BIVA: la competencia de la BMV cumple un año
La llegada de BIVA al mercado amplió la oferta para empresas de menor tamaño, sin embargo, a un año de haber iniciado operaciones, aún queda una larga lista de pendientes para poder lograr que el sector crezca al tamaño que se necesita para convertir a México en un atractivo competidor
Nayeli Meza y Viviana BranEl tiburón dejó de cazar solo en el mar. Tras el inicio de operaciones de la Bolsa Institucional de Valores (BIVA) hace un año, se terminó con la hegemonía que la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) mantuvo durante 40 años.
Hasta la fecha, la Bolsa dirigida por María Ariza ha realizado 237 emisiones en el mercado nacional e internacional con las que se han logrado financiar cerca de 50 mil millones de pesos.
El primer timbrazo de BIVA ocurrió poco después de las pasadas elecciones federales y en un periodo de incertidumbre para los analistas tras los resultados en los comicios.
Sin embargo, el objetivo de abrir el mercado a una segunda opción era hacer más asequibles los instrumentos bursátiles a empresas de menor tamaño, las cuales durante mucho tiempo se quedaron al margen de la BMV por su nivel de capitalización.
Cipactli Jiménez, socio fundador de la comunidad de inversión Snowball, considera que la llegada de una segunda bolsa fue positiva por un tema de competencia, pero también porque le permite a las emisoras contar con otra alternativa.
El camino que recorrió la segunda bolsa de valores fue largo: el 29 de octubre de 2015 presentó ante la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) una solicitud de concesión de operación, iniciativa derivada de la reforma financiera. Pero fue hasta el año pasado cuando la dependencia dio el voto de confianza.
La llegada de BIVA dividió opiniones en su momento y todavía lo hace. José Oriol Bosch, director general de BMV, dijo en entrevista con Notimex que el arranque de su competencia fue negativa porque más que beneficios solo trajo mayores costos y provocó que se desviaran inversiones para su funcionamiento.
Además, destacó que la nueva bolsa logró ganar una pequeña parte de participación de mercado, pero no ha ayudado a crecer el volumen de operación o el número de emisoras como lo prometió, por lo tanto, lo único que se obtuvo fue un encarecimiento para la BMV y las casas de bolsa.
Reporte Índigo buscó a Grupo Bolsa Mexicana de Valores para obtener un posicionamiento al respecto, sin embargo, representantes del área de comunicación respondieron que por el momento preferían no dar comentarios.
En respuesta, María Ariza, directora general de BIVA dijo que la institución llegó para quedarse gracias a que su objetivo va más allá de generar utilidades para una empresa porque su visión es democratizar el mercado de valores mexicano.
La sequía bursátil
El mercado bursátil mexicano tiene más de 100 años de existir y, aunque cuenta con un importante respaldo, al compararlo con otros como el de Estados Unidos, son notables las diferencias entre ambos.
Otro elemento es que en este momento el mercado bursátil atraviesa por una sequía de Ofertas Públicas Iniciales (OPIs). Durante el año pasado ninguna empresa se listó a la bolsa, hecho que no ocurría desde 2009 con la crisis financiera global.
México suma 21 meses sin OPIs, que quiere decir que las empresas privadas no están permitiendo que el público participe en su crecimiento y sus ganancias.
Las consecuencias de esto se reflejaron en al menos tres nuevas emisoras de acciones, las cuales ya se encuentran listas para debutar en BIVA, pero no pueden debido a que no hay suficiente estabilidad en el mercado para que lo hagan.
La sequía bursátil provocó que durante el segundo trimestre de este año, la emisora BMV reportara una caída de 34 por ciento en sus ingresos por concepto de cuotas de listado de valores.
Sin embargo, Santiago Urquiza, presidente de Central de Corretajes (Cencor), sociedad que administra a BIVA, se mantiene optimista a pesar del entorno económico complejo, y adelanta que la sequía en el número de colocaciones en el mercado terminará en los próximos seis meses.
Por su parte, Juan Carlos Minero, director de inversiones en Black Wallstreet Capital Mexico (BWC), argumenta que los retos principales para que ambas bolsas de valores salgan adelante están relacionados a la forma en que el gobierno distribuye el gasto público, la certidumbre sobre el rumbo del país y la estabilización de la opinión local en contraste con la internacional.
“Todo esto que está pasando es un escenario común al inicio de un sexenio, a mediados del siguiente año será cuando la suma del gasto público y la inversión privada se normalicen”.
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BIVA en busca de nuevos participantes
El paradigma de que invertir es solo para millonarios terminó con la llegada de BIVA, pues la segunda bolsa trajo consigo un argumento de inclusión más sólido, en especial para las nuevas generaciones.
Frente a esto, BIVA se ha mostrado como una opción atractiva de la oferta digital, ya que cuenta con una de las mejores tecnologías del mundo que está respaldada por Nasdaq.
Aunque esta es una gran ventaja y ayudaría a que más empresas se listen, aún no es suficiente para llegar a más de 100 millones de mexicanos que son potenciales inversionistas.
El problema principal de esto es que para llegar al mercado de valores, ya sea para colocar deuda o acciones, los procedimientos son muy largos, debido a que se requieren asesores y el proceso ante la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) no es sencillo, además de que resulta costoso tener un acompañamiento.
Por otro lado, un usuario que desea invertir en la BMV, tiene que acudir a una casa de bolsa, suscribir un contrato de intermediación bursátil y sobre eso comenzar a dar instrucciones para comprar acciones, siempre con un intermediario, lo que demanda altos capitales, pese a que hay un par de plataformas digitales que permiten realizar inversiones con montos desde 100 pesos.
