México vive la calma antes de la tormenta. El país lleva 16 semanas al hilo con cifras descendientes en casos de contagios y fallecimientos de COVID-19 y el mapa de la República se ha pintado prácticamente por completo de verde a excepción de un estado.
Las actividades han retomado su curso de manera normal y las medidas de seguridad implementadas por el Gobierno federal cada vez son tomadas más a la ligera por la población, como el uso del tapabocas, la sana distancia y el lavado constante de manos.
Sin embargo, mientras en México una falsa sensación de seguridad y de victoria contra el virus SARS-CoV-2 invade a las autoridades responsables y a los ciudadanos ya vacunados, del otro lado del mundo, tanto en el continente europeo como en el africano, la cuarta ola del virus nacido en China, comienza a generar estragos otra vez, obligando a los gobiernos a retomar muchas de las restricciones de las que apenas se habían librado hace unos meses.
El ejemplo más claro son las medidas que el viernes pasa- do todos los países de la Unión Europea se vieron obligados a implementar para suspender los vuelos a siete países del sur de África debido a la nueva variante del virus llamada Ómicron o también B.1.1.529, la cual es considerada como la más peligrosa registrada hasta el momento.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), advirtió que la variante identificada por primera vez en Sudáfrica podría conllevar un “mayor riesgo de reinfección”, por lo que la calificó de preocupante, ya que “presenta un gran número de mutaciones”.
Por su parte, el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades dijo que la nueva mutación probablemente esté “asociada a una transmisibilidad muy alta y a un escape inmunológico significativo”, lo que quiere decir que existe la posibilidad de que las vacunas utilizadas hasta el momento sean poco eficaces contra esta cepa.
Aprender del pasado
Frente a esta situación, la doctora María del Sol Alamilla de la Universidad la Salle, comenta en entrevista con Reporte Índigo, que la cuarta ola que se está viendo en el Viejo Continente debe ser tomada muy en serio.
“Cuando la pandemia comenzó en el 2020 y luego aparecieron la segunda y tercera ola el comportamiento del virus fue el mismo, inició en Europa y a las pocas semanas en América se estaban replicando las mismas condiciones.
“No podemos bajar la guardia a pesar de que gran parte de la población ya está vacunada, debemos mantenernos estrictos con las medidas de cuidado básicas que al final del día son las que más ayudan a impedir que el virus se propague, sin importar su tipo. La crisis sanitaria no ha terminado y está lejos de que eso suceda y es importante que la gente lo entienda”, dice la experta en materia de salud.
Esta postura concuerda con la última advertencia realizada al gobierno mexicano por la Organización Panamericana de la Salud, la cual aseguró que “no hay lugar para la complacencia en lo que respecta a la respuesta y atención a la pandemia”.
A través de un comunicado fechado el 24 de noviembre de 2021, la directora de la OPS, Carissa F. Etienne, informó que la tranquilidad respecto al COVID-19 en las Américas pende de un hilo, pues en las últimas dos semanas, el número de casos en la región aumentó un 23 por ciento, cifra que contrasta con las semanas anteriores en las que la calma reinaba.
“Durante toda la pandemia, Europa ha funcionado como una ventana que permitía a la Región de las Américas mirar al futuro. Las tendencias observadas en Europa nos avisan lo que está por venir, y nuestra región debe tomarlo como una llamada de atención.
“Cada vez que bajamos la guardia, el virus cobra impulso y amenaza los logros conseguidos con esfuerzo. Ahora que se acerca la temporada festiva de final de año, vacúnense, limítense a reuniones pequeñas y recuerden usar mascarilla y respetar el distanciamiento físico, sobre todo en interiores”, insiste Etienne.
Datos de la Organización Mundial de la Salud revelan que ya se están observando tendencias al alza en todo el continente americano, particularmente en Estados Unidos y Canadá, mientras que al Sur, casi todos los países están notificando un aumento de la incidencia. También se están reportando altas tasas de infección en el Caribe. Centroamérica es la única región donde ha disminuido el número de casos nuevos.
Conscientes del riesgo
A pesar del desfavorable panorama mundial provocado por la pandemia de COVID-19, las autoridades mexicanas poco han hecho al respecto para evitar los posibles nuevos brotes en el país, incluso dando pie a eventos masivos como la celebración del Día de Muertos o la Fórmula 1.
Debido a estas actividades, donde se comprobó que los protocolos sanitarios fueron prácticamente ignorados por los asistentes, la OPS advirtió que la llegada de la cuarta ola a México sería casi inminente.
Al respecto, Hugo López-Gatell, subsecretario de salud, aseguró estar consciente del riesgo, pero no mencionó ninguna medida extra de prevención más allá de las ya establecidas, simplemente pidió tener especial atención por la época de frío que se avecina.
“En la medida de que en cualquier parte del mundo esté activa la epidemia de COVID-19, cualquier país puede tenerla y en todo momento hay que tener la mente clara que puede haber no solo cuartas, quintas, sextas o séptimas olas.
“Teóricamente podría ser que la temporada de frío aumente la probabilidad de un repunte, no solo de COVID, sino de cualquier enfermedad respiratoria, ya que cuando hay temperaturas bajas, las gotas y aerosoles que viajan a través del aire quedan suspendidos y permanecen más tiempo en el ambiente”.