El anarquismo “es la única filosofía social que existe que está en contra de que su propuesta se imponga a los demás”, explica Marcelo Sandoval Vargas, autor del libro, “La configuración del Pensamiento anarquista en México”.
Para el especialista, “es absurdo que se diga que el anarquismo es violento”.
La connotación bélica del movimiento se acuñó por parte del gobierno -a finales de los años noventa- en las primeras manifestaciones antiglobalización.
De hecho, desde el pensamiento anarquista no hay vinculación con el gobierno, ni con las propuesta electorales, mucho menos con las manifestaciones relativas al resultado electoral.
“El anarquismo cuestiona la idea de la representación política y la idea de que haya unos expertos o políticos profesionales que se encarguen de tomar las decisiones por la gente, cuando se ha demostrado que la gente tiene capacidad de resolver su propia vida”.
Para Sandoval Vargas la represión del sábado primero de diciembre en las calles de Guadalajara recordó lo sucedido en 2004 durante la Tercera Cumbre de América Latina, El Caribe, y la Unión Europea.
En donde la violencia, la fuerza del estado y los presos políticos configuraron no sólo un capitulo desastroso de la democracia local sino que marcaron el futuro de las pequeñas agrupaciones anarquistas que tenían presencia en la ciudad.
Y es que la veintena de grupos con inspiración anarquista que existían entonces se atomizaron.
En todos los actos públicos, reuniones y espacios de estudio la presencia del Estado fue cada vez más frecuente, relata el historiador.
Hoy sólo restan no más de cuatro grupos que trabajan de manera aislada en proyecto productivos de auto sustentabilidad, bibliotecas comunitarias y centros sociales, explica Sandoval Vargas, quien agrega que “en Guadalajara el anarquismo está más bien asociado a la contracultura y el arte”.
Los grupos ciudadanos de jóvenes corren el riesgo de toparse cada vez más con la presencia del Estado en sus reuniones y manifestaciones.
“Casi siempre cuando se empiezan estas campaña mediáticas y desde el Estado para señalar el anarquismo, resulta en una cacería de brujas, en una persecución, se comienzan a hostigar los espacios que tienen estos grupos”.
Anarquistas, los chivos expiatorios
Para el entrevistado, la violencia suscitada en la Ciudad de México fue una estrategia del gobierno.
Por un lado se observó a grupos emergentes como el Ejército Magonista de Liberación Nacional que según refiere Sandoval Vargas, la agrupación no comulga con los preceptos anarquistas.
“Su discurso no tiene que ver con los planteamientos anarquistas. En primer lugar por que dentro del movimiento jamás de ha hablado de organizaciones guerrilleras. (…) que están hechas para tomar el poder y el anarquismo no es un movimiento que esté a favor de la toma del poder”.
Por otra parte, la represión sobre los manifestantes fue capitalizada por la izquierda “institucionalizada” –El PRD-, que no tuvo opción y decidió echarle la bolita a los anarquistas a fin de no desprestigiar su capital político.
La estrategia de Marcelo Ebrard fue voltear el tema “y que ya no se asociara a la izquierda institucional como los que estaban promoviendo la violencia. Tomaron la movimiento anarquista como chivo expiatorio”.
En cuanto al movimiento Cruz Negra Anarquista de México refiere que es una agrupación con más de 10 años de presencia en la Ciudad de México que se dedican al acompañamiento solidario de presos políticos a través de acciones como la asesoría jurídica.
Esta agrupación envió un comunicado en el que se deslindó de lo ocurrido el primero de diciembre y en el que descartan que alguno de sus integrantes esté dentro de la lista de encarcelados.
