La pandemia de Covid-19 hizo que las ferias populares dejaran de recorrer las colonias para llevar alegría y entretenimiento: ahora lo hacen para pedir apoyo y enfrentar la crisis.
Desde la semana del 11 de mayo, 12 feriantes del sur de la ciudad, entre ellos los de la empresa Guzmán y Villlarreal, sacaron un auto, un remolque y el juego mecánico de El Dragón para ir a los barrios de la zona en busca de que les donen alimento a cambio de una bolsa de palomitas, un algodón de azúcar o una alcancía.
Fue el 22 de marzo pasado cuando, por decreto del Gobierno de la ciudad, se suspendieron los eventos sociales que congregaran a más de 100 personas.
Entonces, los feriantes fueron de los primeros afectados por la pandemia y dejaron de salir a las calles para llevar diversión a base de juegos mecánicos o de destreza.
Elvia De la Rosa cuenta que estuvieron marzo y abril sin trabajar, pero en mayo su situación por la falta de dinero se volvió insostenible y decidieron hacer algo al respecto.
En el cruce de las Brujas y Miramontes en Coapa, Tlalpan, se ve un juego mecánico con la figura de un dragón que tiene un letrero color amarillo fosforescente que dice “Centro de acopio para los feriantes”.
También están más de cinco personas, compañeros de Elvia, quienes tienen un bote en la mano pidiendo monedas para comprar despensa a cambio de un algodón de azúcar.
“A los compañeros que no pueden salir nosotros les hacemos llegar el apoyo, lo acumulamos y en el acopio estamos de lunes a domingo y se lo llevamos hasta donde viven”, refiere.
La primera semana estuvieron en San Fernando, después en El Caminero y actualmente se encuentran en Coapa, todas colonias de la alcaldía Tlalpan.
Elvia afirma que han tenido algunos problemas, gente que desconfía y cree que lucran con los víveres y el dinero reunido.
Pero cuando se llega a presentar esa situación, ella les muestra su celular con la pruebas de que sí son repartidas las despensas que arman.
“Tenemos los videos y las fotos de cómo entregamos la ayuda, hemos ido con compañeros de Coyoacán y de Tlalpan”, señala.
Con lo que han juntado en tres semanas les ha alcanzado para dar despensas a 18 familias.
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DESCANSO
Dejar de entretener para pedir ayuda
Antes de la contingencia, su rutina era ir dos o tres veces al mes a fiestas patronales del sur a alegrar y entretener a sus habitantes durante sus celebraciones, dice Enrique Ramírez, propietario de Atracciones Villarreal.
El empresario afirma que quienes padecen una situación similar a la suya son cerca de 5 mil feriantes en la capital.
Durante esta pandemia, su actividad cotidiana ha cambiado a recorrer las diversas colonias en busca de que la gente les dé arroz, frijoles, aceite o leche, lo que les ayudará a mantenerse hasta que puedan regresar a trabajar.
Enrique tiene 43 años de edad y 30 de dedicarse a la industria de la diversión. Pertenece a una familia que lleva tres generaciones de laborar en el gremio feriante.
Ramírez afirma que ya está acostumbrado a vivir viajando y recuerda cuando eran tiempos buenos antes de la pandemia.
“Hay buenas ferias, hay bajas y medias, donde nos va muy bien es en San José, San Marcos en Xochimilco, San Bernabé, Coyoacán, la Flor Más Bella del Ejido también en Xochimilco, la Feria de la Nieve en Tulyehualco y la Feria de Zapotitlán en Tláhuac”, rememora.
Con ellas, dice, les alcanzaba para vivir bien.
Lo único que piden a las autoridades es que los dejen seguir pidiendo apoyo en las calles tomando las medidas preventivas para evitar contagios como el uso del cubrebocas y la aplicación del gel antibacterial.
De acuerdo con el Plan Gradual Hacia La Nueva Normalidad, en septiembre los parques públicos podrán estar ocupados a un 60 por ciento mientras que los cines y teatros también operarán con un aforo del 60 por ciento, por lo cual, esa es la fecha en que Enrique espera que puedan volver a sus actividades.
La costumbre
El feriante menciona que tener su oficio es un orgullo porque forma parte de los usos y costumbres de la cultura mexicana.
“Es un trabajo bonito, que nos da solvencia y que lo traemos de herencia, es honesto y ha servido para pagar los estudios de muchos de nuestros familiares”, señala.
Ramírez considera que en cada pueblo o mercado en el que se celebra al Santo de la localidad o un aniversario, ellos van.
“Somos parte de los usos y costumbres de México, no hay celebraciones sin feria, también en Semana Santa somos muy importantes”, argumenta.