24 horas en alerta
Las 24 horas de la visita del presidente estadounidense Barack Obama a México han encendido la alerta roja en la Ciudad de México para evitar que cualquier evento protagonizado por manifestantes, activistas o seudo estudiantes se salga de control.
Icela Lagunas
Las 24 horas de la visita del presidente estadounidense Barack Obama a México han encendido la alerta roja en la Ciudad de México para evitar que cualquier evento protagonizado por manifestantes, activistas o seudo estudiantes se salga de control.
En la parte de seguridad que correspondió al Gobierno del Distrito Federal (GDF) se tomaron precauciones para evitar disturbios por parte de los siguientes grupos: la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), los activistas que mantenían tomadas la rectoría de la UNAM, el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) y el movimiento YoSoy132.
Por separado, estos grupos anunciaron con anticipación su repudio a la visita del presidente de Estados Unidos de América, Barack Obama, al que responsabilizan de la situación que viven miles de indocumentados en ese país.
Algunos de ellos anunciaron abiertamente marchas para repudiar el encuentro entre Obama y Enrique Peña Nieto. Así lo hicieron la CNTE y el SME.
Dos días antes de su llegada, la zona de Polanco, donde se ubica el hotel el que se hospeda el mandatario norteamericano, fue sometida a una estricta revisión para detectar explosivos en áreas verdes y cualquier artefacto extraño en la zona aledaña.
Era notoria, desde entonces, la presencia de elementos del Servicio Secreto de los Estados Unidos, quienes con el apoyo del Estado Mayor presidencial colocaron un cerco de seguridad, reforzado con vallas metálicas, en las inmediaciones del Hotel Presidente Intercontinental, donde se instaló la bandera de las barras y estrellas junto a la de México.
Más allá del equipo de seguridad que acompaña a Obama, el Estado Mayor Presidencial y elementos de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSPDF) orquestaron el dispositivo al paso del convoy del presidente demócrata. En el plano político, hubo negociaciones y cabildeos con algunos grupos de protesta que se reactivaron para evitar cualquier sobresalto durante la visita de Obama al Palacio Nacional.
Por este motivo, también se canceló el servicio del Sistema de Transporte Colectivo Metro en la estación Zócalo, que conecta con la entrada de Palacio Nacional, donde se llevaron a cabo diversas actividades entre el gobierno mexicano y la comitiva norteamericana.
El Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), Palacio Nacional y Polanco estuvieron en la mira de los cuerpos policiacos locales, federales e internacionales.
La agenda marcaba que a partir de las 14:15 horas, en que estaba previsto el aterrizaje del avión presidencial Air Force One, en el hangar presidencial “ningún vuelo comercial podrá aterrizar o despegar en el transcurso de una hora en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México”.
Ciudad vigilada
Durante las 24 horas de visita, que culminará hoy a las 14 horas, cuando Obama tome un vuelo con dirección a Costa Rica como próxima parada en su agenda, el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, desde donde llegó y partirá, el Zócalo capitalino, donde se reunió con Enrique Peña Nieto y la zona de Polanco donde se hospeda, en la delegación Miguel Hidalgo, están bajo la lupa.
El gobierno capitalino, por su parte, puso extrema atención a las actividades que pudieran tener los activistas que recientemente abandonaron las instalaciones de la UNAM que mantenían tomadas.
El miércoles, estos grupos protagonizaron un encontronazo con la policía preventiva en el centro de la capital con motivo de las manifestaciones del 1 de mayo, Día del Trabajo.
Debido a la violenta manifestación de estos jóvenes y la reacción que tuvieron con los policías, a quienes se enfrentaron en las calles, las autoridades previeron que parte de este grupo de anarquistas y pseudoestudiantes intentarían manifestarse el primer día de la visita de Obama.
Por eso, para la policía el principal objetivo fue evitar disturbios y la confrontación con elementos del Agrupamiento de Granaderos o cualquier uniformado.
En el transcurso de las 14:45 horas del jueves y las 17:00 horas, se ordenó a los elementos de la SSPDF extremar precauciones en torno al Palacio Nacional debido a la reunión que sostuvieron los mandatarios mexicano y estadounidense y los mensajes que ofrecieron durante la conferencia de prensa conjunta.
A través de las cámaras de videovigilancia, las autoridades capitalinas estuvieron atentas a cualquier movimiento de posibles grupos que intentaran aproximarse hasta este punto para efectuar sus protestas.
En la noche del jueves y madrugada del viernes, las medidas de seguridad se agudizaron en las inmediaciones del Hotel Presidente, donde se hospedan Obama y su comitiva.
En este lugar, el presidente de los Estados Unidos sostuvo una reunión de carácter privado con funcionarios de la embajada de Estados Unidos en México.
En la cena que ofreció el gobierno mexicano encabezado por Enrique Peña Nieto a la comitiva estadounidense, los reflectores se volvieron a centrar en la seguridad en torno a Palacio Nacional.
Hoy, a las 14 horas, las medidas se seguridad retornan al aeropuerto capitalino ya que se estima que Obama concluya su visita a México y parta rumbo a Costa Rica como parte de sus actividades.
Los focos rojos estuvieron encendidos durante las 24 horas de visita de Obama a territorio mexicano.
Una visita blindada
- 7 mil policías, militares y agentes de México y Estados Unidos
- 100 agentes de seguridad, equipos de detección de bombas y una escuadrilla de aviones de pasajeros y carga
- Unidades de rayos X y gamma en los accesos al Hotel Presidente
- Cercos de seguridad en la zona de Polanco
- Cierre del aeropuerto Benito Juárez durante una hora
- 1 coche blindado, conocido como “La Bestia”
- Acceso restringido a la Plaza de la Constitución, en el Centro Histórico
- Cierre del metro en la estación Zócalo