Cadáveres incinerados en Jalisco sin retorno

De los mil 55 cuerpos sin identificar incinerados en Jalisco entre el 2009 y el 2015, menos del 1 por ciento tenía muestras genéticas, pese a que es parte esencial del proceso forense para la resolución del fenómeno de desaparición de personas
Luis Herrera Luis Herrera Publicado el
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A menos del 1 por ciento de los más de mil cadáveres no identificados que fueron incinerados por las autoridades de Jalisco en los últimos años se les realizaron muestras genéticas antes de ser destruidos en hornos crematorios, pese a que esa técnica forense se considera necesaria para posibilitar un reconocimiento posterior de los restos humanos.

Los registros del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (IJCF) señalan que en el periodo 2009- 2015 se incineraron en la entidad mil 055 cadáveres de personas desconocidas.

El hallazgo se realizó cuando tuvieron que analizar los expedientes por instrucción del Instituto de Transparencia, Información Pública y Protección de Datos Personales (ITEI).

“Es posible informar que 9 expedientes cuentan con la indicación para realizar la toma de muestra para confronta de ADN”, se lee en el Oficio IJCF/UT/1487/2019, del 15 de noviembre de 2019, resultado del recurso de revisión de transparencia 2645/2019.

El documento también revela que no se localizaron 43 de los mil 055 expedientes de cadáveres incinerados, por lo que se procedió a solicitar la declaración de inexistencia de dicha información.

Los hallazgos del IJCF evidencian que las omisiones en el tratamiento de los cuerpos que fueron incinerados no se limitaron al ámbito de la genética forense, sino que también están presentes en las otras disciplinas periciales utilizadas para lograr la identificación de los restos humanos.

De esta manera, ahora se sabe que ni siquiera los dictámenes de fotografía forense y de huellas dactilares fueron generados para todos los cadáveres antes de ser cremados y destruidos, pese a que su complejidad es mucho menor a la del perfil genético.

El IJCF señala que únicamente el 75.26 por ciento de los cuerpos incinerados cuentan con el dictamen de fotografía forense (794); y que solamente el 37.25 por ciento de estos mismos cadáveres tienen el dictamen de huellas dactilares (393), según consta en los expedientes hallados.

También revela que una proporción muy reducida de los cuerpos que fueron destruidos disponen de un dictamen forense de identoestomatograma o ficha dental post mortem (364), poco más de una tercera parte de los cadáveres cremados (34.50 por ciento).

Dictámenes faltantes

A raíz de la revisión a los expedientes de los cuerpos incinerados, el IJCF elaboró una base de datos que permite conocer cuántos y qué dictámenes de identificación dispone cada caso, considerando cuatro tipos: genética, fotografía forense, huellas dactilares e identoestomatograma.

Dicha base de datos proporcionada por el IJCF, aunque no del todo precisa, arroja que solo en cinco de los mil 55 cadáveres cremados se realizaron los cuatro dictámenes forenses, por lo que son los únicos con su batería de peritajes completa.

La Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco (CEDHJ) ya había detectado que el IJCF no estuvo elaborando expedientes integrales de los cuerpos que ingresaban a sus instalaciones, según la Recomendación 10/2019, donde aborda el caso del tráiler que deambuló por Guadalajara con 273 cadáveres en el 2018

Al señalar las múltiples violaciones a la ley que implicó ese caso, la CEDHJ señala que “tampoco se observaron las normas y protocolos inherentes al cumplimiento de la toma y registro de datos básicos para la identificación de las personas fallecidas que se encontraban en la referida caja refrigerada.

“Ya que no contaban con las pruebas científicas que establece el Protocolo para el Tratamiento e Identificación Forense para conformar el Expediente Básico de Identificación, que debe contener como mínimo las siguientes cuerpos periciales: levantamiento o traslado de cadáver, fotografías, huellas dactilares (lofoscopía), necropsia, genética, identoestomatograma (examen dental u odontológico), antropología forense (en caso de restos óseos) y otra información consecuente que permita la identificación”.

Cadáveres en el olvido

Hace tres años, el IJCF le aseguró al Centro de Justicia para la Paz y el Desarrollo (Cepad) que casi una décima parte de todos los cuerpos cremados contaban con una muestra genética, según lo publicó esa organización en su informe “Incineraciones de Cuerpos No Identificados. Crímenes Sin Justicia”:

“En el año 2017, el IJCF señaló que de 2006 a 2015 en Jalisco se incineraron mil 571 cuerpos, de los cuales a mil 430 no se les realizaron previamente las tomas de muestras de ADN, ni se efectuaron las confrontas genéticas para su posterior identificación”.

Por su parte, en el documento “Situación de la Actividad Forense en México” de agosto de 2019, elaborado por la Federación Mexicana de Organismos Públicos de Derechos Humanos (FMOPDH) y la CEDHJ, se señala sobre este tipo de dictámenes lo siguiente:

“En relación al perfil genético, en 2016 el 79 por ciento (de las entidades) reportó que completó la toma de dicha muestra. Para 2018 el porcentaje se redujo ligeramente a 75 por ciento.

“Este patrón de fragmentos (perfil genético) de ADN característicos de cada individuo permite una alta capacidad de discriminación, por lo que es una herramienta precisa para la identificación de personas por ello se convierte en pieza fundamental del proceso forense para la resolución del fenómeno de desaparición de personas”.

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