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Un local de hamburguesas paga más impuestos que las multinacionales. Desde hace años, gigantes como Facebook, Amazon, Apple, Google o Starbucks amasan cuantiosas fortunas a costa del bienestar de otros al eludir sus responsabilidades fiscales en los diversos países en los que operan, incluido México.
Investigadores de Tax Justice Network estiman que las pérdidas anuales por impuestos corporativos ascienden a 500 mil millones de dólares anuales y la cifra va en aumento.
Esta situación impide a los gobiernos obtener valiosos recursos que pueden ser utilizados a favor del bienestar económico y social de millones de ciudadanos que viven en situación de vulnerabilidad.
Dentro del incumplimiento fiscal existen dos partes: la elusión que es más común en Europa y donde las organizaciones se valen del juego de la triangulación para pagar una mínima cantidad de impuestos en países de baja o nula tributación al no declarar los beneficios reales que obtienen en el lugar donde ocurre la actividad.
La segunda es la evasión fiscal que es más frecuente en los países de América Latina donde asciende a 6.7 por ciento como proporción del Producto Interno Bruto (PIB), en tanto que en el caso del Impuesto Sobre la Renta (ISR) esta evasión en la región asciende a más de 4 por ciento, según estimaciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Ricardo Martner, comisionado del ICRICT (Comisión Independiente para la Reforma de la Fiscalidad Corporativa Internacional) asegura que la situación es tan grande que es necesario tener la capacidad de ver el problema de manera global y no por país.
“Esto afecta a todos y por eso se debe exigir una reivindicación social para que las multinacionales se hagan responsables de sus obligaciones fiscales”, detalla el economista, quien también se desempeñó como jefe de la Unidad de Asuntos Fiscales de la Cepal hasta hace unos años.
El especialista considera que una buena manera de enfrentar esta situación es que los gobiernos implementen un ISR corporativo sin que este se traslade al consumidor, ya que si ocurre sería equivalente a tener un impuesto regresivo en vez de progresivo que es el ideal.
Por lo tanto es vital establecer las reglas del juego para que los grandes corporativos entiendan que son ellos los que tienen que pagar por sus impuestos y no un tercero, que muchas veces resulta ser las pequeñas empresas o la misma ciudadanía.
En un intento por atraer inversiones, México y otros países ofrecen estímulos fiscales que a la larga se convierten en un círculo perverso, pues las multinacionales se aprovechan de estas facilidades para abrir la cortina a la par de que evaden sus obligaciones tributarias.
Ricardo Martner opina que existe un falso dilema entre la atracción de inversiones y la recaudación de impuestos porque los grandes corporativos ven esto como una variable más, pero su decisión de establecerse en un territorio depende de muchas cosas, en particular de la demanda que tendrá su actividad o producto.
“Se debe perder el miedo a tributar porque esto hace que muchos países reduzcan sus tasas para atraer inversiones, cuando en realidad esto tiene muy pocos efectos. Los gobiernos tienen que hacer que las multinacionales paguen lo justo en el país en que operan y eso es un principio mínimo”.
Cómplices de la evasión
Las multinacionales son expertas en no pagar impuestos. Además de Australia, Brasil, Francia, India, Japón y gran parte de África, México es uno de los países que se han visto más perjudicados ante la evasión de impuestos de estas empresas.
Cuando éstas se llevan sus ganancias fuera del país, el gobierno pierde la oportunidad de destinar más recursos a las necesidades sanitarias, educativas, culturales, recreativas, de seguridad y de infraestructura que se requieren en la sociedad.
La evasión de impuestos de las multinacionales dentro de los países que integran la OCDE asciende a entre 100 mil y hasta 240 mil millones de dólares al año, de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico. Dicha cantidad equivale a entre 4 y 10 por ciento de los Ingresos Sobre la Renta (ISR) global.
Lo anterior también corresponde a una tasa de evasión del ISR de personas morales de 29.97 por ciento, lo que equivale a 1.9 del PIB.
Ni al juntar el presupuesto de este año para las secretarias de Comunicaciones y Transportes (70 mil mdp), Agricultura y Desarrollo Rural (57 mil 343 mdp), Medio Ambiente y Recursos naturales (26 mil 520 mdp), Gobernación (12 mil 746 mdp) y Relaciones Exteriores (8 mil 532 mdp), se cubriría la evasión de impuestos de estas empresas.
El plan maestro
Las multinacionales han encontrado una estrategia para que no se les descubra que están incumpliendo con sus obligaciones fiscales.
Alejandro Arzate, especialista fiscal del Colegio de Contadores, asegura que para entender el contexto de las multinacionales es importante primero comprender la diferencia entre evasión y elusión fiscal.
“La evasión fiscal es una actividad ilegal en donde se ocultan ingresos a las autoridades tributarias con el fin de pagar menos impuestos, por otra parte la elusión fiscal corresponde a realizar por vías legales cualquier acción para evitarlos o minimizarlos”, explica el también abogado.
