[kaltura-widget uiconfid=”38728022″ entryid=”0_rcek6txg” responsive=”true” hoveringControls=”false” width=”100%” height=”75%” /] Muy pocos políticos en Jalisco han podido hacer de su nombre la denominación de todo un grupo o corriente de poder: volverse el prefijo de un “ismo”, pero Enrique Alfaro Ramírez lo hizo y ahora que ha conquistado la gubernatura jalisciense por el partido Movimiento Ciudadano (MC), el estado se halla inmerso en la hegemonía del “alfarismo”.
Nacido en Guadalajara, Jalisco, el 20 de junio de 1973, Alfaro es hijo del ex rector de la Universidad de Guadalajara (UdeG), Enrique Alfaro Anguiano, quien encabezó la casa de estudios de 1983 a 1989. Sin embargo no estudió su carrera en esa institución pública, sino en una privada: el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente donde se formó como ingeniero civil.
Los primeros flirteos de Alfaro Ramírez con algo parecido a la política, aunque meramente estudiantil, se dieron en su época en la Preparatoria 5 de la UdeG, ya entre amigos que hoy contiúan en su círculo más inmediato, como Clemente Castañeda Hoeflich, próximo senador por Jalisco; Ismael del Toro Castro, futuro alcalde tapatío, y Hugo Luna Vázquez, otro puntal del proyecto alfarista.
Para 1995, un joven y priista Alfaro Ramírez se sumó a la campaña electoral de Eugenio Ruiz Orozco por la gubernatura de Jalisco, quien perdió. Esos años eran el inicio del fin para el PRI local, luego de la herida del 22 de abril de 1992, día en el que se registraron explosiones en Guadalajara por la acumulación de hidrocarburos en el drenaje y hubo más de 200 muertos. La entidad vivió su primera alternancia con la llegada del primer gobernador panista Alberto Cárdenas Jiménez (1995-2001).
Luego de aquella campaña fallida de Ruíz Orozco de 1995, Alfaro Ramírez pasó unos años en la Ciudad de México, donde cursó una maestría en Estudios Urbanos con especialidad en Economía de la Urbanización en el Colegio de México, una pausa a su actividad política que mantuvo hasta el 2000, cuando retornó a Guadalajara.
En la contienda política de ese año que quedaría marcada por el triunfo de Vicente Fox Quesada y la derrota histórica del PRI, Alfaro Ramírez recibió formalmente su primera postulación a un cargo de representación popular como diputado federal suplente por el distrito 17. Tenía 27 años de edad y ocho de militancia priista.
Otro de sus actuales hombres cercanos en Movimiento Ciudadano, Salvador Caro Cabrera, también era priista en el 2000 y fue candidato a diputado federal suplente pero por el distrito 13; junto a Elisa Ayón Hernández, candidata a diputada suplente por el distrito 14, y a quien la vida le depararía volverse en 2013 la famosa “Lady Panteones”, protagonista de uno de los peores escándalos de corrupción por los que ha atravesado el PRI en Jalisco.
Alfaro Ramírez tampoco obtuvo buenos resultados en esa campaña del 2000 pero no todo le salió mal, en ese momento se vinculó con Omar Raymundo Gómez Flores, una de las influencias políticas más importantes en su trayectoria y quien ese año tomaría protesta como senador por Jalisco, así que lo invitó a fungir como uno de sus asesores en la Cámara Alta.
En esos años en que laboró con el senador Gómez Flores, Alfaro Ramírez se determinó a emprender su primer proyecto político propio desde el PRI para ser Alcalde de Tlajomulco de Zúñiga, en la metrópoli tapatía, y lugar donde vivían sus padres. Compitió en la elección del 2003 y terminó derrotado por el panista Andrés Zermeño Barba, por lo que fue edil de oposición en esa administración.
Alianza y rompimiento con el PRD
La militancia priista de Alfaro Ramírez se mantuvo hasta el 2005, cuando salió de ese partido para incorporarse al PRD local, fuerza política comandada desde entonces por Raúl Padilla López, el ex rector de la UdeG. Es así como llegó al Congreso de Jalisco y fungió como diputado en el periodo 2007- 2009 al frente de la Comisión de Asuntos Metropolitanos.
El propio Alfaro ha narrado que fue en ese momento que retomó la construcción de una alternativa de gobierno para Tlajomulco, dando sus primeras formas a una corriente que ya no pararía hasta alcanzar la gubernatura el 1 de julio.
En el 2010, Alfaro Ramírez llegó a la Alcaldía de Tlajomulco por la alianza PRD-PT, e hizo de su gobierno la primera plataforma que realmente lo proyectó como un político de peso estatal, al emplear iniciativas innovadoras como ser el primer municipio de Jalisco en entregar uniformes y útiles gratis a las niñas y niños de preescola
Sin embargo, la acción que lo posicionó como un actor con una identidad y voz propia, incluso con un ideario que, al menos entonces, lo hicieron sobresalir de entre la clase política local, y le dio sustento a una narrativa suya que siempre ha jugado con ciertos elementos anti-sistema.
Esa acción llegó el 22 de febrero de 2010, cuando convocó a los medios para romper su alianza con el ex rector de la UdeG, Raúl Padilla, al que muy pocos se atreven a cuestionar en sus métodos caciquiles, y al que acusó de “esquemas de presión, manipulación y chantaje propios de una generación premoderna que sigue pensando que las instituciones publicas son parte de su patrimonio y que el poder político no es para servir sino para servirse”.
