Como cada año… discuten IVA y IETU
La puesta en escena ya comenzó, los ensayos serán difíciles y llegarán al agotamiento.
El estreno dependerá de cómo se acomoden las fichas en la Cámara de Diputados donde hoy inicia, como cada año, la discusión para la tan anunciada y esperada reforma fiscal.
Y que termina, casi siempre, en una miscelánea recaudatoria.
El reto sin duda será grande, pues los legisladores, junto con el gobierno saliente y el entrante, deberán definir si quitan el IETU y generalizan el IVA a alimentos y medicinas.
Georgina HowardLa puesta en escena ya comenzó, los ensayos serán difíciles y llegarán al agotamiento.
El estreno dependerá de cómo se acomoden las fichas en la Cámara de Diputados donde hoy inicia, como cada año, la discusión para la tan anunciada y esperada reforma fiscal.
Y que termina, casi siempre, en una miscelánea recaudatoria.
El reto sin duda será grande, pues los legisladores, junto con el gobierno saliente y el entrante, deberán definir si quitan el IETU y generalizan el IVA a alimentos y medicinas.
En ambos casos, el costo económico y social que conlleva cualquiera de las dos medidas es enorme.
Para expertos de Ernst and Young, Pricewaterhouse Coopers y KPMG, la reforma fiscal debe pasar por la homologación del Impuesto al Valor Agregado (IVA).
Otros, en cambio, consideran que el costo social y politico sería muy elevado para el próximo gobierno.
Es un hecho que el Impuesto Sobre la Renta (ISR) debe contribuir más en la recaudación, para que no sólo se cargue al consumo con la eliminación de regímenes especiales.
Un ISR competitivo
Los especialistas no descartan que la tasa de ISR en 2013 se ubique en 29 por ciento y disminuya a 28 en 2014.
Lo que hay que eliminar, insisten, son los regímenes especiales que gozan de una disminución injustificada en el ISR.
Algunos recomiendan establecer un impuesto a los dividendos de 5 por ciento.
Otros, un flat tax con el mismo porcentaje para los ingresos de actividad empresarial menores a 20 millones de pesos y sin aplicar deducciones.
Avalan la posibilidad de establecer un impuesto a la venta de acciones en la Bolsa de Valores, cosa que no le haría mucha gracia a las empresas que cotizan.
Para el académico José de la Cruz Gallegos, del Tec de Monterrey Campus Estado de México, el objetivo prioritario es aumentar la base gravable. Sobre todo cuando las cifras oficiales demuestran que los ingresos tributarios han tenido un crecimiento real negativo del 4.7 por ciento al primer semestre, porque ni el IETU ni el IEPS han tenido un buen desempeño.
Lo cierto es que hoy, como señalan los analistas, la recaudación, puesta sobre alfileres, solo descansa en el consumo.
Existe un incremento real de los ingresos presupuestarios del sector público hasta junio de 2012 del 9 por ciento.
Dicho comportamiento, explica De la Cruz Gallegos, es atribuible al alza proveniente de los ingresos no tributarios (21.4 por ciento) y organismos y empresas (17.5).
Solo se aprecia un comportamiento positivo, dice, en lo que respecta a la recaudación del Impuesto sobre la Renta (ISR) e Impuesto al Valor Agregado (IVA): 4.6 y 5.5 por ciento, respectivamente.
“Si queremos realmente una reforma fiscal a fondo, es necesario quitar todos los agujeros que tiene el ISR en exenciones y deducciones para que las grandes empresas paguen la proporción de impuestos que les corresponde”, afirma el académico del TEC de Monterrey, Humberto Valencia Herrera.
El IVA a debate
Para el socio legal de Ernst and Young, Herbert Bettinger, la reforma a la Ley de IVA deberá mantener en tasa cero los productos que conforman la canasta básica, y los demás tasarlos con un impuesto del 4 por ciento.
En cambio, el socio de impuestos de la firma KPMG, Manuel Rico, considera que el IVA debe homologarse a una tasa de 16 por ciento como lo tienen el resto de los países de la OCDE.
La tasa cero solo debe operar para las exportaciones, y los alimentos y medicinas tener un IVA diferencial de 3 a 7 por ciento.
Se queda o se va el IETU
Una idea está clara: tanto los expertos como los legisladres y fiscalistas consideran que el IETU debe desaparecer para crear un impuesto alternativo en renta.
El IETU fue aprobado por el Congreso de la Unión en junio de 2007 como parte de la Reforma Fiscal propuesta por el presidente Felipe Calderón y entró en vigor el primero de enero del 2008.
En aquel entonces se pensaba que generaría 3 por ciento del PIB, cosa que nunca ha sucedido.
De ahí la necesidad de sustituirlo por uno que promueva la inversión.
Pero no es así de simple su desaparición. Si bien ha sido un impuesto devastador para las empresas y muchas pequeñas y medianas han tenido que cerrar, quitarlo tiene un costo.
El experto en temas fiscales y financieros, Luis Pérez de Acha, anticipa que si desaparece el IETU, el gobierno tendrá que devolver a las empresas 250 mil millones de pesos que se comprometió a pagarles por la acreditación de este impuesto.
“Se tendrá que tomar una decisión de política fiscal si se limita la acreditación de las empresas o se les permite, con el consecuente efecto negativo, porque reduciría la recaudación”.