La lucha por la dirigencia nacional del PAN ha tomado un nuevo sentido en las últimas horas, después de que los panistas antagonistas al grupo de Ricardo Anaya hayan redoblado su ofensiva en contra del excandidato presidencial y sus afines para frenar su intento de quedarse con el partido.
La chispa que encendió las nuevas hostilidades fue la designación de los coordinadores parlamentarios de las bancadas panistas en el Senado y la Cámara de Diputados y el ‘autonombramiento’ de Damián Zepeda como líder de los blanquiazules en la Cámara Alta.
Zepeda Vidales, quien asumirá el próximo 1 de septiembre como senador por la vía de representación proporcional, renunció el pasado fin de semana al cargo de presidente nacional, y acto seguido, su sustituto Marcelo Torres lo designó como coordinador de Acción Nacional en la Cámara Alta.
El movimiento calificado como ‘autodedazo’ fue severamente criticado por algunos de los panistas más reconocidos como el exdirigente nacional Gustavo Madero, el senador con licencia Roberto Gil Zuarth o los gobernadores, de Querétaro Francisco Domínguez, de Aguascalientes Martín Orzoco y de Chihuahua Javier Corral.
Madero, quien también aspiraba a ser el coordinador de los senadores panistas lamentó que se haya equivocado cuando apoyó a Ricardo Anaya Cortés después de ver los atropellos que ha cometido al interior del partido y que le han terminado dando la razón a sus detractores.
El gobernador de Chihuahua Javier Corral criticó a Zepeda y a sus afines por interponer sus intereses personales y de grupo por encima de todo, aún en un momento especialmente complicado para Acción Nacional, “Lo verdaderamente triste es la falta de comprensión del momento, la ausencia de aprecio por la institución que tanto apoyo le brindó”, apuntó.
Por su parte, Roberto Gil Zuarth fue enfático al señalar que el PAN ‘no merece lo que le están haciendo’, refiriéndose a Damián Zepeda y su grupo cercano, a quienes los acusa de poner la ambición y el interés personal por encima del bien común.
Apenas ayer, un grupo de ocho gobernadores panistas, junto con Roberto Gil Zuarth respaldaron la fórmula de Héctor Larios y de Rafael Moreno Valle como aspirantes a la Presidencia Nacional y la Secretaría General, respectivamente, en un intento por detener a los anayistas que van por una nueva imposición: la de Marko Cortés como dirigente nacional.
Los mandatarios que arroparon la candidatura fueron Francisco García Cabeza de Vaca de Tamaulipas; Francisco Domínguez de Querétaro; Carlos Joaquín de Quintana Roo; Martín Orozco de Aguascalientes; Antonio Gali de Puebla; Carlos Mendoza de Baja California Sur; José Rosas Aispuro de Durango; Antonio Echeverría de Nayarit; y el gobernador electo de Yucatán, Mauricio Vila.
Que el PAN vuelva a ser opción
Héctor Larios y Rafael Moreno Valle fueron claros al anunciar la candidatura: buscan renovar de fondo el PAN y evitar la imposición y el secuestro de Acción Nacional, debido a que el continuismo puede terminar con la vida del partido.
En su intervención, el exgobernador de Puebla insistió en la necesidad que tiene el panismo de dar resultados para recuperar el sitio que le corresponde como fuerza política, después de que su presencia quedó disminuida tras los últimos resultados electorales.
Asimismo, Moreno Valle recalcó que antes de que tomarán la determinación de presentar una fórmula para la dirigencia, buscaron el diálogo y un acuerdo de unidad con la actual dirigencia, sin embargo no hubo voluntad para poder llevar a buen puerto alguna negociación.
Con la mayoría de los mandatarios blanquiazules respaldándolos, la candidatura de Larios y Moreno Valle podría tener la fuerza suficiente para enfrentar a Marko Cortés, el candidato que estaría impulsando el grupo de Ricardo Anaya y Damián Zepeda para la dirigencia nacional.