En esta campaña electoral los candidatos de todos los partidos políticos han usado referencias religiosas para ganar cercanía con sus electores y la confianza de que ellos son “buenos cristianos”.
Y aunque con algunos públicos esto ha tenido éxito, otros consideran que es peligroso no solo para el Estado laico, sino para el avance de los derechos sociales en el país.
La semana pasada, el candidato del PAN al Senado por Baja California, Jorge Ramos Hernández, fue captado en una reunión con la Alianza de Redes en Tratamiento de las Adicciones en la que, incluso, declaró “sanado” a uno de los asistentes.
Al igual que él, otros candidatos como José Antonio Meade o Andrés Manuel López Obrador han hecho referencia a cuestiones religiosas en sus discursos públicos.
El acercamiento de los políticos con la religión, va más allá de la campaña electoral.
El PRI, incluso, presentó justo antes de terminar el periodo ordinario de sesiones en el Congreso de la Unión, una propuesta de reformas a la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público en que se plantean beneficios a las iglesias.
Los políticos decidieron tomar la bandera religiosa a partir de la elección del 2016, cuando el PRI perdió posiciones estratégicas por la propuesta hecha por el presidente Enrique Peña Nieto de reconocer los matrimonios igualitarios en todo el país, hecho que las iglesias conservadoras reprobaron y le costó al tricolor la elección en varios estados.
‘En nombre de Cristo Jesús’
Vestido con una camisa blanca y un chaleco azul marino que usa en sus actos de campaña, Jorge Ramos Hernández acudió el 29 de mayo a una reunión con la Alianza de Redes en Tratamiento de las Adicciones, en Tijuana.Ramos es candidato de la coalición Por México al Frente (PAN, PRD y MC) al Senado, por Baja California.
Su acto de campaña cobró especial importancia porque en él pareciera que hablaba un predicador frente a personas que luchan contra una adicción, y no un candidato en campaña.
“Ten confianza que esa persona que vive en ti va a aflorar y va a vencer. Yo te declaro vencedor en el nombre de Cristo Jesús”, soltó Jorge Ramos a uno de los asistentes, “tú estás sanado porque así te hizo él”, dijo, mientras el hombre al que se dirigía levantaba las manos y decía “Amén”.
Jorge Ramos va segundo en la fórmula al Senado; su compañera es Gina Cruz Blackledge —esposa del secretario general de Gobierno de Baja California, Francisco Rueda. Ambos son diputados federales con licencia: Ramos presidió la Comisión de Seguridad Pública; y Cruz, la Comisión de Hacienda.
Discursos como el de Ramos Hernández son la muestra de que los políticos han decidido abrir la puerta a la religiosidad en su campaña política. Esto ha sucedido sin importar partidos o cargos.
AMLO: Caleb al Monte Hebrón
En la campaña de Andrés Manuel López Obrador, candidato presidencial de la coalición Juntos Haremos Historia (Morena, PT y PES), también ha sido evidente el uso de referencias religiosas, sobre todo por estar abanderado por el Partido Encuentro Social, de corte abiertamente cristiano-evangélico.
En febrero pasado, cuando López Obrador fue abanderado como candidato del PES, el dirigente de ese partido, Hugo Eric Flores, no pudo ser más claro.
“Usted para nosotros es Caleb a punto de conquistar el Monte Hebrón”, le dijo Flores a López Obrador.
Caleb es un personaje bíblico que aparece en el libro de Josué, y es uno de los 12 hombres que Moisés envía a Canaán, la Tierra Prometida, para saber si valía la pena llevar ahí al pueblo hebreo y cuál era la fuerza a la que se enfrentarían.
Caleb y Josué fueron los únicos 2 de los 12 que dijeron a Moisés que la Tierra Prometida era fértil, por lo que debían avanzar a su conquista; los otros 10 dijeron que si lo intentaban, serían asesinados por el pueblo que ahí vivía.
En recompensa por no acorbardar al pueblo y seguir el mandato de Dios, Caleb recibe el Monte Hebrón como herencia de Moisés.
Apenas el 28 de mayo, en Atlacomulco, Estado de México, López Obrador dijo a sus seguidores que agarren todo lo que les den en campaña, porque él ya está en diálogos con los curas para que sean perdonados esos pecados.
“Si están muy necesitados agarren, agarren, está permitido. Estoy hablando con obispos, con pastores, para que no sea ningún pecado quitarles todo a estos corruptos”, soltó López Obrador.
Por esa declaración, el PAN busca ahora que el candidato de Morena sea sancionado por el INE, pues consideran que se hace un uso político de la religión.
Meade y el coqueteo priista
Hasta antes del 2016, la regla era mantener a la religión fuera de la política y evitar que los ministros de culto interfirieran en las decisiones del ámbito civil.
Esa situación cambió en el verano de ese año, cuando el PRI perdió la elección en varios estados por la propuesta de matrimonio igualitario que salió de la Presidencia.
Por ello, todavía como precandidato del tricolor, José Antonio Meade quiso dejar clara su fe católica. “Hoy es el tercer domingo de adviento, es el día de la vela rosa y la vela rosa es sinónimo de alegría, el rosa es la alegría de las mujeres, el rosa es el entusiasmo de Nicolás Romero”, dijo en ese municipio mexiquense el 17 de diciembre del 2017.
Apenas días antes, el entonces presidente del PRI, Enrique Ochoa, se refirió a que todos los mexicanos son “guadalupanos”.
A raíz de la elección del 2016, el PRI parece haber asumido el poder de la Iglesia católica en el tema electoral, por lo que para este año incluso presentó una modificación a la Ley de Asociaciones Religiosas para que los ministros de culto puedan opinar de temas sociales o políticos y adquirir bienes sin restricciones.
Buscan legitimidad
Bernardo Barranco, analista en temas religiosos, consideró que los políticos han incluido referencias religiosas en sus mensajes en un intento por recuperar la legitimidad que han perdido entre los ciudadanos.
El especialista consideró que la del 2018 será “la elección de los evangélicos” y sea cual sea el resultado, este grupo religioso es ya el ganador de los comicios.
“Simplemente por el número de escaños y curules que ha negociado. Ha negociado más de 50 escaños. ¿Cuándo íbamos a pensar que tendríamos una bancada evangélica, como en Brasil o en Colombia o en otros países centroamericanos. Ellos ya ganaron”, concluyó.