Café y galería, lo mejor de estos dos mundos está en Yume. En la colonia Escandón, un establecimiento pintado de color morado atrae la atención de la gente que busca un sitio para relajarse mientras se da el tiempo de ver las artesanías mexicanas expuestas en el lugar.
“Creo que tenemos más de 65 proveedores de artesanos mexicanos, y cada uno expone en un pedacito de Yume. Entonces si te vas a tomar un café con calma y empiezas a ver con detenimiento las cosas que hay, eso enamora, es una actividad relajante, diferente a (lo que ofrecen) los demás”, cuenta Juan Carstensesn, segundo propietario del lugar.
Hace ocho años, dos hermanas tenían un sueño por cumplir: poner una cafetería donde pudieran integrar artículos antiguos para que las personas que las visitaran se quedaran por más tiempo viendo cada detalle que los objetos les ofrecían. Uno de sus clientes fue Juan.
El ahora nuevo dueño de Yume, cuenta a Reporte Índigo que él frecuentaba el sitio porque era fan del café que ofrecían, y era uno de los puntos de reunión donde siempre quedaba con sus socios.
Cuando Juan conoció a las hermanas, fue una de ellas las que ya había consumido en uno de los restaurantes que él manejaba. La relación se dio naturalmente y le dieron las llaves de su lugar de ensueño a él y a su esposa para que lo hicieran crecer más de lo que ellas ya habían imaginado.
“A partir de ahí, lo que yo quise hacer fue mejorar un poco la carta, tener alimentos de mejor calidad para que la gente pudiera venir y sentarse con calma a tomarse un buen café y comerse un buen crostini o un sándwich con un poco más de cuidado, y con la intención de que la gente viniera a ver las obras de arte o artesanías que tenemos”, dice el dueño, quien admite que la palabra que define a Yume es, definitivamente, magico.
Al entrar a sitio, los muebles antiguos que sostienen las artesanías, los libros o las joyas se unen con las fotografías, los cuadros y las pinturas que adornan el lugar.
Para Juan, el plan a futuro de Yume es seguir mejorando en los aspectos que el mismo lugar lo requiera, pero siempre hacer que permanezca fiel a la esencia con la que las dos primeras propietarias lo inauguraron: que fueran sitio de ensueño para toda la gente.