Ceder para salvar el TLCAN

En un intento por agilizar la modernización del acuerdo comercial y para evitar que éste se cancele, el gobierno en turno estaría dispuesto a aceptar algunas de las condiciones que Estados Unidos ha impuesto como la regla de origen del sector automotriz, a cambio, México conseguiría que el Tratado no se revise cada cinco años
Mara Echeverría y Nayeli Meza Mara Echeverría y Nayeli Meza Publicado el
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[kaltura-widget uiconfid=”38728022″ entryid=”1_fy2ho9by” responsive=”true” hoveringControls=”false” width=”100%” height=”75%” /] México está en el ring de nuevo. La diferencia es que en esta ocasión subió solo porque Canadá está en el banquillo. Hoy, la renegociación es uno a uno con Estados Unidos, situación que podría poner al equipo mexicano contra las cuerdas y con ello llevarlo a ceder en temas que han generado controversia durante la modernización del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

“En toda negociación siempre se pierden y se ganan cosas, pero en ésta habrá que esperar a ver qué es lo que México está dispuesto a ceder ante Estados Unidos”, dice Luz María de la Mora, negociadora del TLCAN original y directora de LMM Consulting.

Por principio, el tema en el que el gobierno de Donald Trump puede salir victorioso es que se acepte su exigencia de elevar el contenido regional de 62.5 a 75 por ciento en la regla de origen automotriz

El Valor de Contenido Regional (RVC, por su sigla en inglés) especifica en qué medida una mercancía ha sido producida en la región local del productor. En caso de que los negociadores mexicanos flexibilicen su postura, los automóviles fabricados en la región del TLCAN tendrían un mayor contenido estadounidense.

El segundo tema espinoso se relaciona con los salarios de los trabajadores de la industria automotriz, los cuales el presidente Donald Trump ha dicho que se deben homologar a 16 dólares por hora.

La petición es un arma de doble filo para el gobierno mexicano, pues en el país, a la mano de obra del sector, se le paga en promedio 3 dólares la hora. Esto ha sido fundamental para atraer empresas automotrices, ya que las condiciones salariales son menores de lo que reciben los trabajadores en Estados Unidos.

Sin embargo, al incrementar los salarios, México evitaría el cobro de un arancel a sus exportaciones automotrices hacia el mercado norteamericano.

En días pasados, trascendió que el equipo negociador azteca podría aceptar las exigencias siempre y cuando se realicen de manera gradual.

En el caso de la regla de origen, el aumento se daría en un periodo de cinco años: en una primera etapa pasaría de 62.5 a 66 por ciento; a la mitad del periodo de 69 a 72 por ciento y en una última fase se aplicaría el 75 por ciento.

Respecto al salario automotriz, el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, informó que se había concluido ese tema durante la reunión que sostuvieron los equipos de México y Canadá en Washington.

“Ya resolvimos el tema del salario automotriz en el sectorial. Ya cerramos el sector de estándares automotrices”, aseguró en una entrevista radiofónica.

Esto no quiere decir que el capítulo automotriz ya está cerrado, pues aún quedan párrafos del mismo en los que se deben definir varias cuestiones.

“Una vez que tengamos la voluntad de llegar a una pista de aterrizaje que nos convenga a todos desarrollaremos los textos”, añadió Guajardo.

Por ahora, Juan Pablo Galicia, analista político, ve a México frente a una situación de desventaja, ya que en la ecuación de la modernización del TLCAN 2.0 falta Canadá.

“Hay un riesgo latente porque la estrategia del equipo de Estados Unidos consiste en meter presión para que sus socios cedan en temas sensibles, pues a ellos les conviene más que el TLCAN siga vivo de manera trilateral”
Juan Pablo GaliciaAnalista Político

¿Encontrar el punto medio?

La delegación mexicana viajó ayer a Washington para revisar los avances logrados la semana pasada entre México y Estados Unidos.

La comitiva está integrada por los secretarios de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, y de Economía, Ildefonso Guajardo, además de Jesús Seade, designado como jefe negociador del equipo de transición de Andrés Manuel López Obrador.

Una fuente anónima cercana a las negociaciones asegura a Reporte Indigo que México está dispuesto a asumir una “postura más flexible” en las reglas de origen a cambio de que el gobierno de Donald Trump ceda en la cláusula de muerte súbita y mantener el capítulo 19.

