En pleno 2020, y durante la pandemia por COVID-19, el monitoreo de la calidad del agua es un asunto olvidado que repercute en la salud de las personas.
En lo que va de este año, el Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex) solo ha realizado un promedio diario de cinco pruebas para verificar que el agua que consumen los capitalinos sea potable.
Sin embargo, especialistas consideran que esta cantidad es muy baja y que el problema no es atendido por la falta de recursos y de interés.
La falta de supervisión cobra importancia porque el agua potable que consumen los capitalinos es de mala calidad.
Y se vuelve más grave porque es de las herramientas más importantes para procurar medidas de higiene y evitar contagios del nuevo coronavirus.
El estudio titulado “Estado actual de los mantos acuíferos, la explotación de pozos, el abasto real y la demanda actual y potencial del líquido en la Ciudad de México”, elaborado por el Instituto de Ecología (INEC) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Consejo Económico y Social de la Ciudad de México en 2018, indica que los parámetros de la calidad del agua de 2002 a 2017 superan los límites máximos para bacterias coliformes fecales, aluminio, nitrógeno amoniacal, fierro y manganeso en 44 de 107 pozos de la capital.
El documento también muestra que en 80 pozos hubo registros de concentraciones preocupantes de plomo.
Necesaria en pandemia
Natalia Lara, integrante de la organización Agua para Todas y Todos, afirma que a pesar de que durante la pandemia se tiene que dar prioridad a la suficiencia del agua, una calidad mínima es necesaria para enfrentar la contingencia sanitaria.
Respecto a los efectos negativos de la problemática, el sitio electrónico de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) indica que la mala calidad del agua está asociada a cuatro mil fallecimientos al año en Latinoamérica.
Las principales enfermedades provocadas son las gastrointestinales como la diarrea.
No obstante, también se relaciona la exposición prolongada a agua contaminada con plaguicidas, metales, antibióticos y residuos radiactivos al cáncer, fallas renales, problemas cognitivos y otras enfermedades no transmisibles.
Pese a la importancia de tener agua de buena calidad, tanto en un contexto de pandemia como en la vida cotidiana, para el Sistema de Aguas de la Ciudad de México no es un tema prioritario, dice Lara.
“Desde antes de la pandemia notamos que no era una prioridad, Sacmex afirma que sí pero cuando hemos recorridos pozos con ellos, resulta que los mecanismos potabilizadores no funcionan y su laboratorio solo hace pruebas de niveles de cloro”, acusa.
Monitoreo deficiente de la calidad del agua
El Sacmex tiene en su portal electrónico el Reporte Periódico de Calidad del Agua donde se dan a conocer las concentraciones de cloro y organismos fisicoquímicos en ella.
Todos los estudios se han realizado con base en la norma federal NMX-AA-125-SCFI-2005 sobre la calidad y potabilización del agua.
Según la base de datos, se han tomado mil 067 muestras para su estudio desde el 1 de enero al 20 de octubre de 2020.
Lo anterior significa que el órgano desconcentrado realizó en dicho periodo 5 pruebas al día en promedio en las 16 alcaldías de la Ciudad de México.
Mientras que durante el último mes, del 20 de septiembre al 20 de octubre de 2020, se han tomado 80 pruebas; un promedio al día de dos pruebas.
Sin capacidad ni recursos
La cifra mencionada es baja tomando en cuenta que la toma de muestras y mediciones deberían de ser diarias y de las mil 27 colonias que existen en la capital, indica Ana Cecilia Espinosa García, académica e investigadora del INEC de la UNAM.
“Los parámetros de una baja cantidad de cloro residual y de cero bacterias deben medirse colonia por colonia diaria o semanalmente como mínimo”, explica.
Sin embargo, afirma que en la Ciudad de México se vuelve una tarea casi imposible, pues la red de agua potable que abastece la demanda de servicio para 10 millones de habitantes es muy grande.
“Sacmex tiene las capacidades técnicas para medir, pero físicamente no, no tiene el suficiente personal”, declara.
Por ello, se complica dar a conocer la información a la ciudadanía sobre cómo se encuentra la calidad del agua.
Ejemplifica que el sistema de aguas local para llevar a cabo el monitoreo de forma óptima, debería disponer de un equipo de cuatro personas que vayan a una toma en una colonia, hagan un análisis en el lugar y regresen con muestras para su revisión en el laboratorio.
Lo que significa que el órgano debería tener a más de cuatro mil trabajadores o en su caso tener un sistema automatizado de supervisión.
“Tener tanto personal es costoso y tener monitores automáticos tampoco es barato”, explica.
Una sola estación de monitoreo de calidad del agua a distancia de la marca AQUASTATION, tiene un precio de 98 mil 291 pesos, de acuerdo con el portal de la empresa.
Por lo cual, colocar un equipo de estos en cada colonia representaría una inversión aproximada de 100 millones de pesos.
Lo que, según la especialista, se complica por la reducción y los escasos recursos con los que ha operado Sacmex históricamente.
Según el Presupuesto de Egresos 2020 de la capital, Sacmex padeció una disminución de recursos de 9.5 por ciento respecto a 2019, al pasar de 17 mil 63 millones de pesos a 15 mil 581 millones.