Luego de semanas de ausencia e innumerables críticas por la inactividad del organismo y la cancelación de programas prioritarios, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología afirmó que serán 53 mil 292 las becas que se contemplan repartir dentro del nuevo esquema de trabajo del organismo.
En conferencia, María Elena Álvarez-Buylla Roces, titular del Conacyt, informó que adicionales a estos estímulos se abrirán 7 mil 200 plazas, pensadas en estimular la actividad de los jóvenes investigadores y estudiantes de posgrados a nivel nacional.
“Para nosotros es prioritario apoyar, reconocer, respetar y valorar el trabajo de los nuevos jóvenes investigadores que se integran a sus labores de diferentes maneras”, afirmó.
Frente a la polémica derivada por el recorte presupuestal al sector, que impactó de forma particular al programa Cátedras Conacyt, Álvarez-Buylla refirió que los cambios en el instituto permitirán esparcir la investigación más allá de la Ciudad de México –región en donde se concentraban, desde su perspectiva, los apoyos en gobiernos anteriores– a la par de impulsar el fortalecimiento de las comunidades académicas.
Sobre las actividades del Conacyt durante los primeros 100 días del nuevo gobierno, se dijo que el nuevo programa ha logrado consolidar recursos para hacer una “inversión decidida” en la ciencia básica del país, asegurando un incremento de casi cuatro veces de lo que se invirtió en el gobierno anterior.
Para finales de 2018, después de argumentar que por dos años completos no se habían estimulado los fondos del Consejo, Álvarez-Bullya presumió una inversión de 422 millones 635 mil 531 pesos en beneficio para los 30 mil 548 científicos apoyados desde el estado, de acuerdo con sus números.
¿Ciencia de frontera?
Dentro de su intervención, la doctora María Elena reiteró el término “ciencia de frontera”, el cual no ha quedado del todo claro para la comunidad científica del país pero que representa uno de los ejes de su nuevo esquema de trabajo.
Manifestó que durante este año, los investigadores y tecnólogos comenzarán a apreciar estas transformaciones y serán integrados al “verdadero sistema de ciencia y tecnología”, con esfuerzos concentrados en las universidades públicas.
Más tarde, a través de redes sociales, la titular del Consejo reiteró: “el quehacer científico compete a todos los ciudadanos. El acceso a los beneficios de la ciencia y la tecnología es un derecho humano. Estamos comprometidos con la ciencia de frontera también en temas de salud y biomedicina. De los 57 proyectos aprobados en 2018, 38 no recibían apoyo. Ahora podrán hacerse realidad. Estamos comprometidos con la libertad de investigación, el bienestar social, el cuidado ambiental, los derechos humanos y la responsabilidad ética sobre los impactos positivos y negativos del quehacer científico”.