Complot de ineptos
En Nuevo León no fue la traición el único factor que provocó que el candidato priista presidencial, Enrique Peña Nieto, mordiera el polvo en las elecciones.
Aquí también se combinaron la ineptitud, la ambición, las pugnas internas y el canibalismo dentro del PRI para propinarle al virtual presidente de México una derrota electoral.
Los grupos de poder en el PRI y los dirigentes tricolores en el estado se enfrascaron en una confrontación interna, donde lo que menos importó fue la suerte de Enrique Peña Nieto.
César Cepeda
En Nuevo León no fue la traición el único factor que provocó que el candidato priista presidencial, Enrique Peña Nieto, mordiera el polvo en las elecciones.
Aquí también se combinaron la ineptitud, la ambición, las pugnas internas y el canibalismo dentro del PRI para propinarle al virtual presidente de México una derrota electoral.
Los grupos de poder en el PRI y los dirigentes tricolores en el estado se enfrascaron en una confrontación interna, donde lo que menos importó fue la suerte de Enrique Peña Nieto.
Priistas operaron en contra de priistas, buscando descarrilar carreras de posibles precandidatos a la gubernatura para el 2015 y proyectos políticos personales de algunos otros.
Esta batalla interna, propiciada principalmente por la ausencia de una conducción política y partidista en el PRI estatal y en el gobierno de Nuevo León, llevó al PRI y a su candidato a la Presidencia a una debacle electoral.
Esto a diferencia del resto del país.
Claro que en Nuevo León hubo voto de castigo por la gestión del gobernador Rodrigo Medina.
Claro que afectó la popularidad de Andrés Manuel López Obrador.
Claro que no ayudó la designación de malos candidatos, el perfil de los dirigentes del partido y la carencia de operación política en el PRI.
Y claro que la maquinaria panista sí operó y arrasó por ello a los priistas.
Pero lo que más afectó al PRI en estas elecciones fueron las zancadillas, los puntapiés, la manipulación de las estructuras electorales tricolores, los celos y la ineptitud que hubo entre los mismos priistas de Nuevo León.
Todo esto porque no hay un líder en el gobierno o en el partido que pueda convocar y controlar a los tricolores.
Traidor o incapaz, Rodrigo Medina parece no tener el liderazgo que le hace falta al PRI en Nuevo León.
Rodrigo contra Felipe
¿El gobernador Rodrigo Medina operó en contra de Felipe Enríquez, compadre de Enrique Peña Nieto y candidato a la Alcaldía de Monterrey?
La mayoría de los priistas responden que sí, pero otros tienen sus dudas sobre la posible traición del mandatario estatal.
De lo que sí están todos seguros en el PRI, es que Medina no apoyó a Enríquez en nada.
No fue un secreto que Enríquez no era el candidato de Medina para Monterrey, pero finalmente se impuso la relación del priista con su compadre Enrique Peña Nieto.
Pero la relación fría y distante entre Medina y Enríquez continuó a lo largo de la campaña.
En los dos meses de elección sólo en una ocasión se dejó ver públicamente Medina con Enríquez.
La aparición fue cuatro días antes de las elecciones, el miércoles 27 de junio, precisamente en el cierre de campaña de Enrique Peña Nieto en la Macroplaza.
Este evento ya había sido cancelado por el equipo de campaña del ex gobernador del Estado de México, pero de última hora Enríquez intervino para conseguir que Peña Nieto visitara la entidad.
Una victoria de Enríquez en la Alcaldía de Monterrey habría catapultado al compadre de Peña Nieto en la contienda por la candidatura del PRI a la gubernatura en el 2015.
Eso iba contra los intereses de Medina y su padre, Humberto Medina Ainslie.
Todos contra Javier Treviño
El ex secretario de Gobierno, Javier Treviño, fue designado por Enrique Peña Nieto como su coordinador de campaña en Nuevo León.
Peña Nieto pretendía con este nombramiento tener un enlace directo con los grupos empresariales de Monterrey.
Sin embargo, el candidato presidencial sacrificó la operación electoral, de la cual carece
Treviño.
