Conspiración y vínculos con el crimen organizado son algunos de los temas con los que hoy carga Felipe Calderón Hinojosa; acusaciones que comenzaron con el arresto del exsecretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, y que han mantenido una evolución desfavorable para las aspiraciones políticas y credibilidad del expresidente de México.
Con la captura del exfuncionario federal por los presuntos delitos de cohecho y conspiración para el tráfico de drogas hacia Estados Unidos, no sólo se está transformando la visión del sexenio del político michoacano, sino que potencialmente sus posibilidades de regresar al tablero electoral a través de la creación de su partido México Libre se acabaron.
Este viernes, el excomisario de la Policía Federal, Javier Herrera Valles, afirmó en entrevistas para medios nacionales que Genaro García Luna, en efecto, mantuvo vínculos con el Cártel de Sinaloa.
Una alianza en donde García Luna actuaba –de acuerdo con las declaraciones del testigo– más como un capo que como un funcionario federal.
“No era combate al crimen, lo que (García Luna) tenía era una sociedad (…) era el Cártel de Genaro García Luna, otro cártel que se anexaba a la competencia del tráfico de drogas”, afirmó.
Sin embargo, la declaración de Herrera Valles –brindadas a menos de 72 horas de la captura en el estado de Texas del integrante del gabinete en el periodo 2006- 2012– también abonó un importante elemento de análisis para la investigación, pues el testigo afirmó haber puesto al tanto a Felipe Calderón de tales ilícitos a través de una serie de cartas que no fueron atendidas ni mucho menos investigadas durante su sexenio.
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Ignorancia reiterada de Calderón
Felipe Calderón decidió responder a estas declaraciones a través de un posicionamiento compartido en sus redes sociales.
Una postura en donde a la par de desconocer los dichos del otrora integrante de la Policía Federal, también ratificó el discurso de haber ignorado cualquiera de los presuntos delitos cometidos por integrantes de su gobierno.
“Es importante resaltar que (Javier Herrera) no hace ninguna acusación específica de complicidad del Ing. García Luna con el crimen organizado, ni mucho menos de las acusaciones que se le están formulando ante la justicia de Estados Unidos.
“Reitero, no tenía conocimiento de los hechos de los que es acusado el ingeniero García Luna, los cuales ni siquiera son mencionados en dichas cartas. Estaré atento a la evolución del juicio en contra del mismo, porque soy el primer interesado en conocer la verdad, al igual que todo México”, enfatizó.
Felipe Calderón afirmó que Herrera Valles se quejó de la creación de la Policía Federal, tanto en su organización y estructura como en la integración de algunos de los nuevos funcionarios.
“Quiero reiterar que durante mi gobierno, la política de seguridad no dependía de una sola Secretaría, menos de una sola persona. Era un trabajo integral realizado por todas las dependencias del gabinete de seguridad y donde se combatió sin distingos a todos los grupos del crimen organizado, incluyendo por supuesto al llamado Cártel del Pacífico”, añadió el expresidente.
No obstante, para el profesor de ciencia política y relaciones internacionales en la Universidad Iberoamericana, Genaro Lozano, esta clase de acusaciones no son nuevas hacia la figura de Calderón Hinojosa, pues han quedado plasmadas a través de investigaciones de periodistas y activistas desde el año 2006.
“Por años, activistas y colectivos hemos cuestionado y criticado la fallida estrategia de seguridad de lo que llamamos el Calderonato. La detención de García Luna, bajo los cargos con los que es detenido, no hace más que darnos la razón: su estrategia de seguridad (la Guerra contra el Narco) fue un error y estuvo infiltrada por el crimen organizado.
“Periodistas como Anabel Hernández, Ginger Thompson y Peniley Ramírez llevaban años señalando los vínculos entre García Luna y el narco.
“Ahora la justicia de Estados Unidos podría probar esas acusaciones. Es un durísimo golpe al prohibicionismo y a Felipe Calderón”.
En entrevista para Reporte Índigo, el experto internacionalista comenta que las pretensiones de Felipe Calderón al formar su propia corriente partidista –distante del Partido Acción Nacional que algún día representó– mina por completo la credibilidad del proyecto.
“El proyecto de su partido queda absolutamente desprestigiado. Una firma para México Libre es una firma para la impunidad. Ahora habrá que ver qué tanto declara Genaro García Luna y qué tanto involucra a su exjefe”, comenta.
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Mexico Libre: ¿un segundo aire para Calderón?
El día que el expresidente Felipe Calderón Hinojosa renunció al PAN, lo intentó hacer en silencio, desplazado de su autoridad y sin influencia en el partido que alguna vez lo encumbró como su candidato oficial para el proceso electoral 2006.
En aquel año, ganó la presidencia de un país dividido entre azules y amarillos; acaparando 35.89 por ciento de una elección en donde su contendiente inmediato, el perredista y ex Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Andrés Manuel López Obrador, registró 35.33 por ciento.
La diferencia de 200 mil votos y las acusaciones de fraude electoral –al grito de “voto por voto, casilla por casilla” encabezado por el representante de la izquierda nacional– fue el principio del declive de la popularidad del político michoacano.
