Vestían de negro, chaleco antibalas, portaban armas de fuego y cateaban los domicilios en busca de droga sin autorización alguna de un juez.
Se hacían llamar Grupo de Operaciones Especiales (Gopes) y desde el 2004 combatían el narcomenudeo, a la brava, desde la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSPDF).
Tuvieron su auge entre los años 2003 y 2005 donde acumularon innumerables quejas por la violación a los Derechos Humanos.
Su historia como grupo de élite de la SSPDF quedó documentada, en parte, en la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) donde motivaron recomendaciones por quejas de allanamiento de morada, robos, lesiones, amenazas, detenciones arbitrarias, falsas acusaciones e incluso, abuso sexual.
La recomendación 6/2004 emitida por la CDHDF es una prueba de esto pues documenta al menos 79 quejas de marzo de 2003 a abril de 2004 en contra de los elementos de los Grupos Operativos Especiales y Fuerzas Especial de la SSPDF.
La historia de los grupos tipo SWAT (Special Weapons and Tactics) por sus siglas en inglés, han dejado una amarga experiencia a su paso por el Distrito Federal.
Por eso, ante el reto de asumir las nuevas atribuciones que le confiere la Ley General de Salud para combatir el narcomenudeo, la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSPDF) rechaza categóricamente la creación de un grupo especial que desde el ala preventiva ataque el flagelo.
Pedro Ibarra Díaz Trujillo, subsecretario de Información e Inteligencia Policial de la SSPDF, cancela toda posibilidad al respecto y acota claramente el papel de los elementos de la policía a las acciones de prevención, detenciones en flagrancia, petición de parte y con la orden de un juez.
El capítulo de los llamados Gopes o Tigres de la SSPDF, les dejó una lección muy clara de que la operación de este tipo de grupos, a la larga no arroja resultados contra la erradicación del narcomenudeo, al contrario, propicia la comisión de múltiples injusticias.
“Se ha hecho toda la vida, se hizo muchos años y nunca funcionó, funcionaba a medias, terminaba cometiendo abusos y tropelías, muchos terminaban en la cárcel, no, en ese sentido, el doctor Manuel Mondragón (y Kalb) no permite ese tipo de grupos”.
El subsecretario reconoce que el problema es demasiado delicado por lo que amerita un tratamiento cuidadoso por parte de todas las autoridades involucradas, en este caso, SSPDF, PGJDF y Secretaría de Salud, a fin de hacer respetar la ley pero también los derechos humanos y las garantías individuales.
“Para nosotros salir a la calle en un momento dado a realizar una operación si no es que existe un mandato judicial, no lo podemos hacer”, puntualiza.
No obstante, la PGJDF, a través de la Fiscalía Especializada, contará con un grupo de agentes destinados para este fin. Pero habrá que esperar para conocer la forma de ejecutar su estrategia antinarcomenudeo en la capital.
Esta vez, la SSPDF mantendrá la actividad que ha venido ejecutando en la materia: las detenciones y puestas a disposición de detenidos, sólo que ahora hará las remisiones ante el Ministerio Público local de la PGJDF y no ante la Procuraduría General de República (PGR) como antes.
“Nuestro trabajo sigue siendo el mismo, prevención, flagrancia o a petición de parte, porque si actuamos y no es flagrancia se considera un abuso de autoridad, si actuamos y no hay parte acusadora, no tenemos elementos a menos que haya sido en flagrancias”, subraya el responsable de la operación de más de 865 cuadrantes, zonas de vigilancia de la policía preventiva.
La prevención ante el aumento del consumo
El papel de los preventivos no es menor. Los uniformados de la SSPDF son el primer contacto con el problema, consumidores, portadores o distribuidores.
Por eso es que tampoco se puede desaprovechar el número de fuerza con que cuenta la policía capitalina, más de 75 mil efectivos desplegados en todo el Distrito Federal, quienes tan solo en este año han presentado ante el Ministerio Público a 2 mil 600 personas por posesión de droga.
El problema del narcomenudeo en la capital del país, va en aumento, reconoce Ibarra Díaz Trujillo.
“Tenemos un promedio de 12 remisiones diarias por posesión, la tendencia sí ha ido en ascenso, año tras año, con sus variables, por su puesto, con el delito de posesión de drogas nuestra tendencia sí ha sido ascendente”, menciona al referirse a la estadística de remisiones en lo que va del 2012.
Sin embargo, la estadística oficial de la SSPDF revela que ha habido años en los que las remisiones al Ministerio Público por posesión de estupefacientes han sido el doble.
En la última década, la policía preventiva del DF ha presentado a 54 mil cien personas ante el Ministerio Público tan sólo por este delito.
El 2010 marcó la cifra record con más de 10 mil puestas, casi 27 diarios por posesión de diversas drogas, fundamentalmente mariguana, que se mantiene como la reina de las sustancias ilícitas en la capital, debido a la facilidad para obtenerla y el precio.
“Generalmente es mariguana y cocaína o polvo blanco, nosotros no podemos determinar si es o no es, sabemos que es polvo blanco con ciertas características y así es como se pone a disposición de la autoridad”.
De éstas, la mariguana es más conocida aunque cada día ganan terreno los solventes y activos, fundamentalmente en los jóvenes que se inician en las adicciones porque dichas sustancias son más económicas y se vuelven más populares entre la población.
El subsecretario evita estigmatizar las zonas consideradas como focos rojos o de alta incidencia en el tema de narcomenudeo, justamente para no satanizar a la población general que vive en esos lugares.
Sin embargo, históricamente, las delegaciones Iztapalapa, Gustavo A. Madero, Álvaro Obregón y Cuauhtémoc, se encuentran en los lugares más altos.
Se le suman ahora las delegaciones periféricas como Tlalpan, Coyoacán, Magdalena Contreras y Cuajimalpa donde se han presentado fenómenos de violencia asociados a la actividad de venta y distribución de droga.
En estás demarcaciones se ha registrado una serie de crímenes como resultados de revanchas o ajustes de cuentas entre grupos rivales.