La casilla número 1403, en la colonia Alfareros, ya esperaba a la candidata a la presidencia municipal regiomontana, Margarita Arellanes.
La casilla localizada en la calle prolongación Río Nazas acumulaba un gran número de electores que hicieron fila desde temprano. El flujo de gente era lento y las quejas no se hicieron esperar.
Arellanes llegó a la cita pasadas las 10 de la mañana, acompañada de su esposo y sus tres hijas. Posterior a ello, surgió un conflicto con Myriam Auces, asistente capacitador de la Comisión Estatal Electoral que impidió momentáneamente el paso de la prensa. Ella alegó que no podían tener acceso a las casillas y los medios debían permanecer en la banqueta, fuera del lugar.
El altercado no pasó a mayores después de que se llegara a un acuerdo con el presidente de casilla.
Ya depositado el sufragio en las urnas, la candidata dio espacio para preguntas donde subrayó la participación ciudadana y dijo no estar preocupada por la guerra sucia que aún el día de ayer se efectuó en su contra.
Se despidió agradeciendo y dijo que esperaba reunirse con su comité de campaña entrada la tarde.
Y así inicia el último lapso de la carrera electoral por la alcaldía de Monterrey.
Por su parte, Felipe Enriquez llegó también acompañado de su familia a una casilla que abrió tarde. Mientras esperaba en la fila, pasó desapercibido por los votantes que aplaudían y chiflaban para alentar la movilización de las casillas.
Al momento en que abrieron las casillas y comenzó la movilización de los ciudadanos, se escucharon chiflidos y aplausos.
El aspirante a la alcaldía de Monterrey esperó casi una hora para que abrieran su casilla, ubicada en el Colegio San Patricio en la Colonia Del Paseo Residencial.
A su llegada, se le acercaron los medios al igual que a Margarita Arellanes, pero para los electores fue un cero a la izquierda.
Tan solo dos escasas personas se le acercaron para preguntarle algo o desearle suerte.
Una vez marcado su voto federal, el candidato mostró ante las cámaras su boleta, en la que se apreció que había marcado el recuadro de Enrique Peña Nieto, aún y cuando esto no está permitido por el IFE.
El asedio de los medios fue tal, que se le olvidó su credencial de elector y que le mancharan con tinta el dedo pulgar.
Los funcionarios alzaron la voz y le pidieron con señas que regresara, incluso bromearon con el candidato y le dijeron que sabían que lo importante era el voto, pero que tenía que cumplir con todo el procedimiento.