Servando Gómez “La Tuta”, con su imperio del sur; y Omar Treviño “Z-42”, y su control en el norte, cayeron con escasas horas de diferencia.
Ambos estarán en el penal del Altiplano en el Estado de México, sin embargo, parece que esa no será la primera vez que ambos capos se encuentren.
Investigaciones de la PGR documentan que pese a que fueron rivales, en algún momento efectuaron operaciones de compra y venta de droga en Michoacán.
Los negocios entre ambos narcotraficantes se habrían efectuado desde el 2006, cuando Servando Gómez compartía el liderazgo con José de Jesús Méndez Vargas, “El chango” y Nazario Moreno González “El Chayo”, mientras que los hermanos Omar y Miguel Treviño Morales se movían bajo las órdenes de Heriberto Lazcano “El Lazca”.
Por aquellos años, los tamaulipecos enviaron a uno de sus operadores para negociar con “La Tuta” la compra de un cargamento de mariguana para Los Zetas, de acuerdo a una versión contenida en la averiguación previa PGR/SIEDO/UEIDCS/398/2008.
Las entrevistas se efectuaban directamente con “La Tuta”, con quien también se había pactado la preparación de algunos terrenos en la sierra de Arteaga, Michoacán.
“(…) dicha limpia consistía en quitar arbustos y acondicionarlo para sembrar mariguana, ya que esto lo estaba supervisando y costeando Omar Treviño, alias ‘Z-42’, y yo iba en su representación”, declaró el testigo protegido con clave “Paco”.
El problema de estas declaraciones es que ese testigo no es de fiar.
En mayo del 2014, una investigación reveló que cuando fue “contratado” por la PGR, Jorge Luis Velásquez Sánchez, con nombre clave “Paco”, se identificó con documentos falsos ante el Ministerio Público federal.
La autoridad nunca verificó su identidad y después descubrió que en sus generales en el Registro Civil del estado de Tamaulipas -de donde es originario-, y ante Gobernación, no figuran su acta de nacimiento ni la CURP.
En el oficio con fecha 29 de noviembre de 2012, el director general adjunto de Registro Poblacional, Óscar Víctor Juárez, notificó la inexistencia de información sobre Velásquez Sánchez ante el juzgado Cuarto de Distrito de Procesos Penales Federales en el Estado de México.
Además se descubrió que resultó falsa la licencia de conducir que presentó ante la PGR para “identificarse” y poder ser reclutado en la pasada administración como el testigo protegido.
De acuerdo con el Código Federal de Procedimientos Penales, por la utilización de documentos falsos o alterados, todo lo declarado por el testigo protegido Jorge Luis Velásquez carecerá de valor probatorio y las pruebas quedarán sin validez.
El testimonio de “Paco” también había sido utilizado en el fallido multiproceso que inició el gobierno de Felipe Calderón contra alcaldes y funcionarios de Michoacán por nexos con el narcotráfico, el llamado “Michoacanazo”.
El atentado en Morelia
Dos años después de las supuestas negociaciones entre La Familia Michoacana y Los Zetas, se planeó el atentado en el cual estallaron granadas en pleno festejo del Grito de la Independencia en la plaza de Morelia.
El ataque lo habrían ejecutado Los Zetas con la finalidad de “calentar” la plaza de Michoacán a La Familia, según declaraciones ministeriales en poder de PGR.
Julio César Mondragón Mendoza, alias el “Tierra Caliente”, uno de los detenidos por los hechos en los que hubo muertos y decenas de heridos declaró que fue reclutado por Los Zetas.
“Entonces Alfredo Rosas, ‘El socio’, estaba con Alfredo López Rumbo, alias ‘El bola’, y fue quien me dijo que había un jale en Morelia y que iban a pagar cien mil pesos, sin decirme de qué se trataba ese jale. En eso ‘El bola’ me pidió que consiguiera otra gente y me dijeron que ellos me avisaban”, dice la declaración contenida en la averiguación previa PGR/SIEDO/UEITA/110/2008.
“Después como el día catorce de septiembre de 2008, me hablaron a mi teléfono celular (…) me dijeron que había que tirar unas granadas en la ciudad de Morelia, pero no me especificaron en qué parte ni en dónde”, describió.
En la misma pesquisa se localiza la declaración de Alfredo Rosas Elicea, alias “El socio”, detenido también por las granadas que explotaron en Morelia.
“En el camino, ‘El bola’, iba tomando cerveza y me ofreció un ‘pasón’ de cocaína, pero no quise, me comentó que éramos como cinco los que aventaríamos granadas, también me comentó que la finalidad de aventar las granadas en la fiesta del 15 de septiembre era ‘calentar la plaza y que le echaran la culpa a La Familia’.
“Había mucha gente en la fiesta del Grito y solo me movía un poco del lugar viendo los puestecitos que había, todo este tiempo tuve la granada en mi mano, pero siempre en el interior de la bolsa de plástico, esperando el momento para arrojarla. Se escuchaban por altavoces la voz del gobernador Leonel Godoy Rangel, al cual conozco de vista, ya que es mi paisano, y después de las once de la noche, no recuerdo bien la hora en que el gobernador dio el Grito (…) ya casi terminaba de hablar el gobernador, cuando aventé la granada”.
La Familia Michoacana hizo público que haría su propia investigación para dar con los responsables, aunque se adelantó y aseguró que los culpables eran Los Zetas, el brazo armado del Cártel del Golfo que les disputaba el control de la plaza michoacana.
Dos semanas después del atentado, las autoridades detuvieron en Apatzingán a Juan Carlos Castro Galeana, Julio César Mondragón Mendoza y Alfredo Rosas Elicea.
De acuerdo con la averiguación previa PGR/SIEDO/UEITA/110/2008, en noviembre de ese mismo año, los acusados aseguran que fueron “levantados” y durante varios días torturados física y psicológicamente para que se confesaran culpables de los atentados e integrantes de Los Zetas
Indicaron que a partir de confesiones obtenidas “bajo tortura”, y en medio de múltiples irregularidades fueron consignados, a pesar de que numerosos familiares y vecinos aseguran que se encontraban en Lázaro Cárdenas en el momento de los atentados.
Las esposas de los inculpados, acompañadas de abogados, detallaron que entre el 18 y 23 de septiembre de 2008, los tres hombres fueron torturados a fin de que memorizaran las declaraciones en las que aceptaban su responsabilidad en la explosión de granadas de aquel día.