En puerta más concesiones
Un proyecto de extracción de arena fosfática de las costas de Baja California Sur provocaría un impacto ambiental y económico en la zona; pero la empresa minera asegura que la tecnología a utilizarse provocaría un riesgo mínimo
J. Jesús LemusLa actividad extractiva sigue imparable en México.
Este año el Gobierno federal podría autorizar la primera concesión para la ejecución de un proyecto de minería submarina en el Golfo de Ulloa, en Baja California Sur, a favor de la empresa Exploraciones Oceánicas S. de R.L. de C.V. filial de la empresa estadounidense Odyssey Marine Explorations.
El proyecto denominado “Don Diego” pretende dragar el fondo marino a una profundidad de entre 60 a 90 metros, para extraer 7 millones de toneladas de arena fosfática anuales, durante los próximos 50 años, para producir 3.5 millones de toneladas de fósforo, según lo establece la manifestación de impacto ambiental emitida por la empresa.
La filial de Odyssey Marine Explorations puso la mira en el lecho marino de Baja California Sur desde el 2014, cuando se presentaron dos proyectos de impacto ambiental que no fueron aceptados por el Gobierno federal, pero en el 2015 se presentó un tercer estudio que no ha sido rechazado, por lo que se presume que podría tener “luz verde” en este 2018.
La que sería la primera mina submarina en México, que se extendería sobre una superficie de más de 91 mil 267 hectáreas de lecho submarino, se pretende ubicar a menos de 22 kilómetros de la costa del municipio de Comondú, en cuyas inmediaciones se ubica el santuario de la ballena gris, además de que abarca parte de las aguas concesionadas a la Sociedad Cooperativa de Producción Pesquera Puerto Chale S.C.L.
Por esa razón las poblaciones pesqueras de El Manglito y El Esterito han llamado a organizaciones ambientalistas para pedir su intervención a fin de frenar el proyecto que devastaría el lecho marino de esa parte de Baja California Sur, afectaría severamente el entorno ambiental y dañaría a las poblaciones de especies marinas protegidas, como la ballena gris y la tortuga Caguama.
Según el Observatorio de Conflictos Mineros de América Latina (OCMAL), con el ruido que se produciría con la extracción de arena fosfática se afectaría la comunicación de la ballena gris, y podría alejarla de la zona.
La mina también impactaría económicamente en la actividad pesquera, que produce cerca de 8 mil 450 toneladas anuales de especies marinas, al dejar sin sustento económico a por lo menos 2 mil familias.
Las ‘bondades’ de la mina
De acuerdo a la “Manifestación de Impacto Ambiental para el Dragado de Arenas Fosfáticas Negras en el Yacimiento Don Diego”, que presentó en junio del 2015 la empresa Exploraciones Oceánicas S. de R.L. de C.V. y que fue firmado por Martín José de la Cruz Quijano Poumián, cuya copia obra en poder de Reporte Indigo, la mina tiene justificación por los beneficios que traerá al sector de la agricultura.
Según la justificación, esta mina será base para la producción de insumos químicos requeridos en la industria agrícola, principalmente fertilizantes a base de fósforo, el que se asegura es tan indispensable como el oxígeno, el agua y el carbono.
Actualmente, dice la empresa Exploraciones Oceánicas en su estudio entregado al Gobierno federal para lograr la concesión de explotación de la mina submarina, la producción mundial de fosforo a partir de arenas fosfáticas va en decremento a nivel mundial, toda vez que los centros de producción de este fertilizante se ubican en el desierto del Sahara Occidental, Marruecos y China.
“El impacto medioambiental de realizar el dragado submarino de las arenas fosfáticas yacentes en la Bahía de Ulloa presenta un mínimo riesgo”, argumenta la minera, “las dragas de succión en marcha se emplean ampliamente en todo el mundo, incluyendo una gran flota de dragas de succión que extraen agregados del fondo marino en aguas europeas y asiáticas”.
También se argumenta que la tecnología que se utilizará en el proyecto de Baja California Sur, se ha comprobado durante más de 30 años en Japón, productor más destacado de materiales de construcción provenientes del fondo marino en el Reino Unido, Holanda y Bélgica.
Razones para dudar
Según integrantes del Observatorio de Conflictos Mineros de América Latina, existen razones fundadas para dudar que la actividad de extracción de arenas fosfáticas del fondo del mar de Baja California Sur no tenga impacto sobre el entorno ambiental, pues se pretende devastar una superficie de lecho marino que equivale al 60 por ciento del territorio de la Ciudad de México.
En la totalidad del proyecto, se estima que se lograría la extracción de arena del fondo de mar en un equivalente similar para llenar 264 veces el estadio Azteca, lo que tendrá consecuencias directas en la vida marina y en el mismo comportamiento de las corrientes submarinas que afectarían a las comunidades asentadas en la costa oeste de Baja California Sur, donde el mar podría ganar terreno.
De acuerdo al OCMAL, de llevarse a cabo el proyecto de la mina submarina Don Diego, se estaría incurriendo a una exposición a un medio ambiente peligroso, así como a la violación al derecho a la salud, a la vida y a un medio ambiente sustentable en agravio de más de 2 mil familias, esto a cambio de una utilidad económica de más de 2 mil millones de dólares anuales que pretende la empresa promotora del proyecto.