“El tema de los salarios es más complicado y en el corto plazo sería difícil lograr una homologación en la región, ya que no todas las empresas estarían dispuestas a absorber este compromiso financiero”
José Luis de la CruzDirector del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico

Con la cláusula sunset (o de muerte súbita) la Casa Blanca propone revisar cada cinco años el TLCAN o, en el peor de los casos, acabar con el acuerdo comercial.

La propuesta del presidente republicano ha sido rechazada por los equipos mexicano y canadiense al argumentar que esto generaría incertidumbre para las inversiones y la región perdería dinamismo en la creación de empleos.

En tanto que el capítulo 19 del TLCAN permite a México, Estados Unidos y Canadá solicitar la creación de paneles binacionales independientes para resolver conflictos cuando sus exportadores o productores sientan que son víctimas de conductas desleales de comercio por parte de algún otro miembro del acuerdo.

Dichos paneles están integrados por expertos en la materia y tienen la facultad de emitir decisiones vinculantes para resolver la disputa, en lugar de recurrir a una revisión judicial por los tribunales nacionales en casos de derechos antidumping y compensatorios.

José Luis de la Cruz, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC), tiene una visión más optimista al considerar que México también se puede beneficiar al ceder en los temas que Estados Unidos quiere.

Con el aumento en el contenido regional el mercado mexicano obtendría ganancias porque se invertiría más para producir los vehículos en la región, situación que generaría una mayor productividad y elevaría la competitividad del país.

“Si México aplica una política industrial atractiva no habrá problema, incluso podría recibir beneficios ya que se reducirían las importaciones automotrices que tiene con otras regiones del mundo”, externa De la Cruz.

En el corto plazo, la afectación la resentirían las automotrices asiáticas y europeas, ya que la controversia gira entorno a que América del Norte se hizo dependiente de lo que se produce en Asia del Este, entonces al ver una disminución en la proveeduría de insumos intermedios de las manufacturas, las empresas se verían obligadas a invertir o trasladar sus plantas a la región TLCAN.

Otra alternativa es que se hagan esquemas de atracción o de asociación entre automotrices que son proveedoras de insumos de otras marcas de coches.

Por el contrario, el director del IDIC ve más complejo el aumento de los sueldos a los trabajadores, ya que esto no sólo concierne al gobierno mexicano, también a las finanzas de las empresas de la industria automotriz.

El gobierno de Estados Unidos se ha mostrado insistente para que sus exigencias se lleven a cabo, incluso ha amenazado a sus socios con cancelar el acuerdo en caso de no cumplirlas, lo que ha provocado que México adopte una postura más flexible en las negociaciones

“Este tema es más complicado y en el corto plazo sería difícil lograr una homologación salarial en la región, ya que no todas las empresas estarían dispuestas a absorber este compromiso financiero”.

Retos para el nuevo gobierno

El cambio de estafeta en el Gobierno federal también incluye tomar las riendas de las negociaciones del TLCAN si éstas no concluyen en las próximas semanas.

La actual administración podría ser la encargada de cerrar el acuerdo comercial con los vecinos del norte, pero su firma e implementación estará a cargo del presidente electo Andrés Manuel López Obrador, coinciden especialistas al tomar en cuenta el tiempo para las notificaciones pertinentes en Estados Unidos y la aprobación en su Congreso.

Aunque estas opiniones discrepan de Jesús Seade. El designado como jefe negociador del equipo de transición declaró en días pasados que es mejor que la firma del tratado la realice el actual Gobierno federal, hecho que, adelantó, podría ocurrir antes del 1 de diciembre cuando se realice el cambio presidencial.

La postura de Seade respalda la visión del próximo presidente de México, quien el mes pasado consideró que lo más conveniente para el país es que la rúbrica de la modernización del acuerdo comercial la realice el presidente Enrique Peña Nieto.

La lectura que podría darse ante la aparente prisa para cerrar las negociaciones envía un mensaje de estabilidad a los mercados internacionales, pues otorga un panorama de certidumbre en el país ante el relevo en la presidencia.

En el otro extremo, Juan Pablo Galicia, analista político, comparte que la urgencia para cerrar las negociaciones obedece a que los intereses empresariales de la administración saliente y la entrante no convergen.

“No cabe duda que todos los gobiernos responden a intereses políticos, sociales y empresariales, en ese sentido me parece muy claro que los intereses empresariales a los que responde el presidente Enrique Peña Nieto son diferentes a los de AMLO”, plantea Galicia.

