ellos, “Black skinhead”, combina jadeos, gritos desesperados y los tambores de una banda de marcha para crear una obscura y adictiva canción sobre descontrol, prejuicios raciales y la devoción de West por querer ser percibido como una amenaza en los red states estadounidenses. Si dudas del poder de la canción, solo tienes que ver el trailer de “The wolf of Wall Street” de Martin Scorsese para dejarlas atrás. Leonardo DiCaprio actuando al límite con West como soundtrack es una inesperada pero efectiva combinación.
“Yeezus” va de lo sublime a lo ridículo en segundos. Del cuestionamiento de West sobre cómo funciona el sistema de cárceles estadounidenses para los afroamericanos en “New slaves” a exigir más croissants en la pulsante “I am a God”. Otra prueba de que West no censura sus opiniones, ni en política, ni en pâtisserie.
Es esta disparidad la que hace interesante a Kanye West. Dice que intenta hacer un álbum minimalista– algo evidente desde la casi ausencia de arte en la portada– pero para crearlo recluta a más de 50 personas, por lo que los créditos del álbum se leen tan largos como los de un blockbuster hollywoodense.
Inicia el álbum con la canción electro más disonante que puede y lo termina con el encantador sonido vintage de “Bound 2”, lo más cercano a una canción de amor que tiene el disco y que irremediablemente infiltrará la frase “Uh-huh, honey” a la cultura pop. Kanye quiere tener y ser todo, todo el tiempo.
Pero si tienes la suficiente confianza en tu arte cómo para ponerle “Yeezus” a tu disco, nada te importa. Una ambiciosa estrella pop con complejo mesiánico siempre es más interesante.
Álbum recomendado
“Yeezus”
Kanye West
[Def Jam Recordings; 2013]
150 pesos en iTunes
(*1) A la fecha lleva un récord perfecto. 6 discos solistas, 6 grandes álbums. Desde Prince en los ochenta, que alguien no tenía una racha tan efectiva. Su disco menos popular– “808s & heartbreak”– ha redefinido el sonido del hip-hop en los últimos 10 años.
(*2) Esta canción incluye la mejor copla del disco: “You see there’s leaders and there‘s followers, but I’d rather be a dick than a swallower”