Consulta, experimento de participación ciudadana
Aunque la consulta popular y la revocación de mandato ya están consagradas en la Constitución, aún deben enfrentar retos para consolidarse como un ejercicio democrático en el que la población se involucre
Carlos MontesinosLa consulta popular, si bien está contemplada en el plano legal para poder realizarse, enfrenta distintas problemáticas para convertirse en una realidad.
Cada una por su lado deberá sortear obstáculos comenzando por los votantes, dado que, de acuerdo con las reformas constitucionales, requieren de una participación popular mínima del 40 por ciento para ser vinculantes, de lo contrario perderían efectos.
En el caso de la consulta sobre expresidentes, que la Suprema Corte amplió a todos los “actores políticos del pasado”, el principal obstáculo es el presupuesto.
En abril, el Consejo General del INE suspendió hasta nuevo aviso la organización del ejercicio por no tener el financiamiento disponible, esto luego de que la Secretaría de Hacienda rechazó nuevamente dar recursos extras para este proceso.
El instituto encabezado por Lorenzo Córdova ya había planteado, incluso, algunas medidas para mitigar el gasto como instalar 104 mil 677 casillas en todo el país, en contraste con las 164 mil 550 que habrá el 6 de junio, además de reducir a la mitad el número de funcionarios de casilla y pedir a quienes participen como tal este domingo que regresen en agosto para evitar tener que hacer nuevas rondas de capacitación.
Además de esta problemática, el doctor Nicolás Loza pronostica que va a tener muy baja participación.
“Como quedó fraseada la pregunta, al no aparecer los nombres de los ‘grandes villanos’ del pasado inmediato, queda todo bastante interpretable, confuso o ambiguo para la mayoría de la gente. Porque podría hasta incluir a los responsables de la construcción de la Línea 12 del Metro. Sinceramente no creo que esa consulta movilice gente”.
En tanto que Hugo Garciamarín apunta al breve lapso de tiempo entre las elecciones y la consulta.
En cuanto a la revocación de mandato, esta presenta un problema para siquiera ser activada. Si bien, para la consulta sobre expresidentes, los ciudadanos recabaron más de 2.5 millones de firmas para solicitar el procedimiento, fue finalmente la petición de López Obrador la que fue atendida, tanto por el Legislativo como por el Judicial, y las firmas pasaron a un segundo plano. Para la revocación de mandato, este escenario no es posible.
Pese a que López Obrador ha insistido, prácticamente desde su primera campaña presidencial en 2006 que se someterá a la revocación de mandato, para que esto sea posible se debe hacer una petición ciudadana respaldada por un tres por ciento de la lista nominal electoral, a razón de dos millones 700 mil rúbricas considerando la lista que se usará en los comicios de este fin de semana.
Más allá de las complicaciones, Garciamarín considera que se va a lograr el ejercicio, primero, porque es una iniciativa que viene del presidente y la va a acompañar su partido y, segundo, porque la oposición también quiere.
“Es una forma de mantener esta polarización y también de plantear la posibilidad, incluso, de sacarlo. No creo que suceda, pero es algo que es importante. Sin duda creo que se va a recabar porque lo va a firmar no solamente los partidarios del presidente, sino también los que no están de su lado”.
Loza, por su parte, considera que este escenario dependerá en gran medida de la conformación de la nueva Cámara de Diputados.
“Si sale ese equilibrio relativo, yo creo que ninguna de las dos partes va a tener interés en promover la revocación. Si la llevaran a cabo, yo siento que habría una suerte de fatiga de urnas y votaciones”.
Lucha estatal en elecciones y consulta
Mientras el país siga asimilando los resultados de las elecciones y la consulta sobre expresidentes, así como se enfile al inicio del plazo para solicitar la revocación de mandato, seis estados darán el banderazo a sus propios procesos locales para elegir nuevos gobernadores. Lo que abonará aún más al clima político del país, dado que todas son entidades gobernadas por la oposición.
De las seis, Oaxaca e Hidalgo son gobernadas por el PRI. Durango y Quintana Roo por expriistas postulados por una alianza entre el PAN y el PRD. Mientras que Aguascalientes y Tamaulipas están bajo el mando de Acción Nacional. Esta última cobra particular importancia debido al conflicto del gobernador Francisco García Cabeza de Vaca, cuyo fuero y orden de aprehensión han desatado un conflicto con Morena, partido que incluso pide la desaparición de poderes en la entidad.
Caso aparte es el de Oaxaca, que en los procesos electorales de 2018 y ahora en los de 2021 se ha situado a la cabeza de la violencia política, acumulando 26 y 11 asesinatos de candidatos, dirigentes y funcionarios en las contiendas donde se renovaron sus presidencias municipales y la legislatura estatal respectivamente.
Por estas condiciones, Garciamarín pronostica que estas elecciones locales sean incluso más complicadas que las actuales a nivel federal.
El académico de la UNAM no descarta que, en caso de que Morena no tenga el resultado arrasador que en un inicio se esperaba, el partido oficial le quite la dirigencia a Mario Delgado. Esto al tomar en cuenta que, tras el 6 de junio, deberá comenzar a preparar las mencionadas contiendas estatales y, a mitad de estas, se podría enfrentar a la consulta de revocación de mandato de López Obrador.
A esto hay que sumar que, en los procesos previos al de este 2021, la oposición ha sacado resultados positivos.
En 2019, aunque Morena se hizo con la mayoría en el Congreso de Quintana Roo, el PAN sacó el mayor número de alcaldías de Aguascalientes y Durango, así como arrasó en el Congreso de Tamaulipas. En 2020, fue el PRI el que se llevó la mayoría de las presidencias municipales en Hidalgo.
Finalmente, la doctora Ivonne Acuña Murillo, académica del Departamento de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad Iberoamericana, resalta el peso que el propio presidente López Obrador tendrá en estos comicios.
“A partir de este domingo podemos hacer inferencias de qué va a pasar después. También hay que tomar en cuenta que el Presidente de la República, a pesar de todo, sigue con una muy alta popularidad, para muchos encuestadores superior al 60 por ciento”, señala, recordando que López Obrador es el principal atractivo para obtener votos.