“En las últimas dos décadas los jaliscienses han sido testigos de los afanes de poder de Raúl Padilla López, su modus operandi ha consistido en intentar cercar y secuestrar varias organizaciones e instituciones publicas locales incrustando a sus incondicionales en posiciones estratégicas de control político y financiero. Bajo el velo de la promoción cultural y la renovación académica, Raúl Padilla López ha construido redes de complicidad para intentar convertirse en factor de decisión de la vida pública de Jalisco; lamentablemente, Tlajomulco y su gobierno no han sido ajenos a los intentos de secuestro por parte de Raúl Padilla López”, dijo.
Aseguró que el ex rector le “exigió nada más y nada menos que 60 por ciento de los espacios administrativos del gobierno municipal, evidenciando con ello una concepción patrimonialista del gobierno”. Tras esa denuncia los medios lo comenzaron a seguir con atención.
El 24 de mayo de 2011 se formalizó la salida de Alfaro Ramírez del PRD y su discurso comenzó a incorporar el rechazo de los partidos, y la opción de arribar al poder sin supeditarse a estos.
En el 2012, Alfaro Ramírez decidió construir una candidatura para hacerse del Ejecutivo
“En noviembre del 2011 cuando yo estaba definiendo mi futuro político tenía invitaciones de todos lados y me habló Felipe Calderón, en una visita que hizo a Guadalajara me citó para como poner en la mesa la posibilidad de que yo fuera candidato a gobernador por el PAN, y en esa reunión, medio se supo de esa reunión, trascendió, nunca lo había dicho yo personalmente, pero en esa reunión me hizo él una pregunta, porque como que se puso a interrogarme, y me preguntó al estar hablando sobre mi vida que dónde había estado yo en el 2006, y me dio mucho gusto poderle contestar: ‘luchando para que usted no fuera presidente’…a mí me dio mucho orgullo decírselo”, le dijo a Efekto TV en el 2012.
De Guadalajara a Casa Jalisco
Enrique Alfaro Ramírez llegó a los comicios de 2012 como abanderado del Movimiento Ciudadano y aliado de Andrés Manuel López Obrador, pero fue vencido por el priista, Aristóteles Sandoval Díaz, en una derrota que atribuiría a las carencias de estructura y financiamiento partidista. Aún así, con todo y ese descalabro, era ya la principal voz de oposición en todo el estado.
En el 2015 contendió por la Alcaldía de Guadalajara, un trampolín natural a la gubernatura, y no sólo gana ese municipio, sino 23 más incluyendo todos los más importantes de la metrópoli, que llevarían al MC y al alfarismo a gobernar al 63.4 por ciento de los jaliscienses (4.6 millones), y a contar con 14 diputados locales y 10 federales.
La gestión tapatía tuvo episodios críticos como una extraña cercanía del gobierno alfarista con Sergio Schmidt Sandoval, detenido el 18 de agosto de 2016 por la Policía Federal como presunto cerebro financiero del Cártel Jalisco Nueva Generación, y uno de los 122 objetivos prioritarios del Gobierno federal hoy liberado-, pues el hijo de este, Kurt Schmidt Díaz, era funcionario municipal; además de que el entonces secretario general, Enrique Ibarra Pedroza, aceptó haberse reunido con Schmidt Sandoval en el Ayuntamiento ese mismo año, entre otros nexos.
Ese gobierno también fue cuestionado por los múltiples contratos por adjudicación directa para las firmas Eu Zen, La Covacha e Indatcom, que han recibido pagos por no menos de 274.4 millones de pesos (mdp) entre 2011 y 2017 de los ayuntamientos alfaristas y el Movimiento Ciudadano estatal y nacional, sin olvidar los enfrentamientos con la prensa.
“Quiero ver entonces a esos que escriben tantas cosas de mí, que dicen tantas cosas de mí, al periódico Mural, al NTR, a la Crónica, a todas esas basuras que escriben cosas todos los días denigrando, ofendiendo, atacando, quiero ver qué han hecho ellos, como esto, que le llegue a los talones a esto para cambiar la realidad”, dijo el 2 de junio de 2017 Alfaro Ramírez dijo en una entrega de obras.
En contraparte, el propio Alfaro Ramírez aseguró que en su alcaldía invirtió 4 mil mdp en obra pública; que 500 kilómetros de calles fueron rehabilitadas; que más de 823 mdp se erogaron en programas sociales; y que introdujo nuevas figuras de participación ciudadana como el Presupuesto Participativo y la Ratificación de Mandato –como lo había hecho en Tlajomulco-.
Su peso político terminó por trascender al estado, hasta considerársele actor fundamental para la suma de ese partido al Frente de Ricardo Anaya Cortés, si bien recibiendo críticas de su exaliado, López Obrador, quien lo llamó hace poco “salinista”.
Así, el alcalde tapatío llegó a este 2018 como favorito para ganar la gubernatura.
Aunque en la contienda se le cuestionó duramente de incongruente por la alianza que ahora sostiene con el exrector Padilla López, nada impidió que conquistara no sólo la gubernatura, sino 71 alcaldías –con Movimiento Ciudadano y el Frente- con el 88 por ciento de los jaliscienses; además de dos senadurías, 18 diputados federales y al menos 15 locales –de 20 distritos totales-.
El 1 de julio por la mañana Alfaro Ramírez decía que estaban “listos para hacer historia”; por la noche, así recapituló su victoria: