¡Adiós, Roberta!
La embajadora de Estados Unidos en México renunciará a su cargo el sábado, Roberta Jacobson vivió uno de los momentos más tensos entre ambos países, tras la llegada de Trump al poder y sus constantes insultos contra los mexicanos
Imelda García[kaltura-widget uiconfid=”38045831″ entryid=”0_uqydb5fg” responsive=”true” hoveringControls=”true” width=”100%” height=”75%” /] Lo mismo se le veía en una función de lucha libre, en un baile en el tradicional Salón Los Ángeles o en el Mercado de San Juan. La embajadora de Estados Unidos en México, Roberta Jacobson, fue una diplomática sui géneris en un país sui géneris.
Este 5 de mayo, Jacobson deja la Embajada de Estados Unidos en México. Con ella se terminan dos años de gestión de una diplomática más cercana a las causas de la sociedad civil mexicana que a las oficinas gubernamentales; y de una mujer que no ha tenido empacho en mostrar su gusto por el país y su cultura.
Jacobson llegó a México en mayo del 2016, cuando apenas se llevaban a cabo las elecciones primarias en su país para elegir a los candidatos presidenciales. Lejos se veía todavía el triunfo del hoy presidente Donald Trump.
Con el triunfo del republicano, en noviembre de ese año, a Jacobson le tocó ser la embajadora de Estados Unidos en el país más atacado por el nuevo presidente: desde la amenaza constante de construir un nuevo muro fronterizo hasta las ofensas proferidas contra los mexicanos.
Ante los ataques del presidente de su país, Jacobson optó por acercarse más a México y diversos sectores de su comunidad.
A Roberta Jacobson le tocó mantener una buena imagen de la cercanía de Estados Unidos con México; nada fácil cuando los ataques no cesan desde la Casa Blanca.
En marzo pasado decidió presentar su renuncia y poner punto final a su carrera como diplomática de los Estados Unidos. Desde entonces, no ha dejado de afirmar que se llevará a México en su corazón.
Embajadora cercana
Roberta Jacobson convivió con los más diversos sectores durante los dos años que estuvo al frente de la representación diplomática de Estados Unidos en México.
Lo mismo se le pudo ver en la Marcha del Orgullo Gay que reunida con defensores de derechos humanos o con empresarios binacionales.
Jacobson tuvo que capotear los ataques del presidente Donald Trump proferidos no solo contra los migrantes mexicanos que se encuentran en Estados Unidos, sino contra la relación que guardan ambos países en materia de seguridad, migración y comercio.
“El cambio puede generar ansiedad, pero como lo he dicho muchas veces, tengo la confianza en que nuestra relación tiene raíces firmes en los valores e intereses que compartimos. Esta relación seguirá siendo sólida en beneficio de ambos países”, señaló en un pronunciamiento el 9 de noviembre del 2016, un día después de que Trump triunfó en las urnas.
Lejos de la esperanza de que la relación entre ambos países mejoraría, los constantes ataques del republicano complicaron el intercambio entre México y Estados Unidos.
La misión de Jacobson fue entonces visibilizar la cultura mexicana y los problemas que aquejan al país.
En sus redes sociales, dedicó un tuit cada vez que un periodista fue asesinado en México; también uno en el aniversario de la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa.
“Me desperté hoy pensando en familias buscando hijos. Soy mamá, pero no puedo entender su dolor. Les ofrecemos nuestras oraciones”, escribió en Twitter el 26 de septiembre del 2017.
Los temas de derechos humanos, promoción de las libertades y desarrollo de las relaciones comerciales fueron parte central de su agenda como embajadora.
Además, Roberta Jacobson se dio la oportunidad de visitar lugares emblemáticos de México y mostrarlos en sus redes sociales
Lo mismo fue al Mercado de San Juan o a una función de lucha libre, en la Ciudad de México; a ver las ballenas en Baja California Sur; o a Montealbán, en Oaxaca.
Presumió haber quebrado su primera piñata y partir la Rosca de Reyes. Todo indica que Jacobson se enamoró de México.
“Compartir tradiciones mexicanas me ayudó a comprender un poco la riqueza del ser mexicano. El valor de compartir en familia, de soñar y luchar cada día con ese anhelo de triunfar. Gracias por contagiarme ese orgullo. ¡Ser mexicano se lleva en el corazón! #MiAmorXMéxico”, escribió en Twitter el pasado 6 de abril.
Roberta no llegó sola a México. Su esposo, Jonathan Jacobson, la ha acompañado a varios encuentros.
Incluso, después de los sismos de septiembre del 2017, Jonathan Jacobson acudió a Jojutla, Morelos, para ayudar en la reconstrucción de viviendas y entregar ayuda a los damnificados.
Ignorada por el Gobierno federal
Roberta Jacobson tuvo que lidiar no solo con los ataques que provenían desde la Casa Blanca contra México, sino de la indiferencia con que fue tratada por el gobierno mexicano.
Para Guadalupe Peña González, catedrática de la Universidad La Salle, el hecho de que el canciller Luis Videgaray decidiera tratar los asuntos bilaterales directamente con Jared Kushner, yerno de Donald Trump, habla de cómo se dejó a un lado a la representación diplomática estadounidense en México.
“A ella le toca la relación distante con la Secretaría de Relaciones Exteriores, porque le toca que en ese tiempo se da el nombramiento de Luis Videgaray como canciller y él apuesta por una relación más afín a sus intereses, de lo que habla el hecho de que todo lo que tenga que ver con Estados Unidos lo va a tratar directamente con el yerno de Donald Trump”, comentó Peña.
La experta internacionalista señala que la labor de Roberta Jacobson se centró en crear lazos con la sociedad civil y visibilizar la cultura mexicana, más allá de las relaciones exteriores formales que existen entre ambos países.
“Tenía detalles que mostraban que apreciaba los valores de nuestro país por encima de los intereses particulares o de lo que quisieran manejar en una agenda alterna, ya sea la Secretaría de Relaciones Exteriores o la propia Presidencia de la República.
“Jacobson se manejaba con un perfil que le era aplaudido en redes sociales: lo mismo iba a las luchas que al Mercado de Sonora o a Xochimilco, y también podía sentarse con hijos de migrantes mexicanos y platicar sobre su situación. Es de las pocas ocasiones que en México hemos tenido a un perfil diplomático diferente”, afirmó Peña.
La especialista recordó que una de las primeras declaraciones de Donald Trump fue que cambiaría a los embajadores de Estados Unidos en todos los países, como una forma de romper los vínculos que había dejado Barack Obama, y resaltó que fue la propia Roberta Jacobson quien decidió presentar su renuncia tras 31 años en el trabajo diplomático de su país.
Guadalupe Peña apuntó que, aunque no se ha anunciado oficialmente el nombre de quién será el nuevo embajador estadounidense en México, lo más seguro es que Trump busque a alguien con un perfil empresarial, como el suyo.
En semanas pasadas trascendió que el elegido para ocupar el lugar de Jacobson sería Ed Whitacre, quien fuera presidente de General Motors y director ejecutivo de AT&T, así como socio del empresario mexicano Carlos Slim.
“Su posible nominación es toda una señal de que, como Donald Trump tenía la idea de presionar al gobierno mexicano respecto a ciertos puntos que él quiere imponer forzosamente en la negociación del TLCAN”, expuso la académica.
Y aunque no se tiene la confirmación del nombre del nuevo embajador, lo único seguro es que tendrá un perfil y una visión de México muy distinta al que tuvo Jacobson, que supo ganarse el aprecio de varios sectores de la sociedad mexicana.
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