[kaltura-widget uiconfid=”39952882″ entryid=”0_s6r0g4be” responsive=”true” hoveringControls=”false” width=”100%” height=”75%” /]
Por un camino estrecho y sin pavimentar, descienden tres camionetas Suburban escoltadas apenas por dos motocicletas hasta una hondonada de terracería, el escenario perfecto para una catástrofe que nadie supo prevenir, o que simplemente, fue mejor ignorar.
Mientras, las voces de los colonos cada vez arreciaban más al unísono, “¡Colosio, Colosio, Colosio!” para recibir al candidato presidencial del PRI, la tarde del 23 de marzo de 1994.
“No le tememos a la competencia política, lo que sí rechazamos es la incompetencia política”, pronunció Luis Donaldo Colosio Murrieta durante el mitin en el que logró la simpatía de los partidarios y se despidió al ritmo de “La culebra”, interpretada por Banda Machos.
En su caminar por la colonia popular tijuanense, en Baja California, entre la vorágine surge una mano al aire que encañona el cráneo del priista y aprieta el gatillo. El miedo y el caos inundan en segundos la tarde.
Lomas Taurinas y sus residentes fueron testigos de este crimen que hasta la fecha sigue generando escozor en México, porque aunque a 25 años de lo ocurrido se haya liberado el expediente del Caso Colosio, la sociedad está indignada y quiere saber la verdad.
¿Mario Aburto Martínez en verdad fue un asesino solitario o hubo una conspiración alrededor del candidato orquestada desde el Estado? ¿Quién fue el autor intelectual de este magnicidio? Cuestionamientos que hasta la fecha siguen vigentes en México.
Además de Sánchez Ley, Reporte Indigo platicó con el reparto de Historia de un crimen: Colosio, serie que dramatiza los hechos de Lomas Taurinas y comienza de lleno con el momento de la ejecución del excandidato presidencial.
“Creo que lo que es importante es generar intuición histórica respecto a un proceso que ha marcado a nivel institucional la forma en que se estaba gobernando”, expresa Jorge Guerrero, quien interpreta a Mario Aburto Martínez en el serial creado por Netflix.
La novela gráfica Matar al candidato también hace un repaso a la memoria trágica con lo que se sabe de la versión oficial más las teorías conspiratorias, el dibujante Bernado Fernández “BEF” suma interés por remarcar en el cómic las inconsistencias que han circulado de la investigación iniciada en 1994.
“Como queda claro en el guión que hizo Paco Haghenbeck para el libro, no sabemos quién estuvo detrás del asesinato, creo que parte de las motivaciones para hacer esto es que no se olvide que hace 25 años –que en términos históricos es ayer–alguien mandó matar al candidato presidencial del partido oficial y esto sigue impune y no resuelto”, dice el ilustrador.
Limoncito y La culebra: melodías manchadas de duelo
El bullicio era silenciado al compás de la canción “Limoncito”, compuesta por Alfonso Esparza Oteo, en el restaurante La Bombilla en el barrio de San Ángel, era el 17 de julio de 1928 y mientras que el presidente reelecto Álvaro Obregón comía con sus allegados, sigilosamente se acercó José de León Toral, quien le descargó seis plomos de calibre 32.
Este capítulo negro en la historia de México es recordado en Matar al Candidato, además de ser equiparado con lo sucedido en Lomas Taurinas hace 65 años, pues ambos casos tienen a un homicida material pero se desconoce la certeza de los autores intelectuales.
“Lo único que hace es abrumarnos más, saber que en este país no se resuelven los casos, no tengo respuestas de Álvaro Obregón, del 68, del Halconazo en el 71, no sabemos quién mató a Manuel Buendía, a Colosio o que pasó en Aguas Blancas y en Ayotzinapa, eso es una función terrible del libro”, argumenta Bernado Fernández.
La canción que se escuchó la tarde del 23 de marzo de 1994 en el asentamiento irregular de Tijuana mientras Colosio abandonaba el lugar fue “La culebra”, la cual fue silenciada con dos tiros de revolver Taurus calibre .38 presuntamente ejecutados por Mario Aburto Martínez.