Un descenso que comenzó por restarle autoridad al interior del organismo blanquiazul, a la par de la construcción de la fuerza política opositora que en la actualidad acapara Congresos locales y ambas Cámaras a nivel federal.
Para mediados de su sexenio, Calderón Hinojosa sintió los efectos de su estrategia de seguridad ante el electorado con la pérdida de escaños e influencia tanto en el Congreso de la Unión como en el Senado de la República en las elecciones intermedias del 5 de julio de 2009.
Además de vivir un proceso para la renovación de la LXI Legislatura en donde el Partido Revolucionario Institucional (PRI) resultó fortalecido para su eventual retorno al poder.
Ruptura blanquiazul
Un año después del descalabro en las intermedias, Calderón no pudo reparar los choques ideológicos al interior de Acción Nacional. Organismo político que para el 2010 perfiló una nueva ruta con la dirigencia de Gustavo Madero.
Más tarde, en 2011 y con 78 mil 885 víctimas de homicidio contabilizadas durante su sexenio, la influencia de Calderón Hinojosa en el blanquiazul volvió a ser insuficiente para lograr candidatear a su entonces secretario de Hacienda y Crédito Público, Ernesto Cordero, como abanderado del PAN para el proceso electoral 2012. Siendo Josefina Vázquez Mota – hoy senadora de la República– la seleccionada.
La autoridad de Calderón volvió a quedar relegada con la llegada de una nueva corriente de panistas encabezados por Ricardo Anaya, político contra el que mantuvo una serie de enfrentamientos ideológicos a lo largo del sexenio de Enrique Peña Nieto.
Antes de perfilar su renuncia al partido en el que militó por tres décadas, el expresidente participó en las últimas elecciones internas del PAN, dando su sufragio a Manuel Gómez Morin, no sin antes acusar los malos manejos que ante sus ojos persistieron por parte del Comité Ejecutivo Nacional (CEN).
“Hoy acudí a votar por Manuel Gómez Morin en la elección del PAN. Lo hice por respeto al esfuerzo que él y todo su equipo han hecho como último recurso para cambiar al partido, aunque la manipulación del padrón interno anula casi cualquier posibilidad de cambio”, sentenció el exmandatario a través de redes sociales el 11 de noviembre de 2018, fecha de su partida de las filas blanquiazules.
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Intereses mutuos
El golpe asestado contra Genaro García en Estados Unidos se vislumbra difícil de superar para el calderonismo, pero causó efectos positivos en los dirigentes tanto de México como de Estados Unidos.
Para el consultor y estratega en comunicación e imagen pública, José Manuel Urquijo, existen dos ángulos desde donde se puede analizar el escándalo de corrupción y deterioro de las instituciones de procuración de justicia durante el sexenio de Felipe Calderón: sus efectos en la política interna del país y los mensajes que envía en la nación del norte en vísperas de su proceso electoral.
“En primer lugar, este golpe implica desacreditar la estrategia de seguridad de Calderón y lo dicen los propios voceros de la 4T. Ahora resulta que teníamos incrustado al Cártel de Sinaloa en los órganos y secretarías encargados de cuidar a la población.
Por otra parte, Urquijo detalla que desde Estados Unidos, la captura y vinculación de Genaro García envía un poderoso mensaje en vísperas del 2020.
“La relación que estamos viendo entre México y Estados Unidos es buena, hay que decirlo. Los mandatarios de ambas naciones hablan, negocian y al final de cuentas los dos ganan. Políticamente a ninguno de los dos presidentes les conviene que sus adversarios crezcan ante la opinión pública.
“Pero este golpe es también a los demócratas, ya que todo lo que se dice que sucedió (los cargos contra García Luna), ocurrieron en el periodo en donde Barack Obama tenía el control de la Casa Blanca. Y hay que ver también que desde hace siete años el exsecretario se fue condecorado por la DEA y varios reconocimientos por los organismos de seguridad de este país”.
Para el especialista en imagen pública, esto permite al Gobierno de EU establecer una narrativa en donde se logró la captura de un “narcosecretario”, que estuvo solapado por la administración de los demócratas. Algo que dota de fortaleza el discurso en medio de un proceso de juicio político contra Trump.
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Próximos pasos
Durante las próximas semanas, el futuro de Genaro García Luna estará bajo análisis en Estados Unidos. Un proceso que genera un desgaste automático para la figura de Felipe Calderón y tensión para los integrantes de su nuevo partido, pendiente de conformación.
José Manuel Urquijo comenta en entrevista para Reporte Índigo que a medida que avance el caso, el nombre de Felipe Calderón podría comenzar a sonar con más frecuencia. Por lo que no resulta para nada improbable que el expresidente presente su versión oficial de los hechos o, incluso, pueda ser sujeto a investigación.
“Aquí, como siempre, hay una lucha mediática en donde cada quien está buscando establecer su relato ante la opinión pública.
“Pero, después de lo que estamos viendo hoy con la justicia norteamericana, no es nada descabellado pensar que Felipe Calderón podría ser llamado a rendir cuentas. Es muy importante lo que está sucediendo”.