Desde que inició el encierro sanitario, el Cine Tonalá fue de los primeros en anunciar que necesitaban de su público para sobrevivir, por lo que implementaron una plataforma en línea para rentar cintas por módicos precios, la cual se ha mantenido y evolucionó a Tonalá Live, que ofrece funciones en línea en horarios establecidos.
“Son funciones virtuales tal cual, compras el boleto, te llega un link y lo ves con un horario, es algo muy común en otros países a partir de la pandemia, en Estados Unidos hay películas que se estrenaron completamente en cines virtuales, generalmente son las mismas salas de cine o las distribuidoras las que optaron por estas alternativas”, comparte el cofundador del lugar, Juan Pablo Bastarrachea.
Cuando el semáforo epidemiológico cambió en el último semestre del 2020, inmediatamente abrieron sus puertas, pero con la incertidumbre nuevamente en la capital, decidieron mantener el formato digital, el cual creen que funcionará de manera híbrida de ahora en adelante.
Aunque la opción de tener películas en línea es un formato que mantendrán, Bastarrachea insiste en que la exhibición en salas debe suceder lo antes posible en México, igual para las grandes como para las pequeñas empresas, ya que de esto depende el futuro de la industria fílmica.
Baticine en resistencia
Cuando apenas se corría la noticia internacional de que un virus afectaba a la población de China y empezaba a expandirse por Europa, en Tepoztlán, Morelos, la prevención llegó por parte de Elisa Miller y Viviana García-Besné en su pequeña sala de cine.
Por decisión propia, cerraron el Baticine e “hibernaron” en el 2020, pero esto se ha tenido que extender a casi un año de que inició la emergencia sanitaria.
Para seguir activas y mantener cautivo a su público, las dos emprendedoras fílmicas realizan charlas en línea con cineastas de la talla de Alejandro González Iñárritú, además de promocionarse en Patreon para mitigar el gasto que conlleva el inmueble que está cerrado y sigue cobrando renta, las dos se niegan a dejar su “cueva” fílmica, porque saben que levantar de nuevo un proyecto así, sería imposible a futuro.
“Así empezó el Zoom, con estos intentos de supervivencia, siempre ha sido un espacio de resistencia, nunca ha sido redituable realmente, no hemos ganado dinero de él, es resistirse a la idea de que van a desaparecer las funciones colectivas de cine porque ya todos tenemos nuestra tele con Netflix”, agrega Miller.
A pesar de que Baticine cuenta con cientos de películas en su catálogo, gracias a que resguardan el archivo Permanencia Voluntaria, perteneciente a García-Besné por herencia de su familia productora, no ven económicamente viable el subir estas películas a internet y cobrar por ellas, además de que los derechos de varias de ellas no les pertenecen.
Alfhaville, de distribuidora a escuela virtual de cine
Alfhaville cinema, empresa mexicana que desde hace 16 años ha traído títulos de cineastas de renombre como Jean-Luc Godard, Gus van Sant, Atom Egoyan, entre otros, abrieron una oferta académica desde que comenzó el encierro.
La compañía de distribución independiente, pudo estrenar hace exactamente un año una película en cines, “Mantarraya: Los espíritus ausentes”, producción tailandesa del 2018. López declara que hay alrededor de 10 cintas esperando ser estrenadas para este 2021, entre ellas el más reciente largometraje de Arturo Ripstein, “El Diablo entre las piernas”.
“El sector de la exhibición es el que está cargando con la mayor losa del problema (…) para ellos ha sido verdaderamente terrible esto, a nadie le conviene que una empresa como Cinemex o Cinépolis se asomaran al cierre, imagínate todo lo que depende económicamente de los cines”, platica el distribuidor.
López augura que cuando pase el cerco sanitario las personas volverán a las butacas, porque ver una película e ir al cine son experiencias completamente distintas por la atmósfera que causa el estar en una sala, mientras que al ver un largometraje en casa, están los factores distractores que todos conocemos. El séptimo arte está hecho para vivirse en comunidad, porque al final del día, somos seres gregarios.