La designación provocó molestias entre un sector del PRI de Nuevo León que rechazó someterse al liderazgo del ex secretario de Gobierno, un personaje ligado más con la iniciativa privada de Monterrey, que con el partido tricolor.
Y claro que la posibilidad de que el coordinador de campaña de Peña Nieto en Nuevo León tuviera éxito, despertó envidias y celos entre los priistas.
Era una oportunidad de oro para que Treviño se consagrara con el candidato del PRI a la Presidencia y comenzara a consolidar su proyecto político con miras al 2015.
Pero la elección del domingo significó un descalabro para sus aspiraciones.
En Nuevo León Peña Nieto fue derrotado por casi 130 mil votos por la candidata del PAN, Josefina Vázquez Mota.
Pero lo que más sorprendió del resultado fueron los municipios donde fue derrotado el aspirante priista.
Peña Nieto perdió extrañamente en municipios como Apodaca, Escobedo y Guadalupe, bastiones priistas donde los candidatos tricolores a la alcaldía ganaron con facilidad.
Hoy las explicaciones de la derrota de Peña Nieto en Nuevo León se buscan, irónicamente, entre el grupo de candidatos tricolores que ganaron sus municipios.
Senado: gran lío de faldas
La fórmula que postuló el PRI para el Senado de Nuevo León, integrada por Marcela Guerra e Ivonne Álvarez, auguraba un triunfo arrollador en la elección del 1 de julio.
Pero algo pasó y los supuestos 18 puntos de ventaja nunca existieron.
El domingo las candidatas priistas apenas se impusieron por 16 mil votos a la dupla integrada por los panistas Raúl Gracia y Alejandra Sada.
¿Qué pasó?
Hoy las priistas pretenden justificar su cerrado triunfo alegando una confusión entre los electores priistas que involuntariamente habrían anulado su voto cuando votaron por el PRI y por el Partido Verde.
Pero hay otra versión que apunta a la secretaría general del PRI nacional, a cargo de la diputada federal Cristina Díaz y próxima senadora priista.
Durante la campaña Díaz operó políticamente en contra de Marcela Guerra e Ivonne Álvarez, mujeres priistas que no forman parte de su grupo político.
Tanto Cristina Díaz como Marcela Guerra comparten aspiraciones por la candidatura del PRI a la gubernatura de Nuevo León en el 2015, ambiciones que provocaron el quiebre.
En los círculos priistas se comenta que la campaña jurídica en contra de la licencia de Álvarez fue impulsada por la misma Díaz, buscando cancelar la candidatura a la ex alcaldesa de Guadalupe y nombrar en su lugar a la priista María de Jesús Aguirre.
Juárez: CTM contra el PRI
En el municipio de Juárez los priistas protagonizaron una colosal guerra de poderes, una confrontación que derivó el domingo en la victoria del PAN en la elección por la Alcaldía.
Un sector del PRI operó contra el ex alcalde de Juárez Heriberto Treviño Cantú, director del Sistema Estatal de Caminos de Nuevo León, y a quien el mismo gobernador Rodrigo Medina le encargó parte de la operación electoral.
El ex alcalde de Juárez impuso como candidato del PRI a la Alcaldía a su hermano Francisco Treviño Cantú, lo que provocó inconformidad en un sector del priismo.
La CTM, que dirige Ismael Flores, no estuvo de acuerdo con la designación del candidato priista y negoció con el PAN para postular a la Alcaldía al cetemista Rodolfo Ambriz.
Los cetemistas se confabularon con el grupo Allende, con gran poder político en la administración del gobernador Rodrigo Medina, para derrotar al hermano de Treviño Cantú.
Álvaro Ibarra, secretario general de gobierno y ex presidente del PRI, consintió que la CTM operara en este municipio en contra de los intereses del PRI en Juárez.
Lo mismo ocurrió en Santa Catarina, donde la CTM trabajó en contra de la candidata del PRI, Irma Adriana Garza, luego de que el candidato que originalmente apoyarían para este
municipio, Héctor Morales, fue cambiado de última hora.
¿El resultado? El candidato panista-cetemista obtuvo el triunfo el domingo por más de 5 mil votos en contra del priista.