A 13 años del siniestro en Pasta de Conchos, familiares exigen rescate de restos

Una de las 65 viudas dice que la vida los hizo familia, “nos puedes identificar, somos los que cargan el mismo pesar desde hace 13 años"

Armando Jesús, Ignacio, Bladimir, Juan Manuel… es un pase de lista con cascos, son entregados a las viudas, hermanos y huérfanos de algunos de los 65 mineros que hace 13 años murieron en Pasta de Conchos, Coahuila.

El 19 de febrero de 2006 se registró el colapso de varios túneles en la mina Pasta de Conchos dejando atrapados a los mineros.

Una de las 65 viudas dice que la vida los hizo familia, “nos puedes identificar, somos los que cargan el mismo pesar desde hace 13 años, los que tenemos familiares bajo la tierra pero no en una tumba”.

“Venimos aquí a enfrentar la impunidad, hablamos de hombres que eran padres, hijos, hermanos y hoy ya no están, venimos a decir que sus restos no les pertenecen a las autoridades, por eso urgimos una reunión ayer con el subsecretario de gobernación (Alejandro Encinas); nos avivó la esperanza, dijo que tenemos su apoyo personal e institucional y eso nos da esperanza” así inauguró la misa, Elvira Martínez viuda del minero Jorge Bladimir Muñoz.

Cristina Auerbach, activista, defensora de los derechos de los mineros y quien documentó las irregularidades en las que trabajan los mineros aquella madrugada de 2006, dijo que “es primordial realizar el rescate de cuerpos en Pasta de Conchos, aquí no hablamos de esperanza sino de legalidad y justicia, el caso está en el tribunal de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, no es querer hacer un caso de buena voluntad sino cumplir con su trabajo y con lo que piden las familias”.

“Queremos llamar la atención sobre el tema de los impuestos al acero porque Estados Unidos nos puso un impuesto del 25% y ellos no nos pagan impuestos, mucho del acero que se produce en este país es con el carbón de las minas entonces, están afectando otra vez de manera colateral a los mineros del carbón, necesitamos que arreglen el tema arancelario para darle certeza a esa región” afirma Auerbach.

María del Refugio Olivares tiene contados a sus dos muertos, “mi esposo Juan Manuel Rosales y mi cuñado también estaba ahí. Ese día mi mamá y mi hermana iban a misa y se encontraron a Mariana Guerrero, viuda de Ignacio Rosales a ella le dijeron del accidente y les dijo de la explosión, en el momento no lo creí, no quería hacerlo pero me fui corriendo para allá y de ahí ya no me moví, estuve día y noche hasta que me dieran respuesta”.

María no suelta el casco con el nombre de su esposo, se queda callada un momento y luego suelta “jamás sentí que se quisiera llevar a cabo el rescate, después supe que los propios rescatistas cerraron los pozos de ventilación bajo la excusa que había mucho gas, eso no era cierto, otros mineros que quisieron ayudar fueron quienes lo desmintieron”.

A 13 años, la viuda de Juan Manuel dice que no se acostumbra a su ausencia, “mi familia no llevó bien el duelo, no tenemos lugar para irle a llorar, para ir a platicar con él. Es muy difícil, mis hijos ya son grandes pero todavía falta el consejo del papá, a mi me hace falta en las buenas, en las malas, él y yo íbamos siempre juntos, a todos lados”.

El evento terminó pero la exigencia no. Los familiares quieren rescate ya.

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