Anaya contra el mundo
Ricardo Anaya, dirigente nacional del Partido Acción Nacional, escaló el conflicto interno de su partido al grado de poner en riesgo la instalación del Congreso de la Unión.
En su búsqueda por ser candidato a la Presidencia de la República ha tenido que sortear a sus adversarios a costa de lo que sea.
El líder albiazul se juega no sólo la posibilidad de ser candidato en la sucesión presidencial de 2018, sino todo su futuro político pues el empecinamiento que ha mostrado está por echar a la borda el funcionamiento de la Cámara Baja.
Indigo Staff
Ricardo Anaya, dirigente nacional del Partido Acción Nacional, escaló el conflicto interno de su partido al grado de poner en riesgo la instalación del Congreso de la Unión.
En su búsqueda por ser candidato a la Presidencia de la República ha tenido que sortear a sus adversarios a costa de lo que sea.
El líder albiazul se juega no sólo la posibilidad de ser candidato en la sucesión presidencial de 2018, sino todo su futuro político pues el empecinamiento que ha mostrado está por echar a la borda el funcionamiento de la Cámara Baja.
Ahora sus adversarios no sólo se encuentran al exterior, como el PRI, que lo llama “canalla y traidor”; también dentro de su mismo partido las intrigas y reveses le han cobrado la factura, al grado de dejarlo solo contra el mundo.
Uno de los conflictos más fuertes ocurrió el jueves, cuando los panistas afines al expresidente Felipe Calderón dieron la espalda al “anayismo” en el Senado.
Durante la designación del presidente de la Mesa Directiva, el Grupo Parlamentario del PAN acordó, antes de la votación, proponer a las senadoras Laura Rojas y Adriana Dávila. Todo iba en calma, pero una jugada de última hora sorprendió a los fieles del presidente nacional del PAN al momento de votar.
La propuesta de las dos senadoras por parte del panismo fue vetada por el PRI, quien impulsó a Ernesto Cordero como el presidente del Senado y, aún con la mayoría de abstenciones blanquiazules, ganó con 77 votos a favor.
Ernesto Cordero, Javier Lozano, Jorge Lavalle, Salvador Vega, Octavio Pedroza y Roberto Gil Zuarth, fueron quienes acordaron separarse de la doctrina de Ricardo Anaya. Hoy son señalados como “traidores” por parte de sus compañeros: por no respetar el acuerdo y por haber negociado, en secreto, la jugada.
‘No al #FiscalCarnal’; la moneda de cambio
El viernes, en el marco de la primera sesión del Congreso General que daba inicio al Tercer Año legislativo, el PAN utilizó como bandera para la segunda batalla la no instalación de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, a cambio de la corrección del pase automático del procurador General a la titularidad de la Fiscalía General.
A través de un comunicado, la bancada de Acción Nacional informó que “seguiremos insistiendo, por todos los medios a nuestro alcance, en la necesidad urgente de impedir que el PRI y el gobierno consuman su intención por imponer un Fiscal General a modo por los próximos nueve años a fin de garantizar la impunidad transexenal”.
A la negativa de instalar la Mesa Directiva, se sumaron los partidos Movimiento Ciudadano, PRD y Morena, quienes en el pleno halaron la cuerda del lado panista. Al final, la Ley del Congreso concede que se vuelva a tener la discusión hasta el 5 de septiembre, cuando el posicionamiento debe establecerse; de lo contrario, el órgano legislativo quedaría inoperante.
Por el momento, la Mesa Directiva seguirá presidida por la también panista Guadalupe Murguía, y no por Jorge Carlos Ramírez Marín, quien ya había sido elegido para ocupar el cargo.
El priista César Camacho, en entrevista con el Canal del Congreso, afirmó que la postura del partido liderado por Anaya era irresponsable, ya que de quedar inoperante el Congreso, no se iniciarían las discusiones pendientes en materia de la Ley de seguridad interior, Ley de la desaparición forzada y el anteproyecto del Presupuesto de Egresos de la Federación 2018, que se estaría por discutir el 8 de septiembre.
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