Andrés Manuel López Obrador retomó la senda amorosa de su estrategia de campaña la tarde de este jueves.
“Quiero la reconciliación y voy a seguir actuando de esta manera, luchando por la vida pacífica, repito, no odio, quiero justicia, no venganza…”
Así le respondió a Joaquín López Dóriga luego de que, un día antes, el periodista abriera fuego de tweets contra el candidato presidencial.
“Ha muerto la República amorosa. ¡Qué poco les duró! Descanse en paz”, publicó el conductor en su Twitter.
Todo empezó el martes cuando el perredista puso el reflector sobre Enrique Peña Nieto, en el noticiario radiofónico de Carmen Aristegui.
Ahí criticó que el priista se negara a acudir al debate propuesto por la periodista:
“No quieren que hable… lo están cuidando, es una estrategia fundamentalmente de sus patrocinadores…”, aseguró.
Y fue más lejos. Afirmó que al aspirante tricolor a la Presidencia lo protege el cerco de las principales televisoras:
“No es nota para Televisa, no es nota para TV Azteca, pero fundamentalmente en Televisa… ¿Qué es lo que quieren hacer? Volver a engañar a la gente para mantener este régimen de corrupción”, dijo.
La lluvia de tweets de López Dóriga no se dejó esperar. Comenzó a caer, constante.
“¿Y sus argumentos? Ni uno. Solo insultos. “Pero el tamaño de las acusaciones, amerita un horario triple A, no señor?”. replicó el conductor de Televisa. Así hizo suya la contraofensiva.
El miércoles en la noche López Obrador escribió en twetter: “Mañana aclararé el tema del debate con Joaquín López Dóriga. Lo haré por teléfono porque tengo compromisos”.
Ayer el duelo López vs. López se aguardaba con curiosidad. Se anticipaba que las recriminaciones de uno y otro lado podrían subir de tono. Pero esto no ocurrió. No del todo.
Andrés Manuel se limitó a recordar la guerra sucia de la que fue víctima en 2006. Cuando lo dejaron cuatro días sin spots en la tele, “con todo lo que ello implica”. Cuando antes del primer debate, “ya había un bombardeo de spots de que era un peligro para todos”.“No puedo callar”, le dijo a Joaquín.
“Televisa patrocina a Peña Nieto”. Y de inmediato, recuperó su discurso constructivo:
“La república amorosa es decir la verdad, te agradezco esta oportunidad de expresarme… no tengo enemigos sino adversarios y quiero convencerlos… te agradezco”, dijo.
Apresurado en despedirse, Joaquín no dejó que se fuera, le recordó que él también había evitado el debate hace seis años.
-Ahora es distinto… Peña no quiere ir… -comentó un López.
-Igual, como tú… -le reviró el otro López.
-No, porque él tiene los medios a favor… no lo tocan ni con el pétalo de una rosa -alcanzó a rematar el López candidato.
Fue todo. La acalorada charla que algunos esperaban tendría lugar no ocurrió.
López Obrador logró retomar la senda amorosa de su estrategia. A la proclama de Joaquín López Dóriga respecto a que su república amorosa había muerto, el tabasqueño pareció contestar con la estrofa de la canción de Mijares:
“No se murió el amor, aunque no siempre resulta fácil vivirlo a diario, no se murió el amor, todavía…”