Averiguación previa: el último eslabón
Cuando las autoridades dieron carpetazo al Caso Colosio en el 2000, México se conformó con cuatro volúmenes de un informe expedido por la Procuraduría General de la República (PGR), el cual se convirtió en la versión oficial avalada por el subprocurador y último fiscal del caso, Luis Raúl González Pérez, quien defendió a todas luces la versión del asesino solitario.
Pero en noviembre pasado, a siete años de lo dictaminado por el IFAI, Laura Sánchez Ley y la asociación civil Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) lograron interponer solicitudes de acceso de información al Consejo de la Judicatura Federal y así obtener la desclasificación del proceso penal 41/94 condenatorio de Mario Aburto Martínez, el cual consta de 10 tomos y más de 9 mil hojas.
Sin embargo, estos documentos que ahora se conocen sólo son una parte del expediente completo, pues aún faltaba que las autoridades liberaran la averiguación previa, en la que se encuentra documentada la mayor parte de la indagatoria de lo sucedido antes y después del homicidio en Tijuana.
La averiguación previa SE/003/95 del Caso Colosio, consta de 174 tomos con 68,293 fojas, más 293 anexos de documentos de respaldo. En este expediente se encuentran las declaratorias de mil 460 personas, 533 de estas presentaron después ampliaciones a sus declaraciones.
¿Quién mató al candidato?
Esta es la pregunta que todos los mexicanos nos hemos hecho alguna vez y nadie ha podido responder con certeza.
Los señalamientos y juicios por parte de la sociedad mexicana podrían apuntar hacia las cúpulas de poder, pero el monero Fernández, indica que es mucho más complicado que solo voltear a ver hacia Los Pinos de 1994.
En el libro ilustrado se observa una viñeta replicada cinco veces, en la que Colosio es encañonado, pero cambia el personaje ejecutor: Mario Aburto, Salinas de Gortari, Manuel Camacho Solís, un narcotraficante y Bill Clinton, ya que para BEF, todos tenían motivos para ejecutar al aspirante presidencial.
“Más allá de si fue un asesino solitario o un complot, yo creo que a él lo mató un sistema que ya no daba para más y que todavía tardó 24 años en acabar de irse o por lo menos dar espacio a otro tipo de visiones, otros modelos. Yo creo que lo mata un sistema que está saturado, un sistema construido sobre mucha violencia, sangre y corrupción”, subraya BEF.
Siguiendo esta opinión, Jorge A. Jiménez, quien encarna al candidato presidencial enHistoria de un crimen: Colosio, cree que es importante que cada mexicano emita su propio juicio del caso, ahora con motivo de la serie en la que se dramatiza lo que pudo haber ocurrido al interior de la camarilla salinista.
“No puedes decir fueron ellos o no fueron ellos, en la serie te plantean las situaciones y créeme que al verla uno va a sacar conclusiones”, platica Jiménez.
Reclamo a las instituciones
¿Qué nos dejan 25 años de un caso irresuelto para la sociedad? ¿Al fin cambiarán los mecanismos de justicia en la nación? ¿Qué precedente sienta el Caso Colosio a futuro en México?
Estas incógnitas pueden ser resueltas de una manera directa, al menos así lo cree Sanchez Ley, ya que los mexicanos ahora pueden demandar información a todas las instancias burocráticas del país que reciban recursos públicos.
“Es un buen momento para los mexicanos para empezar a exigirles, para recordarles que ya se desclasificó un hecho histórico, un magnicidio que marcó a los mexicanos, y que empiecen a involucrarse más, porque la gente también estaba desilusionada, imagínate, hacían un solicitud de transparencia, y ¿qué pasaba? Se las negaban”, recuerda Sánchez Ley.
“Creo que el Caso Colosio en este momento, ya no recordándolo como un magnicidio, sino como un hecho que ya pasó, nos va a ayudar a desclasificar casos que son históricos para el país y que desgraciadamente las autoridades del gobierno anterior estaban acostumbradas a guardar ante todo”, enuncia la periodista.