La señal de que hay una coordinación entre el gobierno saliente y el entrante para hacer un fluido cambio de estafeta también se puede interpretar como una decisión que responde a una política de estado de apertura, comenta Luz María de la Mora, negociadora del TLCAN original y directora de LMM Consulting.

La buena noticia es que bajo la administración de López Obrador, el tratado comercial no sufriría ningún tipo de bloqueo durante el proceso de su entrada en vigor, pero se enfrentará a diversos retos en el camino para lograr su exitosa implementación.

“Lo que existirá es un periodo de transición donde algunas medidas se podrán adoptar relativamente rápido. Para los temas áridos en los que no se ha llegado a un acuerdo se tendrán que elaborar esquemas que faciliten la transición de manera suave ante las nuevas directrices, ya que algunos requerirán un periodo de adaptación”, recalca José Luis de la Cruz, director del IDIC.

En estos temas, que son los mismos que han requerido de un mayor tiempo de discusión, los funcionarios del presidente electo tendrán que trabajar en clarificar los aspectos legales que podrían causar controversia en su implementación.

En el mismo tenor, Manuel Valencia, director de los programas académicos del Tecnológico de Monterrey campus Santa Fe, considera que con la actualización del tratado, el equipo de AMLO deberá demostrar su capacidad para actualizar algunas leyes.

“El TLCAN nos empuja hacia la modernidad y tenemos que ser capaces de generar nuevas normas que requieren los marcos legales y cumplirlos a cabalidad”, declara el especialista.

Frente a este escenario, México podría requerir de una nueva política industrial que le permita elevar la productividad y competitividad de la industria mexicana para hacer frente a los nuevos requerimientos comerciales.

López Obrador y su equipo han abogado porque sea la administración actual la que concluya la renegociación del TLCAN, sin embargo, aunque esto se lograra, el próximo primer mandatario tendrá que garantizar que existan las condiciones para que el nuevo tratado se aplique

Otro de los retos a los que AMLO se enfrentará es a la modernización de las aduanas nacionales, pues es posible que con la actualización de algunas de las normas del TLCAN, México tenga que garantizar el cumplimiento de las que serían las nuevas leyes de contenido nacional y regional en algunos productos.

En este sentido, los especialistas coinciden en que también se deberá garantizar la eliminación de actos de corrupción en estos lugares y mejorar las revisiones de telas y calzado.

Los temas pendientes

El próximo 16 de agosto las mesas de renegociación del tratado cumplirán un año y aún quedan temas que se encuentran en el limbo a pesar de que se han logrado avances entre México y Estados Unidos en las últimas semanas.

Las cuestiones que aún faltan por resolverse, además de las reglas de origen en el sector automotor, son las relacionadas a los mecanismos para atender las resoluciones comerciales y la cláusula de estacionalidad a los productos agrícolas junto con la sunset

El titular de la Secretaría de Economía informó que, hasta la fecha, se han cerrado 20 temas, de los cuales 12 son capítulos y ocho son anexos sectoriales.

“En el contexto de la renegociación, los capítulos ya se habían cerrado con Canadá (de manera trilateral) y en otros, Estados Unidos y México no tenían mayores diferencias”, expresó Ildefonso Guajardo en una entrevista radiofónica.

De igual forma, el funcionario compartió que de manera bilateral el equipo mexicano y estadounidense llegó a un acuerdo con los capítulos medioambiental, financiero y digital, los cuales esperan cerrar cuando Canadá se incorpore a las negociaciones.

Hasta la fecha se han cerrado 20 temas del TLCAN, de los cuales 12 son capítulos y ocho son anexos sectoriales

De lo que se tiene conocimiento público es que los temas que quedan pendientes, además de las reglas de origen en el sector automotor, son los relacionados a los mecanismos para atender las resoluciones comerciales, la cláusula de estacionalidad a los productos agrícolas y la cláusula “sunset”.

Luz María de la Mora, de LMM Consulting, dice que los temas que han causado un mayor debate entre el gobierno mexicano y estadounidense ya son conocidos, lo malo son los que aún quedan pendientes de aprobación.

“Los capítulos se van a resolver con voluntad política porque yo no veo que vaya a haber otro tipo de propuestas para resolver la negociación de otra forma”
Luz María de la MoraNegociadora del TLCAN original y directora de LMM Consulting
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