‘Algo ahí está atorado’
Para el padre Alejandro Solalinde, la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) no ha cumplido con las expectativas con las que fue concebida esta dependencia hace dos años con la nueva Ley General de Víctimas.
“Es la única instancia constitucional jurídica, para apoyar a las víctimas y solamente está apoyando al 2 por ciento”, dice Solalinde, uno de los activistas que participaron en la creación de la CEAV.
Esa comisión, ejemplifica el padre Solalinde, no puede estar trabajando bien si tiene un 98 por ciento de subejercicio en el manejo del fondo para víctimas.
J. Jesús LemusPara el padre Alejandro Solalinde, la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) no ha cumplido con las expectativas con las que fue concebida esta dependencia hace dos años con la nueva Ley General de Víctimas.
“Es la única instancia constitucional jurídica, para apoyar a las víctimas y solamente está apoyando al 2 por ciento”, dice Solalinde, uno de los activistas que participaron en la creación de la CEAV.
Esa comisión, ejemplifica el padre Solalinde, no puede estar trabajando bien si tiene un 98 por ciento de subejercicio en el manejo del fondo para víctimas.
El sacerdote asegura que la CEAV sólo atiende casos muy selectivos y se ha manejado con opacidad en el manejo de los recursos y de la integración del Registro Nacional de Víctimas.
“Realmente el padrón que se conoce es muy reducido”, acota.
Solalinde estima que, en materia de víctimas de la violencia y la inseguridad, el gobierno federal sigue falseando datos.
“Lo que no nos van a decir nunca es la identidad de las víctimas. La numeraria no tienen por que no decirla”, dice.
Desde su perspectiva, la CEAV no es que haya nacido muerta, es que no le han dado vida.
“Porque está activa desde hace tiempo. Eso no viene de ahorita, viene desde Calderón. Pero no le han dado vida porque a este gobierno no le interesa que se reconozca a las víctimas, eso se vio en la visita del Papa”.
Pero la falta de eficiencia de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas no sólo la atribuye a la voluntad de la política del gobierno federal.
Piensa que hay algo más que no la deja operar con plenitud. No todo se debe a la forma en que está integrada esa comisión, lo que evita que fluya la operatividad de ese organismo.
“Algo allí está atorando. Alguna burocracia, alguna cosita en la ley secundaria. No sé. O es la ley de víctimas. Pero algo está atorando que sí se ejerza ese presupuesto. Porque se ostenta. Se dice que se tiene, pero, ¿y a dónde va ese presupuesto que se subejerce? Porque dicen que se da a las víctimas, y las víctimas no reciben nada”.
Esa política de omisión es la que hace pensar al padre Alejandro Solalinde que la actual administración federal en materia de atención a víctimas ha resultado más ineficaz que la administración pasada.
“No hay comparación”, asegura.
Y es que, desde su punto de vista, la actual administración federal le ha quedado a deber a la sociedad.
“Primero porque no tiene una actitud sincera de respetar los derechos humanos, y segundo porque no tiene intenciones democráticas”.
Una autoridad excluyente
La vocación del gobierno federal de no escuchar a los sectores más vulnerables, dice el padre Solalinde, se evidenció al momento en que la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas no lo convocó para los trabajos de reparación de daños o integración del padrón de afectados por la violencia.
“Yo como comisión de la verdad -que ya terminó el 29 de febrero de este año-, nosotros hicimos cita con ellos (La CEAV). Hicimos una visita institucional. Nos informaron. Estuvimos al pendiente de eso que fue una iniciativa de nosotros. De allí en fuera jamás ha habido comunicación de ellos para conmigo”.
Pese a que Solalinde fue uno de los promotores para la creación de la comisión de atención a víctimas, nunca ha estado en una sesión de trabajo de ese organismo descentralizado. NI siquiera se le ha informado de cuántas son las víctimas que consideran dentro de los daños de la violencia iniciada desde el 2006.
No sabe cómo trabaja la comisión. Solo sabe que los datos oficiales chocan con los datos que él mismo recaba.
“No. Yo me entero por las cifras que salen en los medios y que son cifras oficiales. Y que no coinciden con las de nosotros”.
Para él son cientos de miles las víctimas de la violencia y la inseguridad en México.
“Pues son tantas víctimas. Yo no quiero ser pesimista, pero yo pienso que de muchas formas hay cientos de miles. De personas, de víctimas, claro que sí. Que vienen desde el periodo de Felipe Calderón y que se han multiplicado con Peña Nieto”, remarca.