México indignado y herido
Recién ocurrido el magnicidio, Grupo Reforma realizó un sondeo en las ciudades de México y Monterrey, el 78 por ciento y el 81 por ciento de los habitantes respectivamente, opinó que el homicida material no actuó solo.
Cuando se cumplieron dos décadas del asesinato a Colosio, El Universal levantó una encuesta de opinión entre la ciudadanía respecto al candidato priista acribillado en Tijuana, el 58 por ciento de los participantes tuvo la firme convicción de que Aburto ejecutó al político sonorense por órdenes de alguien más.
“Es algo que marcó y cambió la forma de hacer política en este país y no creo que debamos olvidarlo, incluso si algún día sabemos absolutamente todo respecto del caso, no creo que uno deba olvidarse de la historia”, aclara Alberto Guerra, quien actúa como el jefe de policía de Tijuana Federico Benítez en la serie sobre Colosio.
Aunque los jóvenes no hablen del caso, la sombra y pesadumbre de este episodio negro en la política nacional sigue vigente, BEF cree que la herida sigue abierta y el enfado continúa en los mexicanos.
“Creo que hay toda una generación que nunca escuchó esto, para la cual es una cosa mítica como para mí lo era el 68, o el halconazo, sospecho que no se desvanece esa indignación (…) es una herida muy profunda porque, es más, si apareciera la verdad, la auténtica verdad histórica, yo creo que después de tanto tiempo nadie la creería”, se sincera Fernández.
Evidencia en el olvido
La periodista de 30 años de edad ha dedicado casi toda su carrera a estudiar a profundidad los hechos del 23 de marzo de 1994, incluso publicó el libro Aburto: Testimonios desde Almoloya, el infierno de hieloen 2017, aunque sigue indagando en los archivos del Caso Colosio, para ella sigue siendo un tema sensible de platicar a cuadro.
“Cuando yo desclasifiqué el proceso penal, leyendo el expediente encontré que había 12 cajas de evidencias del caso, es impresionante, apenas hace dos semanas tuvimos acceso en el juzgado primero del Estado de México a estas cajas, estaban arrumbadas, aventadas en un juzgado llenas de polvo, era espeluznante”, revela Sánchez Ley.
Reporte Índigo tuvo acceso a las imágenes que la investigadora tomó de la evidencia, en estas se muestra cómo es que se encontraban en completo abandono los casquillos que hirieron de muerte a Colosio y el libro de Actas de Aburto, entre otros materiales.
“¡Ahí estaba todo! En lugar de estar en un archivo histórico, ahí encontramos (arrumbadas) las evidencias de un caso que ha cimbrado a la sociedad mexicana, creo que es la prueba más real de cómo el gobierno mexicano ha desestimado un magnicidio como este”.
“Se me salieron las lágrimas cuando llegaron las cajas y las empecé a abrir y lo primero que vi fue el libro de Actas de Mario Aburto y dije: no puedo creer que después de 25 años finalmente dos ciudadanas estamos viendo esto”, manifiesta indignada la periodista tijuanense.
¿Hubo protección al CISEN?
En el serial de Netflix se resalta la imagen de Jorge Antonio Sánchez Ortega, quien trabajó en el Centro de Investigación y Seguridad Nacional de la Secretaria de Gobernación (CISEN), ya que cuando viene el desorden después de los balazos en Lomas Taurinas, este presenta rastros de sangre de Colosio en su chamarra.
Además, Sánchez Ortega, según los investigadores del magnicidio, presentaba un parecido físico asombroso a Aburto, sin importar este tipo de señalamientos, el agente del CISEN volvió a sus funciones.
Sánchez Ortega reapareció en Coahuila en 2006, donde presuntamente espiaba al entonces gobernador Humberto Moreira, cuando se dio a conocer la noticia por el medio Vanguardia, el operador del CISEN desapareció de sus actividades públicas, el centro de investigación no aclaró las labores del hombre liberado del Caso Colosio.
El CISEN dejó de funcionar a partir de la nueva administración federal, aunque su personal se reestructuró en la Agencia Nacional de Inteligencia, la cual depende de la Secretaría de Seguridad Pública al mando de Alfonso Durazo.
Continúa leyendo:
Revivirá la indignación colectiva por Jesús Padilla