Si algo ha repetido el presidente electo, Enrique Peña Nieto, en su gira por América Latina es que busca “aliados” para México.
Y aunque Peña Nieto se ha enfocado más en temas económicos y de combate a la pobreza que en el rubro de seguridad, las presiones por conocer cuál será su estrategia contra el crimen crecen a escasos dos meses de que ocupe su silla en Los Pinos.
Ayer, luego de recordar que todos los candidatos a la presidencia de México prometieron continuar el esfuerzo contra el narcotráfico, el mismo Calderón cuestionó al priista mientras éste se encontraba en Perú, último destino de su gira internacional.
“Todos los candidatos dijeron eso, pero cuando les preguntaban cuáles eran los cambios, no pude ver claramente cuáles iban a ser esas diferencias”.
Por su parte, Peña Nieto dijo desde Perú que la lucha contra el crimen organizado “es una tarea irrenunciable para el Estado”.
El priista, quien ya se reunió con los mandatarios de Argentina, Brasil, Guatemala, Colombia, Chile y Perú, reiteró su intención de fomentar la cooperación “institucional” para combatir unidos al narcotráfico.
En previas ocasiones los colaboradores de Peña han reiterado que se hará frente al crimen pero que se procurará una transición armoniosa, por lo que se aclaró que el ejército tendría que continuar en las calles a la entrada del nuevo presidente.
Por otro lado, en entrevista para Reporte Indigo el ahora asesor de Peña Nieto, el general colombiano Óscar Naranjo, adelantó que el nuevo plan incluye una estrategia distinta a la de Calderón, que consiste en restarle “capacidad sicarial” a los cárteles del país.
Ayer Calderón dijo confiar en que el próximo gobierno continuará el esfuerzo antidrogas, pero aún no queda claro el cómo.