La meta de BIVA no se quedó solo en incrementar su lista de empresas. Como una forma de adaptación a las nuevas generaciones, esta semana llegó a un acuerdo con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) para fomentar la educación financiera entre los universitarios.
Con esta iniciativa pretende que los jóvenes adquieran habilidades financieras y herramientas que les permitan identificar en el mercado bursátil nuevas alternativas de inversión, ahorro y financiamiento para sus proyectos.
Logros a medias
A la fecha, BIVA concentra casi 10 por ciento de la participación del mercado, mientras que el resto le pertenece a la BMV. Aunque la penetración no es mala para un jugador recién llegado, la segunda plaza bursátil de México no alcanzó la meta que esperaba durante sus primeros 12 meses de operación.
Diversos factores intervinieron en su crecimiento, algunos de ellos se relacionaron a que la entidad financiera, además de elevar los costos de operación del mercado mexicano, forzó las interconexiones digitales con clientes existentes y futuros negocios.
De acuerdo con los especialistas, otro de los obstáculos a los que se enfrentó BIVA fue a las políticas implementadas por el actual gobierno, ya que la falta de claridad y de estrategias sobre cómo se realizarán los proyectos prioritarios afectaron de manera importante las decisiones de los inversionistas, por lo que los tratos con esta bolsa se quedarán a medias hasta que se equilibre la situación actual.
Mario Valle Reyes, fundador del fondo Venture Capital para videojuegos Altered Ventures, asegura que BIVA está haciendo un gran trabajo, ya que las ideas que están desarrollando están muy aterrizadas y consideran un entorno realista.
El especialista también comenta que la ventaja con BIVA es que está ayudando a diversificar y a expandir las oportunidades, pues con ella el público en general, los inversionistas y todo tipo de empresas podrán ser parte de la estructura bursátil, algo que no se veía con su competencia.
Invertir en tiempos complejos
BIVA tardó en iniciar operaciones casi tres años desde que presentó su solicitud de concesión y, cuando finalmente las autoridades le dieron luz verde, los mercados nacional e internacional atravesaban por una perspectiva poco alentadora.
Hoy, a un año de distancia, la situación no ha cambiado mucho, pero los factores de riesgo sí.
De manera interna, la mayor preocupación para los analistas en este momento es la desaceleración de la economía mexicana
Los últimos ajustes a la proyección de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) nacional ocurrieron esta semana y los encargados de pasar la tijera fueron el Fondo Monetario Internacional (FMI) y Citibanamex.
El organismo internacional recortó la estimación de 1.6 en abril a 0.9 por ciento para el cierre de este año ante una menor inversión privada y un menor consumo, así como por el deterioro de la confianza y el aumento de los costos de endeudamiento que podrían aumentar tras la reciente rebaja de la calificación crediticia.
El tema de la desaceleración económica ha creado mucha incertidumbre, esto ha frenado que las empresas hagan nuevas colocaciones en el mercado bursátil, aunque el escenario externo también pesa sobre las decisiones de los posibles interesados
Al darse a conocer el reporte del FMI, el inquilino de Palacio Nacional arremetió en contra de la organización financiera al argumentar que desconfía de este tipo de instituciones y exigió que se disculpara por imponer políticas neoliberales en el país.
El segundo ajuste en esta semana estuvo a cargo de los analistas de Citibanamex, quienes anticipan que el PIB para este año llegará apenas a un magro 0.2 por ciento y en 2020 a 1.2 por ciento, adjudicando esta situación a factores locales.
Alejandro Vera, asesor independiente certificado por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), opina que mientras no cambie esta situación será muy difícil que el mercado bursátil pueda crecer, pues no es atractivo para quienes puedan tener el deseo de salir a bolsa.
“Mientras un país no tenga crecimiento económico es muy difícil que una empresa vaya al mercado a listarse porque siempre acude por un tema de financiamiento, pero también procura hacerlo cuando existen las condiciones macroeconómicas con un panorama favorable para que su colocación sea exitosa y con el tiempo el precio de su acción se vea reflejado”.
Otro punto relevante en el país es el nuevo Plan de Negocios de Pemex, que no ha terminado de convencer a los analistas debido a que consideran insuficiente los apoyos por parte del gobierno y preocupante la exclusión de alianzas con empresas privadas.
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La mirada hacia el exterior de BIVA
Todo el mercado financiero está conectado, por lo tanto, cualquier suceso internacional es casi seguro que tendrá repercusiones en territorio nacional
La disputa comercial entre Estados Unidos y China ha contagiado a las bolsas de todo el mundo desde hace casi un año, cuando las dos mayores potencias económicas intensificaron el fuego cruzado de aranceles.
Otro factor de riesgo exterior es la decisión de política monetaria de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed). Históricamente el mercado bursátil mexicano ha estado expuesto a los anuncios de la Junta de Gobernadores del Sistema del banco central estadounidense.
El titular de la Reserva Federal, Jerome Powell, y el presidente de la Fed de Nueva York, John Williams, dejaron entrever hace unos días un cambio hacia una política monetaria de mayor holgura.
Aunque la visión institucional sugiere una primera bajada de tasas en la próxima reunión de finales de mes de 25 puntos base, y una adicional en septiembre por la misma magnitud, en México la situación no puede replicarse, al menos en el corto plazo.
Alejandro Vera explica que esto se debe a que en este momento en el país no existen las condiciones internas para hacerlo, pues cuando Banxico haga un recorte en la tasa de referencia, que en la actualidad se ubica en 8.25 por ciento, existe el riesgo de que ocurra una fuga de capitales y al hacerlo se provoque una ligera de