Los coahuilenses saldrán a votar este domingo 4 de junio para elegir a su nuevo gobernador por los próximos 6 años, a los 25 diputados del Congreso local y a los nuevos integrantes de los 38 ayuntamientos.
En total, habrá más de 500 nuevos representantes electos.
El próximo gobernador ocupará el cargo del primero de diciembre de 2017 hasta el 30 de noviembre de 2023, mientras que los legisladores locales ocuparán una curul en el Congreso por los próximos 3 años.
Además por única vez, los alcaldes que estarán al frente de los 38 municipios de la entidad ocuparán el cargo por solo un año, con la intención de que las elecciones locales se empaten con las elecciones federales de 2018.
Tras 60 días de intensa campaña y 3 días de ‘reflexión’, los más de dos millones de votantes inscritos en la lista nominal tienen la oportunidad de expresar su voluntad en algunas de las 3 mil casillas que se instalarán a lo largo del estado, en la que las autoridades esperan que sea la jornada con mayor participación ciudadana en la historia de la entidad.
Coahuila es una de las 5 entidades en el país en donde aún no ha habido la alternancia en la gubernatura. El PRI se ha mantenido en el poder por cerca de 90 años, e históricamente ha pasado por encima de la oposición en los comicios.
En la historia de Coahuila ha habido 16 elecciones para gobernador, y en todas ellas ha habido un común denominador, incluso antes de la jornada electoral se asumía que el ganador sería el candidato priista, sin embargo, a unas horas de que abran las casillas, hoy no existe ninguna certidumbre.
Aunque son 7 los candidatos registrados a la gubernatura, todos los datos parecen indicar que la contienda -salvo mayúscula sorpresa- será entre el priista Miguel Ángel Riquelme y el panista Guillermo Anaya y podría ser con números tan cerrados que la elección podría dirimirse en tribunales.
Riquelme Solís, quien encabeza la coalición “Por un Coahuila Seguro”, integrada por PRI, PVEM, Nueva Alianza, Socialdemócrata Independiente, Partido Joven, PRC y PCP, tiene sobre sus hombros la responsabilidad de asegurar uno de los últimos bastiones priistas en el país, aunque el partido en el poder nunca se había visto tan abrumado en Coahuila.
Para Acción Nacional se abre una oportundad histórica de alcanzar una de las gubernaturas que siempre se le han negado a la oposición, nunca habían estado tan cerca de sacar al PRI del Palacio de Gobierno de Saltillo.
Guillermo Anaya Llamas, candidato de la coalición “Alianza Ciudadana por Coahuila”, integrada por el PAN, UDC, PPC y Encuentro Social llega a la previa de la jornada electoral en un empate técnico con el candidato priista y con opciones reales de ganar la gubernatura.
Algunas encuestas otorgan el triunfo a Riquelme, otras a Anaya, pero ninguna de las dadas a conocer hasta el momento arrojan una diferencia entre ambos que pueda predecir el resultado de la elección, será un mano a mano entre los dos aspirantes.
Todos los focos de atención están puestos sobre quién será el sucesor de Rubén Moreira, quien llegó a la gubernatura en 2011, sucediendo precisamente a su hermano Humberto, quien fue gobernador desde 2005 hasta 2011, por lo que el próximo 30 de noviembre, el estado de Coahuila cumplirá 12 años gobernado por esta familia.
Sin embargo, también será interesante si este fenómeno de crecimiento de la oposición también tendrá repercusiones tanto en el Congreso como en los municipios.
Actualmente, el tricolor gobierna en 28 de los 38 municipios, la gran mayoría, y le sigue el PAN a la cabeza de 8 ayuntamientos, entre ellos el de la capital del estado, Saltillo, que vuelve a ser la joya de la corona de los municipios junto a Torreón, la segunda ciudad más importante de la entidad y que gobierna el PRI. Entre ambas ciudadas concentras más de la mitad de la población total del estado.
En el Congreso local la presencia priista también es abrumadora, pues cuentan con mayoría absoluta, 16 de los 25 legisladores son emanados de las filas del tricolor, solo 4 representan a Acción Nacional y hay otros 5 partidos con un diputado en el Congreso.
La sucesión en la gubernatura es la que se roba toda la atención, por la posibilidad de la alternancia por primera vez en la historia o por el contrario la continuidad, sin embargo, aún ganando la gubernatura, el PRI podría perder presencia tanto en el Congreso como en los municipios.
Los panistas están más cerca que nunca de hacer historia en la entidad, y aunque en esta jornada también podrían mejorar su presencia con algunas diputaciones o sumando un mayor número de alcaldías, estos triunfos quedarán opacados si al final no alcanzan lo que parece su único gran objetivo: la gubernatura.
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