Con COVID-19 en los centros penitenciarios

Para las personas privadas de su libertad que están infectadas del virus proveniente de China, el panorama es poco alentador, pues los servicios de salud son precarios, lo que dificulta su recuperación y los convierte en una amenaza para los demás
Laura Islas Laura Islas Publicado el
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La pandemia de coronavirus se ha mostrado cruel con una de las poblaciones más olvidadas no solo en México, sino en todo el mundo: la penitenciaria. Hasta el 8 de septiembre del 2020, en los centros penitenciarios estatales, federales y militares del país habían 2 mil 321 casos confirmados acumulados de coronavirus, 308 sospechosos y 226 decesos.

Así lo revelan los datos más recientes del Mecanismo de Monitoreo Nacional por COVID-19 en los Centros Penitenciarios de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), con corte hasta ese día.

Sin embargo, organizaciones civiles como Documenta advierten que dadas las condiciones de salubridad en las cárceles, podría haber un subregistro y las cifras ser más altas a las reconocidas

“Consideramos que los contagios son aún mayores por el tema, precisamente, de las condiciones. Sabemos que en muchas prisiones mexicanas hay hacinamiento y sobrepoblación, lo cual pone en riesgo y provoca que el contagio sea aún mayor”, explica Sofía González Talamantes, coordinadora del Programa Penitenciario y Reinserción Social de Documenta.

Sofía dice que es importante hablar del tema, porque si desde antes de la pandemia era difícil acceder a los servicios de salud de forma adecuada, durante la contingencia sanitaria lo es aún más.

Acciones insuficientes

Desde que comenzó la crisis sanitaria en México, Documenta ha realizado un monitoreo a las condiciones que enfrentan las personas privadas de su libertad; y aunque en muchos centros han tomado medidas de cuidado, éstas no han sido suficientes.

“Como tal, las autoridades penitenciarias y la autoridad corresponsable, que es la Secretaría de Salud, en realidad no han brindado mucha información de lo que realmente ha sucedido al interior de las prisiones.

“Con este monitoreo que hace la CNDH, que publica cada semana, nosotros hicimos una visualización de datos con estos números, y hay algunas cosas a las que se les debe prestar atención”, señala.

Por ejemplo, durante muchas semanas, en la Ciudad de México se publicó que había alrededor de 25 contagios, y de una semana a otra el número se disparó a más de mil, explica.

“Por esto consideramos que este registro no es del todo acertado y también por lo que nos cuentan los familiares. En Documenta trabajamos muy de cerca con familiares de las personas privadas de la libertad y muchos al comienzo no sabían cuáles eran las medidas de prevención ni el protocolo que se iba a seguir en caso de que sus familiares se contagiaran”.

Otras afectaciones en los centros penitenciarios

En las cárceles, las familias de las personas privadas de la libertad son quienes normalmente absorben todos sus gastos y los proveen de insumos de higiene personal y de salud, como jabones y medicamentos.

Sin embargo, por la pandemia, la situación sanitaria se agravó en los penales debido a que las familias no podían ingresar a visitar a internos y brindarles estos productos básicos aún cuando están bajo custodia del Estado, el cual debería de garantizarles el acceso a todos los servicios, explica Sofía González Talamantes, coordinadora del Programa Penitenciario y Reinserción Social de Documenta.

La pandemia también ha traído afectaciones a la salud mental debido a que las personas privadas de la libertad vieron restringido el acceso de las organizaciones que los apoyan en diferentes tipos de programas, tanto sociolaborales como culturales.

“Tuvo una afectación en su salud mental el no ver a sus familiares y el que no pudieron participar en varias actividades, también es importante que los centros penitenciarios de alguna u otra forma retomen este tipo de actividades que se brindan”, menciona.

Aunque algunas prisiones buscaron alternativas como hacer videollamadas, ya que por la distancia, muchos familiares no pueden ir de visita, Sofía señala que también es importante que las autoridades de los centros brinden información certera y transparente.

“Nos hemos enterado de algunos casos que no se les comenta que su familiar está contagiado y otros donde simplemente se les avisa cuando ya murió, lo cual es sumamente grave, que no se les esté informando de manera adecuada y constante”, dice.

Con la pandemia, la situación sanitaria se agravó en los penales debido a que las familias no podían ingresar a visitar a los internos y brindarles productos de necesidad básica

La coordinadora señala que desde el principio las autoridades deberían de haber explicado qué iba a suceder cuando las personas se contagiaran en las prisiones.

La entidad con más casos

Según las cifras del Mecanismo de Monitoreo Nacional por COVID-19 en los Centros Penitenciarios de la CNDH, la Ciudad de México es la entidad con más casos confirmados con mil 206, 185 sospechosos y 55 fallecimientos.

El segundo lugar es ocupado por Puebla, con 245 confirmados y 33 defunciones; mientras que Chihuahua ocupa la tercera posición con 131 confirmados y 5 muertes.

El mecanismo inició el 3 de abril del 2020 con el objetivo de dar seguimiento a la situación en las cárceles frente a la pandemia del coronavirus y generar datos y mediciones para la adecuada y oportuna toma de decisiones.

Pero, desde el 4 de junio, el organismo ha expresado su preocupación por el índice de letalidad en comparación con los datos nacionales reportados.

“Hacemos un atento llamado a las autoridades estatales y federales para fortalecer la coordinación oportuna en materia de salud en el ámbito penitenciario”, pidió la CNDH.

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