De los altos de la sierra michoacana, de la costa chica de Guerrero, de Chiapas y de Oaxaca está naciendo una nueva rebelión pacífica. Grupos de indígenas que decidieron desafiar a la partidocracia y elegir por sus propios usos y costumbres a sus gobernantes.
Estas comunidades indígenas provienen de distintas culturas, hablan distintas lenguas, viven bajo la ley de distintas costumbres y tradiciones pero tienen en común que han sido víctimas de la violencia y que el Estado los ha olvidado.
Ellos son la oposición al sistema de partidos, miles de personas que decidieron alzar la voz y que se revelaron no solo a los gobiernos actuales o venideros, sino a todo un sistema de instituciones políticas y electorales.
Para iniciar esta rebelión, los pueblos indígenas tuvieron primero que organizarse, entregar miles de firmas a los órganos electorales locales y esperar la validez del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).
Como respaldo estos grupos tienen a la Constitución que en su Artículo 115 señala que los pueblos naturales pueden contar con gobiernos autónomos elegidos a partir de usos y costumbres.
“Las comunidades indígenas, dentro del ámbito municipal, podrán coordinarse y asociarse en los términos y para los efectos que prevenga la ley”, dice la Constitución.
Ayutla de los Libres, Guerrero, volvió a hacerle honor a su nombre el pasado domingo 15 de julio. Ese día en la cabecera municipal los 560 concejales indígenas de las 108 localidades y 28 colonias de la demarcación se dieron cita para elegir a su nuevo gobierno.
Por primera vez en su historia y tras una larga batalla Ayutla eligió libremente su destino. Codo a codo, voto a voto lo hicieron posible mixtecos, tlapanecos y mestizos.
Atrás quedaron los nombres de Juan N. Álvarez, Tomás Morena y Florencio Villareal, quienes impulsaron el movimiento insurgente contra la dictadura de Santa Anna en 1854. Los nuevos héroes de Ayutla son los miembros del gobierno comunitario Longino Hernández, Isidro Remigio Cantú y Patricia Ramírez.
“No todos están de acuerdo con lo que estamos haciendo, se atropellan muchos intereses, como la actual presidenta que le parece nada gracioso lo que estamos haciendo. Quisieron comprarlos, pero no aceptaron porque ellos responden directamente al pueblo”, comentó a Reporte Indigo Eneida Lozano, integrante de la Unión de Pueblos y Organizaciones del estado de Guerrero (UPOEG), la iniciativa que hizo posible la elección del autogobierno en Ayutla.
Para Eneida, una joven madre de dos hijos que quedó viuda por la violencia en la región, su motor de lucha fue el abandono institucional y el olvido del gobierno cuando más lo necesitaban, asegura.
“Pasamos por un fuerte problema de inseguridad, para nosotros era normal ver los muertos en nuestra banqueta y escondernos para que no nos pasará nada, a nosotros y a nuestra familia. Nunca vimos a las autoridades municipales involucrarse”, recordó la ayutleca.
De Ayutla, Guerrero, a Cherán, Michoacán hay más de 700 kilómetros de distancia y cuatro años de lucha de diferencia. Aunque la historia es similar.
Luchando contra el crimen organizado que talaba sus bosques en la meseta purépecha y contra las autoridades coludidas, los pobladores decidieron tomar el mando de su gobierno.
El 27 de mayo del 2014, se celebraron en el municipio las primeras elecciones libres y autónomas. Cuatro años después, los pobladores purépechas renovaron a su gobierno y eligieron a los 12 integrantes del Concejo Mayor, representantes de las 169 fogatas y los 4 barrios de la comunidad.
A diferencia de Ayutla, en Cherán no hubo elecciones federales el 1 de julio, días antes durante los meses de campañas en las entradas de la población, la ronda comunitaria retenía a los autos que llevaban propaganda política y les retiraba el material electoral.
Lo de Cherán fue efecto dominó, en el Distrito Local 5 de Michoacán con sede en Paracho, el 1 de julio no fueron instaladas 52 de las casillas de votación previstas, correspondientes a esa comunidad, a Arantepecua y a Nahuatzen.
En la cabecera municipal de Nahuatzen no hubo elecciones el 1 de julio. Ese día fue una jornada de barricadas, quemas de papeles electorales y enfrentamientos entre el Concejo Indígena y militantes partidistas.
En Nahuatzen llevan más de un año queriendo seguir el ejemplo de su municipio vecino, incluso ya son reconocidos por el TEPJF y ese día realizaron elecciones por su cuenta. Será hasta septiembre cuando se realice una consulta ciudadana para determinar si se mantiene el gobierno partidista o cambian al autogobierno.
La cuna de los autogobiernos es Oaxaca, donde 18 grupos étnicos dirigen los ayuntamientos de 417 de los 570 municipios, según información del Instituto Nacional Electoral (INE).
En estas localidades no hay partidos políticos, la comunidad elige a sus autoridades por medio de asambleas, por mano alzada y votos con papeles, sin dispendio de dinero público ni prerrogativas. Lo mismo ocurre en regiones de Chiapas, Puebla, Morelos y Tlaxcala.
¿Qué dice el INE?
El pasado 1 de julio los conflictos locales escalaron a federales, en algunas regiones de Michoacán, Guerrero, Oaxaca y Jalisco no se pudieron instalar casillas debido a que las comunidades luchaban por su derecho a elegir a sus gobernantes.
“Hubo algunas localidades donde las autoridades de la propia comunidad no permitieron la instalación de casillas federales, no es porque sean usos y costumbres, sino porque hay conflictos asociados, quieren elegir por ese método, pero hay pasos que seguir”, dijo Roberto Heycher Cardiel Soto, Director Ejecutivo de Capacitación Electoral y Educación Cívica (DECEyEC) del INE.
El funcionario explicó que en todos los casos cuando se trata de votaciones por usos y costumbres, deben de ser avalados por el congreso local y el órgano electoral de la entidad.
“El Instituto Nacional Electoral no tiene competencia reguladora sobre estos sistemas normativos internos o también llamados por usos y costumbres, existen en Guerrero, en Michoacán, en Oaxaca, en Sonora, en Tlaxcala y en Chiapas, es donde tenemos nosotros registro de este tipo de comunidades. Son elecciones en el ámbito de la comunidad, de la localidad, no federales”, señaló Cardiel Soto.
El trabajador del INE dijo que todos estos ejemplos se han convertido en avances ya que el fin de una democracia es que la gente se apropie de espacios a través de procesos de participación ciudadana y que las elecciones por usos y costumbre son un buen ejemplo.