Para lograr sus propósitos tributarios, las multinacionales utilizan la elusión fiscal. De acuerdo con especialistas, estas grandes empresas primero estudian a los países en donde cobren menos o nada de impuestos, para después crear guaridas fiscales.
A estos territorios se les aplica un régimen tributario que favorece a los ciudadanos y empresas no residentes que se domicilien a efectos legales en el mismo.
Florentino Hernández García, especialista fiscal en Confiabilidad Contable y Fiscal Consultores, detalla que las multinacionales encuentran en estos sitios una oportunidad para no pagar impuestos.
Otra de las estrategias de las que se valen estas gigantes son los abogados, ya que ellos conocen desde el principio hasta el final los códigos de impuestos y todos los artículos de la Constitución.
Ese conocimiento les permite interpretar de cierta forma las reglas, de manera que cuando se dan cuenta de que van a aprobar un nuevo impuesto, intercedan a favor de las empresas para que no les peguen tan duro o no les peguen en absoluto.
Google, Facebook, Amazon, Apple, Netflix y Mercado Libre, son algunas de las mayores empresas del mundo que tienen operaciones crecientes en México, pero casi no pagan impuestos.
Alejandro Arzate expone que el reto del nuevo gobierno es buscar la manera de cobrarles impuestos tanto a las empresas físicas como digitales, de forma que el incremento no afecte a los consumidores.
“Ya están tomando medidas pero no hay grandes avances, no tiene mucho que más de 60 integrantes de la OCDE y algunos países en desarrollo dieron a conocer 15 medidas para luchar contra las estrategias de optimización fiscal agresiva de las multinacionales”.
Impuestos necesarios
La mayoría de los países están tomando iniciativas para lograr tasar a las multinacionales, pero estos esfuerzos aún son insuficientes para acabar con la desigualdad que existe en todo el mundo.
Diego Vázquez, gerente de investigación en Oxfam México, considera que esta situación hace más injusto al sistema tributario entre empresas y erosiona la base tributaria entre los países porque las tasas de impuestos corporativos disminuyen.
“Este actuar evita que los gobiernos tengan recursos disponibles para brindar bienes y servicios públicos de calidad. Si las multinacionales cumplieran en México, estos impuestos se podrían invertir en infraestructura, uno de los aspectos más importantes para el país y que ha frenado su desarrollo económico desde hace años”, detalla el economista.
Otro rubro son los servicios sanitarios, como la construcción y mantenimiento de hospitales y centros de salud; la adquisición de equipos y aparatos médicos; compra de medicamentos, o el abono de los sueldos del personal.
También se podrían destinar a los servicios educativos para la construcción de centros escolares; adquisición de material didáctico, equipos informáticos o mobiliario o los de seguridad y defensa, para costear la policía, los bomberos, los servicios de protección civil en general y las Fuerzas Armadas.
En México, las autoridades fiscalizadoras dejan de recaudar 27 mil 900 millones de dólares a causa de la evasión, que equivale al 2.6 por ciento del PIB y al 16.1 por ciento de la recaudación pública, de acuerdo con un análisis elaborado por la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP) por petición del SAT.
Esta situación coloca a Mexico como uno de los países más afectados por las prácticas irregulares de las grandes empresas que operan en territorio nacional, las cuales se llevan las ganancias obtenidas fuera del país para pagar menos impuestos.
La situación se agrava ya que las multinacionales transfieren aproximadamente 40 por ciento de sus ganancias a guaridas fiscales provocando una pérdida de 12 por ciento de los ingresos de impuestos corporativos.
Escenario complejo
Ante la negativa de no subir o crear impuestos combinado con la visión del Gobierno federal de mantener un equilibrio fiscal con superávit sin elevar el sobreendeudamiento sólo quedan dos caminos: recortes y reasignación del gasto.
Con la llegada de la Cuarta Transformación se experimentó un ajuste en los recursos de al menos cuatro secretarías y lo mismo ocurrió con alrededor 120 programas sociales que desaparecieron o redujeron su financiamiento, como las estancias infantiles, apoyo al campo, a jefas de familia y promoción turística, entre otros.
El otro mecanismo que se puede implementar es mejorar la eficiencia en la recaudación de los impuestos ya existentes, aunque Diego Vázquez considera que esta estrategia tiene un alcance y una efectividad limitada.
Al inicio, la Ley de Ingresos de la Federación (LIF) para este año preveía que el SAT a cargo de Margarita Ríos-Farjat recaudaría más de 3.3 billones de pesos. Pero, con la presentación de los Precriterios Generales de Política Económica del 2020 la cifra se redujo a 9 mil 897 millones de pesos.
Diego Vázquez reconoce que en este momento México atraviesa por una coyuntura complicada en materia fiscal porque mientras haya una reforma pendiente no se tendrá una política de combate a la desigualdad sustentable y efectiva.
“Esto pone de manifiesto que el gobierno debe fortalecer sus finanzas públicas, además de que debe abrir el debate sobre cómo aumentar impuestos que sean progresivos, así como encarar la evasión fiscal”.