El pasado 11 de noviembre, la alta comisionada de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, expresidenta de Chile, confirmó lo que miles de madres trabajadoras sabían, que las mujeres fueron las más perjudicadas por el confinamiento y la pandemia.
“Las mujeres y las niñas han absorbido mayoritariamente las necesidades de cuidados creadas por la pandemia, sacrificando sus empleos y su educación”, afirmó Bachelet durante su participación en el Foro Económico de la Mujer, celebrado en Ecuador.
Al respecto el director de ventas de Indeed México, Luis Vidrio, señala que la encuesta que realizaron reveló lo mismo que aseguró Bachelet.
“Este fenómeno ha tenido repercusiones en las tendencias de búsqueda de empleo, ya que, si en un punto varias madres de familia tuvieron que renunciar a sus empleos, actualmente, con los modelos híbridos tanto de educación de los hijos como de trabajo, también incrementa la búsqueda de reincorporarse al mercado laboral”, comenta.
Eva, madre de un bebé nacido durante la pandemia sabe lo complicado que es combinar la maternidad con ser una trabajadora competitiva.
Aunque ella ha trabajado durante años para una empresa basada en Estados Unidos, por lo que sus actividades siempre las ha desarrollado de manera remota, su vida laboral cambió desde que se embarazó debido a complicaciones médicas.
“Tuve que dejar mi puesto increíble de líder por el que trabajé años para ser asistente y trabajar menos. Con la pandemia, un bebé recién nacido, muchos problemas de salud y seguir trabajando al ritmo que siempre había llevado sin duda fueron un reto, que claramente no logré afrontar”, relata.
Eva también tiene que lidiar con la ausencia constante de su pareja y padre de su hijo, quien debido a su trabajo viaja cada tres semanas, además de laborar una jornada completa.
Un informe de OIT para la Organización de las Naciones Unidas (ONU) proyecta que para finales de este año, solo 43.2 por ciento de las mujeres en edad de trabajar tendrán un empleo, frente a la tasa de ocupación de los hombres, que será de 68.6 por ciento.
Ante este panorama, Eva manifiesta sentirse frustrada en el ámbito de la maternidad y en el profesional, pues incluso en su trabajo le asignan menos labores pues, según sus empleadores, “no rinde igual” que cuando no era madre.
“Me siento muy frustrada, siento que mi carrera profesional solo fue un ‘mientras tienes un bebé y dejas de lado todo’. En la empresa en la que estoy el bebé siempre es un problema, siempre me asignan menos cosas por él y debido a que lo cuido sola, pues no doy para más”, explica.
El mismo informe de la OIT revela que las madres y mujeres que trabajan tienen que aceptar salarios bajos, jornadas de trabajo prolongadas, escasas oportunidades de ascender, exposición a riesgos de salud y seguridad en el trabajo, vulnerabilidad a la violencia y acoso.