Castigo a los culpables del ataque en la CDMX
A pesar de que el secretario de Seguridad Pública de la CDMX señaló al CJNG como autor del atentado, todavía no hay elementos que comprueben o permitan señalar de manera clara a un responsable
David Martínez y Julio RamírezEn el ataque al secretario de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México perpetrado la mañana del viernes en Lomas de Chapultepec, hay elementos para creer que se trató del Cártel Jalisco Nueva Generación, afirma el investigador en seguridad Armando Rodríguez, director de Proyectos del Colectivo de Análisis de la Seguridad con Democracia (Casede).
“Desde hace al menos dos décadas se sabe de la presencia de grupos criminales en la Ciudad de México, como del manejo de la droga en el Aeropuerto de la CDMX alguna vez en manos del Cártel de los Beltrán Leyva y algunas zonas que fueron controladas por Los Zetas, pero nunca se había visto un ataque como éste, sobre todo con este tipo de armamento.
“Hay varios elementos que nos pueden indicar que fue realmente el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) el que estuvo detrás: por una parte, es la forma como buscan extender territorialmente su dominio en el país, la manera en la cual se utiliza un acto con toda la lógica de la delincuencia organizada, pero, además, la capacidad de fuego que solamente pueden adquirir este tipo de grupos criminales”, explica el experto en seguridad.
El cabecilla del CJNG es Nemesio Oseguera Cervantes “El Mencho”, considerado como el hombre “armado y peligroso” más buscado por la Agencia para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos.
Dice que al revisar estas variables, las posibilidades de los responsables del ataque se reducen a muy pocas y, en el caso del Cártel de Sinaloa, no tienen un interés de controlar territorialmente más allá de la zona del occidente del país, tampoco por parte del Cártel del Golfo, por lo que realmente podría ser el CJNG el responsable.
“Estamos hablando de personal, en este caso sicarios capacitados para usar ese armamento, que tampoco son una tónica común en los diferentes grupos delictivos en el país. Además, se requiere de una capacitación técnica muy específica para usar un Barret, por ejemplo, o para usar el equipo que buscaba bloquear las comunicaciones del jefe de la Policía”.
Hay elementos que indican que el arma calibre .50 no se utilizó en el enfrentamiento, pero sí otros fusiles de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas.
Armando Rodríguez considera como “una sorpresa” que el secretario Omar García Harfuch haya atribuido momentos después del atentado su autoría a la organización criminal de Jalisco.
“Me parece que intervinieron varias cosas. El calor del momento, porque pasar por una situación así y sobrevivir a ésta implica muchas cosas, entre ellas ver la pérdida de dos amigos escoltas con los que convive, ver que mueren en un ataque artero, seguramente el calor del momento lo llevó a eso. Y también puede ser que tenga información clara que, esa sí no tiene porqué ser pública, dado que se trata de información de inteligencia”, explica el especialista.
Enemigo en casa, ataque con información filtrada
Para ubicar la posición exacta en la que se montó el operativo criminal que terminó en el atentado contra el secretario Omar García Harfuch, los atacantes tuvieron que tener información privilegiada de las autoridades, lo cual se tiene que investigar, asegura Édgar Morín, autor de La Maña y otros libros de delincuencia organizada.
“(Deben investigar) quién o quiénes sabían cómo se mueve el secretario, dónde vive y sus trayectos. Sería muy difícil que en una zona como Las Lomas pudieras poner halcones, vigías, darle un seguimiento al secretario desde la sede de la Policía que está en la Glorieta de Insurgentes hasta Las Lomas. No es necesariamente un seguimiento fácil de hacer por la persona de la que se trata”.
Dice que cuando se combate al crimen organizado, el Estado se combate a sí mismo y por ello es importante hacer este tipo de investigaciones aunque, lamenta el escritor, a menudo la ciudadanía se queda sin saber los resultados de las mismas.
“O lo siguieron o alguien del círculo filtró esa información. El enemigo puede estar adentro también, porque estamos hablando de un problema estructural, no es un asunto político, es un asunto criminal”, detalla.
Édgar Morín menciona que aunque la narrativa en los medios de comunicación es que el Gobierno no hace nada contra los criminales, estos actos revelan que el combate a estas organizaciones podría estar causando estragos.
“Si de verdad el Gobierno tiene una estrategia que va más allá de los abrazos y lo sucedido es una reacción a algo que se está haciendo, también habría que ver internamente cuáles son las piezas que están fallando”, apunta el académico.